Eterno Retorno

Saturday, June 08, 2013

¿Quién se ha encargado de joder al mundo? ¿Es la puta rapiña de las compañías multinacionales? ¿O son los americanos y su política? Arno tiene frente a sus ojos un desfile de culpables. Los malditos culpables de que su pequeña tienda de discos e instrumentos musicales haya cerrado ahogada en deudas. Los que lo han condenado a tener que vivir de la caridad de sus amigos, durmiendo en casas distintas cada noche. Los que le impiden reunir 30 euros para enviarle a México a su pequeña hija Morgana. Los que han generado que la artesanía producida por sus manos sea desplazada por el producto chino de contrabando. Todo empezó cuando los políticos salieron con sus pendejadas de la moneda común. Cuando condenaron al trabajador italiano a convertirse en un esclavo de los bancos y las hipotecarias. Cuando las sociedades anónimas usurparon la propiedad del culo de cada ciudadano. El futbol es la más acabada representación de esa peste. Qué es el futbol sino el moderno mercado de esclavos. Los esclavos de la cancha, vendidos, comprados y desechados como mercancía barata y los esclavos de la tribuna, exprimidos como limones viejos. Una puta nación de esclavos. Esclavos de la televisión que controla Berlusconi. Esclavos de las aspiraciones pequeñoburguesas. Esclavos de las tarjetas de crédito y las deudas hipotecarias. La nación de Espartaco, piensa Arno, sigue siendo dos mil años después, una nación de esclavos. Pero aunque esté contaminada por pesticidas, la semilla de la rebelión puede siempre germinar. La rebelión de los sometidos, el grito de guerra de los modernos espartacos a los que el capitalismo trata de hacer ver como el non plus ultra de lo ridículo y lo trasnochado. Por eso hay tanta dignidad en la bandera del Livorno. Porque debajo de esa camiseta roja laten corazones que aun no se ahogan en el océano de mierda donde yace la nación.

Wednesday, June 05, 2013

XXXI FERIA DEL LIBRO AL CECUT

Por razones de mi oficio, he tenido la oportunidad de recorrer en los últimos años varias ferias librescas a lo largo y ancho del país. He visitado ferias que se celebran en modernos centros de convenciones con una logística de primer mundo. Ferias pequeñas, como las de Chihuahua y Los Mochis, que tienen como sede la plaza pública del municipio. Ferias, como la del Palacio de Minería, que optan por un recinto que derrocha tradición e historia, aunque su organización sea un caos. Finalmente he visitado ferias, como las de Hermosillo y Tijuana, que optan (u optaban) por ubicarse en el estacionamiento del centro comercial más concurrido de la ciudad. La mejor noticia que nos trae la XXXI Feria del Libro de Tijuana, es su mudanza al Cecut, una medida sin duda acertada. El Centro Cultural Tijuana debería ser la sede natural e indiscutible de una feria madura como la nuestra. Ya fue su sede hace muchos años cuando la feria era aun más pequeña y cabía entera en la Bola. Después la feria se volvió gitana y anduvo vagando de Palacio Municipal a la Avenida Revolución, para acabar en los últimos años en el estacionamiento de Plaza Río, hasta que en este 2013 vuelve por fin al Cecut. La verdad es que si tenemos el mejor centro cultural de todo el Noroeste, no hay razones para que la gran fiesta de los libros busque acomodarse en el estacionamiento de una plaza comercial. La de Tijuana es una feria longeva que supera en antigüedad a la mismísima FIL de Guadalajara o a la de Monterrey. Destacable es que contra viento y marea se ha mantenido, en gran parte por el esfuerzo de quijotes del libro como Alfonso López, pero por desgracia es una feria que no ha crecido al nivel que la región le permitiría. Cierto, está muy por encima de todas las ferias del Noroeste, pero creo que la dinámica cultural de la ciudad y su ubicación geográfica da para mucho más, al menos en lo que se refiere al nivel de los escritores participantes y la variedad de títulos que se pueden encontrar. Vaya, con toda franqueza pienso que no es un sueño guajiro pensar que nuestra feria estuviera por lo menos al nivel de la de Monterrey. El derroche de optimismo nunca ha sido mi fuerte, pero en esta ocasión tengo fundados motivos para pensar que la XXXI edición puede marcar un parte aguas en la historia de la feria. Por primera vez hubo un Consejo Literario externo, absolutamente diverso en su integración, que hizo propuestas concretas de libros y escritores, además de valorar candidatos y sugerencias para presentaciones. El programa artístico y literario es variado y tiene exponentes para todos los gustos. Mención aparte el que nos visite una escritora de la estatura intelectual y la trayectoria de Margo Glantz, además de lo acertado que me parece el que se hayan incluido mesas redondas y paneles dentro del programa. Enhorabuena por la fiesta de los libros y a disfrutarla.

Sunday, June 02, 2013

De vez en cuando gana algún dinero en trabajos temporales que nunca imaginó desempeñar. Gaulterio a menudo cierra los puños y le pega a las paredes. Les pega duro, hasta que los nudillos le sangran y sólo entonces siente algo parecido a un alivio. La vida no le sonríe, pero antes al menos le hacía de vez en cuando un cariño. Hoy la vida es hostilidad pura: un puño cerrado; un escupitajo en la cara; un bolsillo siempre vacío. El mundo entero se está yendo por el resumidero y Gaulterio está harto de no hacer nada. ¿Y qué carajos puede hacer? ¿Emigrar? ¿Levantarse en armas? ¿Matar a alguna basura humana y asegurar un sitio en el calabozo? ¿Matarse? ¿Qué mierdas se supone que debe hacer? Por ahora no hace nada más que esperar. Esperar a que algún viejo colega le invite una cerveza en un bar para putear al mundo entero desde la barra. Esperar que los días de entresemana corran veloces. Y esperar, con toda su alma, el momento en que por dos horas ocupa su sitio en el mundo:

Lo dice Eugenides

...sin duda hay momentos en los cuales él se da cuenta de que la literatura es un tipo de misticismo. Hay un gran placer y un gran sentido que viene simplemente del acto de escribir. No en el libro o en la publicación. Hay algo en el acto, el intento de entrar en la esencia de las cosas, que te abre a la vida, y a otras personas. Es lo más cerca que llegan muchos escritores a una experiencia religiosa. Por allí sólo llegarás a tener eso muy pocas veces en tu vida y por períodos breves, pero no es diferente de esos momentos de satori o nirvana acerca del cual hablan los místicos. Creo que los escritores siempre están esperando que eso suceda. Y de otra manera más bien práctica, escribir es lo que me ha organizado la vida. Si no tuviera eso estaría fuera de control. Es como una disciplina y –a falta de un sentido religioso– es la única forma que he encontrado para organizar mi vida diaria. Tanto para orientarme hacia el intento de pensar en otras personas como también para salir de mi propio ego, de salir de mi propia cárcel del ser. ...