Eterno Retorno

Monday, January 03, 2011




Oscuridades de enero. La primera lluvia del 2011 llega con el atardecer. Helada, terca y chingaquedito. Más invernal que el invierno. Luces encendidas a las cinco de la tarde. Enero con su rostro de cruz, con su cuerpo de colina cuesta arriba, de eterno desmañanado. ¿Ha empezado la década ahora? Según yo había empezado con el 2010, pero hay criterios cronológicos que nunca entenderé del todo. Enero pesa. Es de piedra mojada y caricia fría. Enero está aquí, con sus forzados renacimientos a cuestas, con sus promesas de enmienda y austeridad, con esa actitud tan de culpable resaca. Por ahora sólo pido a la deidad que quiera escucharme, que Iker, siempre tan sano y cargado de buenas defensas, no se me vaya enfermar con esta mierda de clima. Al final de cuentas, reparas en que la vida es esencialmente sencilla y dentro mis deseos y propósitos todo se reduce a uno, y es que nuestro hijo esté sano y contento. Lo demás viene por añadidura. Por lo pronto, un a dosis de primavera empieza a urgirme en este momento.

Como no queriendo mucho la cosa este blog cumplió ocho años de mantenerse ininterrumpidamente en la red. Nació en diciembre de 2002 y desde entonces a la fecha no he parado de tundir teclas y desparramar desvaríos a diestra y siniestra. Ocho años parecen ser un abismo infranqueable en el mundo de la tecnología. Hace ocho años los blogs aún no habían saltado al mundo de lo políticamente correcto y a las vacas sagradas de páginas y cementerios editoriales de grandes diarios les faltaba algún tiempo para descubrirlos. Hay quien dice que los blogs ya pasaron. Su ascenso y caída fueron meteóricos. Hoy, en un mundo de twitteros compulsivos y personajes que viven por y para su facebook, los blogs parecen formar parte de lo ancestral. Hay quienes me han dicho que esto es anacrónico, que ya no tiene sentido, que “los blogs pasaron de moda”. Vivieron su fiebre primaveral de dulce anarquismo allá por el 2003 y 2004 y luego pasaron a dormir el sueño de los nostálgicos.

La vieja guardia bloguera simplemente naufragó o murió de aburrimiento. Aquellos blogs incendiarios que desataban feroces polémicas se fueron a dormir. Para algunos, la existencia de facebooks y similares acabó de sepultar a la blogósfera y mantener en pie un blog que nadie lee en pleno 2011 no tiene sentido alguno. Lo que tal vez ignoran, es que yo nunca he sido un tipo a la moda. Eterno Retorno puede no tener un solo lector y eso es algo que no me afecta. Si tiene cero lectores o tiene uno o tiene dos, es un asunto del que no voy a enterarme. No tengo ni he tenido nunca un contador y salvo por un breve periodo, he carecido de sección de comentarios. Este es y ha sido siempre un blog autista que no requiere de aplausos para existir y por eso mismo, seguirá existiendo enfrascado en su monólogo interno.

Tengo un facebook, por supuesto, pero eso nada tiene que ver con el blog. El facebook es un simple álbum de familia que tiene una finalidad específica y una razón de ser práctica, que es compartir con familiares y amigos fotografías de nuestro hijo, si bien en últimas fechas me ha sido muy útil para promover actividades relacionadas con mi libro.

El blog en cambio no tiene finalidad específica ni razón de ser. Existe porque sí, por la misma razón por la que desde 1984 empecé a escribir un diario con una caligrafía incomprensible que nadie nunca leería. ¿Por qué lo escribía? Por las mismas razones que te tomas una copa de vino. Porque te gusta y sientes necesidad de ello. Por eso escribo este blog y por eso lo voy a seguir escribiendo mientras tenga ganas y sienta la necesidad de hacerlo.

Por cierto, en ocho años jamás he borrado ni un punto ni una coma de este blog. Todo lo que he desparramado aquí se mantiene tal como fue escrito, con todo y sus errores y sus fatales consecuencias. He escrito algunas cosas que hoy considero erróneas y de las que podría arrepentirme. He publicado afirmaciones contundentes y extremas sobre cosas que nunca haría y que al final acabé haciendo. Suponiendo que un improbable lector tuviera la paciencia, la ociosidad y las suficientes ganas de joder para sumergirse en los archivos de Eterno Retorno, podría echarme en cara una que otra frase muerde- lengua y a mí no me restaría más que admitirlo con toda franqueza y humildad con mi lengua partida en dos. No por eso voy a borrarlas o editarlas. El camino de la existencia es así. En su momento creí y pensé algunas cosas que a fuerza de lecciones de vida eché por tierra. En cualquier caso, son las menos. Básicamente, sigo siendo el mismo tipo y no tengo demasiados desacuerdos con aquel ocioso que empezó un blog en una tarde de invierno.