Eterno Retorno

Saturday, May 29, 2010


Gracias a Carlos Torres por tomar en cuenta este añejo anhelo


Este es uno de los programas con los que desde hace años he soñado y que algún día, desde la trinchera que sea, quisiera poner en marcha. Te lo comparto. Por causa de mi añeja e incurable adicción a los libros, soy un visitante asiduo de nuestra biblioteca Benito Juárez y he sido un testigo cercano de su decadencia. En muchas ciudades del mundo, desde grandes metrópolis a humildes provincias, la biblioteca pública ocupa un lugar central en la vida cultural y social de la comunidad. Podría referirme a bibliotecas macrocefálicas como las que he visitado en Buenos Aires, Madrid o Boston, pero quiero referirme a una biblioteca con la que establecí una relación muy especial a lo largo de medio año. De junio a diciembre de 1996 viví en el pequeño pueblito de Groton, Massachussets. Una típica aldea en el corazón de Nueva Inglaterra fundada en 1655 (antigüedad considerable tratándose de Estados Unidos) Actualmente Groton tiene 9 mil 547 habitantes y su biblioteca pública es infinitamente superior a la de Tijuana. Vaya, es una biblioteca que ocupa un lugar importantísimo en la vida de la comunidad. La biblioteca de Groton tiene muchísimos libros, cierto, pero también tiene una filmoteca envidiable con títulos realmente atípicos. La biblioteca tiene un cine-club, organiza periódicamente lecturas, recitales, veladas, conferencias. Es un lugar con espacio para tomar café, para estudiar o trabajar con computadoras disponibles. Esta es la historia de una biblioteca entre miles, la biblioteca de un pueblito mucho más pequeño que Tecate, que es un centro de gravitación en la vida de su comunidad. Yo soñaría con tener en Tijuana bibliotecas que sean algo más que cementerios de libros donde se obligue a guardar silencio. Las bibliotecas no pueden ser espacios muertos. Las bibliotecas tienen que ser espacios vivos. Aquí va la propuesta.

Bibliotecas Vivas

Una Biblioteca pública debe ser un espacio vivo, un lugar donde fluya la actividad, la convivencia, el intercambio. Por desgracia, nuestras bibliotecas municipales son cementerios. Tienen todo menos vida.
En casi todas las ciudades del mundo, las bibliotecas públicas son administradas por los gobiernos municipales. Tijuana no es la excepción, pero aquí, por desgracia, hemos desperdiciado y tirado a la basura la posibilidad de hacer de nuestras bibliotecas un espacio donde fluya la creatividad, el aprendizaje y, por qué no, también el juego y la sana diversión.
Nuestra biblioteca central es la Benito Juárez y por desgracia, no es un lugar donde se respire vida. Eso tiene una explicación: En el orden de prioridades del Gobierno Municipal, las bibliotecas han ocupado históricamente los últimos peldaños, conformándose, en el mejor de los casos, con las sobras presupuestales. De las bibliotecas en las delegaciones mejor ni hablar. Su condición es lamentable. Entrar ahí contagia desolación. La Biblioteca Benito Juárez está a unos metros de Palacio y no recuerdo un solo presidente municipal que la haya ido a visitar.

Tristemente, aquí las bibliotecas son simples espacios para almacenar libros viejos, casi todos rescatados de sótanos, ejemplares de desecho, en mal estado. Hay en la Biblioteca Benito Juárez algunos ejemplares valiosos, realmente atípicos, de editoriales raras o desaparecidas, pero hay también muchísimos libros de texto obsoletos y en pésimo estado. Yo se que la gente que trabaja en bibliotecas hace magia con las migajas presupuestales que les dan y tratan de inyectar algo de vida a estos espacios, pero el olvido al que han sido relegadas es palpable.
Yo imagino una Biblioteca Benito Juárez y unas bibliotecas delegacionales (piensen tan solo en la triste biblioteca de Lomas Taurinas) donde no solo haya una enorme diversidad en lo que a libros se refiere, sino que cuenten con una buena cantidad de computadoras disponibles, con una filmoteca donde se organicen cine-clubs, lecturas, charlas, exposiciones, talleres diversos. Un lugar en donde los niños puedan acudir después de la escuela a hacer sus tareas y al mismo tiempo desarrollar actividades. Una biblioteca que cierra sus puertas con horario burocrático y no está disponible en la tarde, es una biblioteca que difícilmente será visitada por niños y adolescentes. Una biblioteca pública puede perfectamente llevar a cabo actividades como las del Club de Niños y Niños convirtiéndose en un complemento de la escuela, en una alternativa para pasar las tardes.

