Eterno Retorno

Sunday, September 04, 2016

Hace algunos días, compartí en redes sociales la invitación a la presentación de Vientos de Santa Ana en el Cecut y me dio muchísimo gusto recibir un comentario de Regina Swain: “Te acompaño de todo corazón, Daniel. Algún día me tocará estar en persona”, me escribió el 30 de agosto a las 3:25. Y claro, en ese momento pensé en la absoluta factibilidad de ese “algún día”, pues la aleatoriedad sin duda sería generosa en oportunidades y en el futuro habría nuevos libros para compartir, sin imaginar que 48 horas después Regina se iría de este mundo. La noticia irrumpió cuando hacíamos fila frente a la garita de San Ysidro y en ese momento simplemente no pude dimensionarlo. Nunca conocí a Regina personalmente, pero obviamente he leído su obra y desde hace algunos años manteníamos contacto más o menos frecuente por este medio. De una u otra forma había demasiadas coincidencias. Nacida en Monterrey y emigrada a Baja California como yo, entregada a la literatura, aunque ella de forma precoz y yo de forma tardía. Ganó el Premio Gilberto Owen 22 años antes que yo, cuando era una jovencita con prisa por comerse el mundo. Vaya, antes de cumplir treinta Regina era ya un punto de referencia en la narrativa regional. Algo pasa en la agonía de este verano. Hoy por la mañana charlé largo y tendido con mi amigo Manuel Rosales. Cuando al final de la entrevista me preguntó si tenía algo que agregar, lo último que le dije fue que la Muerte camina siempre a nuestro lado y suele estar más cerca de lo que parece. Por ello lo mejor es tomarla como consejera. Después de todo es la única compañera omnipresente. En ese momento ignoraba que Regina había muerto. No lo sé, pero el adiós de Regina y Nacho Padilla me ha dejado la cabeza sembrada por mil y un fantasmas. Después de todo eran personas que hacían lo mismo que yo con quienes por obvias razones me sentía identificado. Las señales del otoño por venir irrumpen con más de un presagio o acaso un mensaje: vive ahora, escribe ahora, ama ahora. La vida no piensa esperar.