Eterno Retorno

Tuesday, June 14, 2011


A la orilla del mercado (Santiago Tianguistenco)

En náhuatl Tianguistenco significa a la orilla del mercado y es cuestión de dar rienda suelta a la mente y subirnos a la máquina del tiempo para imaginar un mercado mexica rebosante de color, inundado por el perpetuo escándalo de las aves en sinfonía con los gritos de los vendedores. Mazorcas, chichicuilotes, perros xoloitzcuintles, tzentzontles, chiles de mil colores ardiendo en comales y sobre todo gritería, harta gritería, todo ello bajo la vigilancia de la eterna cabeza blanca del Nevado de Toluca. Sin duda alguien como el maestro León Portilla podrá corregirnos, pero por pura deducción etimológica, podemos intuir que ese lugar no era precisamente un centro ceremonial, sino un sitio para el comercio. El de Tianguistenco era el mercado más importante del Valle de México después del de Tlatelolco y a la fecha los puesteros siguen poniendo el color en el pueblo cuando se instalan cada martes. En el nombre de Santiago Tianguistenco de Galeana, como en tantos pueblos de México, conviven tres edades de su historia: prehispánico, virreinato e insurgencia. Obvia decir que Tianguistenco es la denominación original y sin duda la más antigua. Pero los conquistadores, devotos de Santiago de Compostela, esparcieron el nombre del apóstol en cuanta tierra colonizaban. Tres siglos después se agregaría un apellido más, el del insurgente Hermenegildo Galeana, lugarteniente de Morelos. La etimología de Tianguistenco resultó la más exacta para definir el rol que jugaría el hijo más ilustre de ese pueblo, un hombre que vivió a la orilla del mercado y la política, en la difusa y acaso imperceptible frontera que separa ambos mundos. A la orilla del mercado, al filo de la navaja entre el cargo público y el negocio particular, sacando provecho de ambos. Lo que definitivamente no coincide es el segundo apellido, el “de Galeana” y no es nada contra el combativo insurgente de Tecpan, pero a estas alturas sería más coherente que el municipio se llamara Santiago Tianguistenco de Hank González. Si hacemos una encuesta entre los habitantes del pueblo, podemos apostar doble contra sencillo a que la figura del Profesor les resulta más familiar que la de don Hermenegildo. Tal vez la efeméride más significativa para Santiago Tianguistenco sea el natalicio de Carlos Hank González en 1927, el hombre que se encargaría de inmortalizar al pueblo en el mapa.
Aunque su historia, fisonomía y vocación no tienen nada que ver, Santiago Tianguistenco y Tijuana son ciudades hermanas. Cierto, los separan más de 3 mil kilómetros y mucho más de cinco siglos. Tianguistenco es un anciano pueblo que va visto desfilar la historia frente a su mercado. Tijuana en cambio es una urbe adolescente, casi puberta, que con sus dos millones de habitantes, sus miles de migrantes y su multitud de televisores que le fabrica cada año al planeta entero, es una niña frente al poblado mexiquense, cuya población quintuplica.
Tijuana y Tianguistenco se hermanaron el 29 de agosto de 2006. El presidente municipal de Santiago era Alfredo Rodríguez Castro. El de Tijuana, obvia decirlo, era Jorge Hank Rhon.
Aparentemente no hay nada en común entre estos dos hermanos de fisonomía contrastante, pero hay algo que los une y los ha convertido en carnales de sangre: Santiago Tianguistenco de Galeana y Tijuana son los dos santuarios universales del hankismo. Si el hankismo fuera algún día elevado al nivel de culto (y tomando en cuenta la pleitesía y enajenación que muestran algunos allegados, se puede decir que ya es en los hechos una religión) los devotos de dicho credo deberían rezar mirando en dos direcciones: hacia Tijuana y hacia Tianguistenco.