Eterno Retorno

Sunday, April 03, 2011


De pipa y guante viste La Catrina y su rostro, en perpetua risotada, brilla ante el Sol desparramado sobre el Sueño de una Tarde de Domingo en La Alameda. La acompaña Frida, comadre y confidente de amorío y borrachera. La acompaña también Lupe Posada, con cara de padrino y mentor. Junto a ellos el siempre hierático Juárez y Panchito Madero, agitando su sombrero al aire, mientras Don Porfirio, patriarcal y angélico, los contempla desde el purgatorio de los dictadores eternos. Paraguas en mano, un infantil Diego Rivera con muchos kilos menos, sonríe a su creación cual deidad caprichosa, satisfecho de ser amo y señor de los 400 personajes de su mural. Para narrarle al mundo entero sus pasionales efemérides de sangre, plomo y traiciones, México pinta su historia en los muros y los caudillos viven su fiesta de inmortalidad hermanados con el ladrillo de las torres y edificios, mientras el crepúsculo cae sobre cinco siglos, marcados como tatuaje en el rostro de un pueblo y La Alameda se embriaga de nostalgia y deseos. DSB