Eterno Retorno

Sunday, September 22, 2013

Con un sinfín de documentales, películas, libros y reportajes narrativos, las muertas de Juárez se convirtieron en un cliché internacional del que todo mundo ha hablado sin que las condiciones de seguridad de las mujeres juarenses mejoren en nada. De un día para otro, a finales de los 90 era común ver en las calles de Juárez equipos de producción integrados por camarógrafos y reporteros güeritos que realizaban unas cuantas entrevistas afuera de las maquiladoras, paseaban por calles sin pavimentar de Lomas de Poleo, hacían tomas de las cruces de madera, recorrían la eterna noche juarense y listo: con cuatro o cinco días en la ciudad tenían su documental terminado. Lo exponían en un festival alternativo, se rasgaban las vestiduras hablando del sólido compromiso social de su trabajo, del infierno vivido por las mujeres juarenses, de la indiferencia de las autoridades, del horror sin límites de ese tercer mundo tan siniestro y surrealista. Después ganaban por ahí algún premiecito internacional, festejaban, se emborrachaban, salían en alguna revista y a otra cosa mariposa. Tampoco han faltado los escritores chilangos made in La Condesa que desean sumergirse en el infierno juarense para dar realismo fronterizo a su novela de microondas. Durante algún tiempo yo mismo me emplee como guía de hacedores de documentales sobre las muertas. Ser reportero policíaco y ser bilingüe son condiciones idóneas para desempeñar esa bien remunerada labor, que además es bastante facilita. Los equipos de producción suelen hospedarse en hoteles no precisamente precarios o de plano se quedan a dormir en El Paso para mayor seguridad. La ruta de los turistas del feminicidio no suele variar mucho. Antes de hablar con ellos, ya sé qué tomas van a querer hacer y qué tipo de entrevistas les interesan. Suelen pagar bien. Con tres o cuatro días como guía de turistas, me he embolsado más de lo que gano en un mes en el periódico. Cuando la matazón a gran escala se desató en Juárez y en todo el país, el tema de las muertas fue perdiendo vigencia. Había tantos asesinatos en la ciudad, que el feminicidio acabó diluido en el ciclón de sangre que afectaba a todos los habitantes de la que en 2010 era ya considerada la ciudad más violenta del mundo.