Eterno Retorno

Thursday, February 28, 2013

28 de febrero de 1525. Martes de Carnaval. Taxaha, selva de Campeche. De la rama de una Ceiba, árbol sagrado de los mayas, cuelga el cuerpo de Cuauhtémoc, el último emperador mexica, quien viajaba como rehén en la expedición de Cortés a las Hibueras. La sospecha de una conspiración llevó a Don Hernando a tomar la decisión y ordenar la ejecución sumaria. Pienso que Cuauhtémoc se debió dar muerte a sí mismo cuatro años antes, cuando fue capturado en una barca en el Lago de Texcoco o acaso Cortés le debió tomar la palabra cuando el derrotado emperador le pidió “toma ese puñal y mátame con él”. Después del 13 de agosto de 1521 lo que siguió para Cuauhtémoc fue tormento, cautiverio y humillación. Estas fueron, según las crónicas, sus últimas palabras dirigidas a Cortés: "O capitán Malinche, días ha que yo tenía entendido, é había conocido tus falsas palabras: que esta muerte me habías de dar, pues yo no me la dí, cuando te entregaste en mi ciudad de Méjico; ¿por qué me matas sin justicia?”