Eterno Retorno

Sunday, February 08, 2015

Por supuesto a ti no te corresponde aclarar quién eres, si es que eso tiene alguna mínima importancia a bordo de este autobús de la compañía Norte de Sonora que llevará tu descomunal humanidad a través del desierto, desde Mexicali hasta Hermosillo. Te esperan 695 kilómetros y aproximadamente diez horas de viaje. De tripas corazón hay que hacer. Esto es punk rock, piensas apelando a la dosis de rudo romanticismo con que intentas conjurar las malquerencias e hijoeputeces de esta vida tuya. El rock es eso: carretera, aventura, incomodidad. “Solo 16, sin dinero, sin suerte”, has cantado mil y un veces alrededor el mundo. Lo cantaste hace unas horas en Mexicali y lo volverás a cantar en Hermosillo, si es que este autobús no vuelca en el desierto y si no eres acribillado por los sicarios del cártel. “Corriendo salvajemente, corriendo libre, una cárcel en Los Ángeles, whisky y putas”. ¿No es ese el himno de tu vida? Correr libre a los cincuenta y tantos años, sin dinero, con asma, una pierna rota y una gordura de hipopótamo. El rock es para tipos rudos, has espetado una y otra vez, pero lo que te espera raya en la tortura. La ecuación matemática sigue sin resolverse ¿Cómo carajos vas a meter tus 120 kilos en ese espacio? Y no solo es meter los 120 kilos, suponiendo que lo logres, sino aguantar las diez horas ahí, ensardinado con tu pierna jodida que no acaba de recuperarse y antes de la mitad del viaje estará entumida y gangrenada. Sentarte es un vía crucis y levantarte será aún peor, pero intuyes que la meadera no va a perdonarte. ¿Cuántas veces tendrás que ir al baño en las siguientes diez horas? Sí, a veces sería bueno tener un pañal extra grande, un pañalote como carpa de circo capaz de absorber toda la mierda mientras tú duermes como hace años no has dormido. Lo deseable hubiera sido poder tomar algo fuerte para dormir o por lo menos traer contigo un gallito de mota para conjurar el vía crucis, pero los músicos mexicanos te han advertido del peligro. Tendrás que pasar una aduana al entrar al estado de Sonora y la carretera está atiborrada de retenes militares donde los soldados suben en plan de sabueso a los camiones. El narco infesta estos rumbos y lo mejor es viajar limpio, te dicen, pero nadie te ha revelado el secreto para soportar diez horas aquí metido.