Eterno Retorno

Tuesday, August 22, 2017

De acuerdo a la Real Academia de la Lengua Tijuanense, la palabra línea es una expresión tripartita. Cuando un habitante de Tijuana se refiere a la línea puede estar hablando de una fila, una zona de la ciudad o un límite fronterizo. La primera expresión - un anglicismo adaptado- es la más común de todas y se refiere a al número de carros o personas que aguardan cruzar a los Estados Unidos y al tiempo estimado de espera (¿cuántas horas hiciste de línea? ¿Cómo está la línea en Otay?) La segunda expresión tiene que ver con un área urbana y aunque ni Catastro ni en la dirección de nomenclaturas hay registrada una colonia que se llame así, todo tijuanense sabe a qué nos referimos si decimos que “hay una casa de cambio o un negocio por el rumbo de la línea”, es decir, en los alrededores de la Garita de San Ysidro. La tercera expresión tiene que ver con la franja fronteriza que divide a México y a Estados Unidos (ya crucé la línea o vivo a medio kilómetro de la línea). No hay una estadística que así lo avale, pero línea debe ser una de las palabras más pronunciadas por un tijuanense en su vida cotidiana. Cruzar la frontera es para nosotros un ritual de vida diaria y como tal tiene sus cábalas y sus reglas no escritas que sólo los expertos pueden anticipar, si bien la línea, como casi todas las mujeres, es simplemente impredecible y acostumbra dar no pocas sorpresas. Aunque casi toda variable es posible, lo común es que un lunes en la mañana la línea sea por definición larga, pues además de estudiantes y trabajadores para quienes cruzar es liturgia de vida diaria, tenemos a los turistas dominicales o a los que son tijuanenses el fin de semana pero se vuelven sandieguinos con la llegada del lunes.