¿Se necesita mucho presupuesto? No. La palabra clava es donativos. Se puede equipar perfectamente una biblioteca sin gastar un peso. Ahí está el programa de reciclaje de computadoras con las que se puede equipar estos espacios con aparatos seminuevos. Se puede llegar a convenios con las editoriales para que cedan ejemplares de todos los nuevos libros que publican y así mantener a la biblioteca como un espacio donde encuentres las últimas novedades literarias. A las mismas editoriales les conviene. Poder hacer de la biblioteca un espacio de presentación de libros nuevos o películas que no han llegado al cine, o foros de discusión. Un espacio donde haya círculos de lectura de cuentos infantiles, pequeñas representaciones, exposición de cortometrajes, manga, dibujos, arte instalación. Esas son las bibliotecas que quiero ver en Tijuana.


BIBILOTECAS VIVAS. ACCIONES A TOMAR


Hacer de las Bibliotecas un espacio vivo e interactivo con actividades permanentes de tipo educativo y cultural. La Biblioteca debe dejar de ser un cementerio para transformarse en un lugar vivo en donde se respire actividad y dinamismo.


Ampliar los horarios de las bibliotecas. Abrirlas en fin de semana. Las bibliotecas tienen horarios que coinciden con los horarios escolares. Para que un estudiante pueda visitar una biblioteca, se tiene que ir de pinta.

Habilitar nuevas bibliotecas en las intervenciones urbanas (bibliotecas junto con las canchas y centros comunitarios en las colonias de más alto índice delictivo. Modelo Medellín) y rehabilitar las ya existentes

Dotar a las bibliotecas de internet y libros digitales

Hacer de la biblioteca un espacio de convivencia pública. La biblioteca como sede de conferencias, videoconferencias, lecturas, performance, foros, exposiciones

Hacer ciclos de cine club en las bibliotecas.

Mantener en la Biblioteca un esquema de Club de Niños y Niñas. Haz tu Tarea en la Biblioteca con un sistema de tutorías y asesorías en materias para estudiantes de primaria y secundaria.

Habilitar filmotecas con sistema de préstamo de películas.

Establecer el sistema de biblioteca móvil o biblioteca ambulante. Habilitar camión-biblioteca.

Crear módulos permanentes de trueque e intercambio de libros
Fomentar clubes de lectura.

Entrar en contacto con las principales editoriales y sus representantes en Tijuana para actualizar las bibliotecas con sus últimos títulos

Digitalizar la hemeroteca


....Y gracias a Efrén Miranda por el diseño del logo.

Tuesday, May 25, 2010

La Revolución de Mayo

Hoy Argentina celebra el Bicentenario de su Independencia. Hace exactamente dos siglos, la ciudad de Buenos Aires yacía sumida bajo una lluvia pertinaz en medio de una fría mañana otoñal que encontró a una multitud reunida frente a la sede del Cabildo, luego de una semana de agitación política. Aquel 25 de mayo de 1810, un cabildo de criollos rioplatenses encabezados por Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Juan José Castelli y Cornelio Saavedra, depusieron formalmente al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y conformaron la Primera Junta de Gobierno del Estado Argentino. Si bien la llamada Revolución de Mayo no proclamaba todavía un estado independiente, pues, (al igual que Hidalgo en México) seguía reconociendo la autoridad del rey español Fernando VII, lo cierto es que ese 25 de mayo se conformó la primera junta gubernamental autónoma en el Virreinato del Río de la Plata. Tres años antes, los ríoplatenses habían dado muestras de patriotismo y bravura cuando lograron rechazar la invasión inglesa encabezada por Beresford. Si bien la Independencia de Argentina fue declarada hasta el 9 de julio de 1816 por el Congreso de Tucumán, este país celebra el 25 de mayo como la fecha del nacimiento de su Nación. Este día, decenas de miles de personas se han congregado frente al Obelisco de la Avenida 9 de Julio, la vialidad más ancha del planeta y seis mandatarios sudamericanos se han dado cita en la Casa Rosada para acompañar a Cristina Fernández de Kirchner, luego de una semana de festejos. Argentina, al igual que México, celebra su Bicentenario con más dudas que certezas sobre su futuro político. Ahí también hay una clase media pujante y creativa que lucha por abrirse espacios y sobrevivir a los hierros gubernamentales, pero en el año de su Bicentenario persisten, al igual que en México, profundas desigualdades sociales y sombras de corrupción política, aunadas a una escalada de delitos urbanos en las villa miseria que rodean Capital Federal. Dos siglos de independencia de una nación que ha conocido momentos de esplendor y grandeza, pero donde al igual que en nuestro país, el Bicentenario llega en medio de enormes desafíos sociales. Hermanados en glorias y miserias. Felicidades Argentina.

BICENTENARIO ARGENTINO. FELICIDADES.

Dedicada a mi tocayo Guillermo de La Paz. Gracias por la sugerencia Verdugo. Este pasaje es apasionante.


El Martirio de los Patricios

Por Daniel Salinas Basave

Bajo las verdes montañas irlandesas por donde el río Owenglen desciende hacia el Océano Atlántico, se encuentra el poblado pesquero de Clifden, ubicado a 77 kilómetros de Galaway. Si cedemos al estereotipo “irish”, es fácil imaginar tréboles, iglesias, cruces celtas y pastos empapados. El elemento que sorprende en este típico paisaje irlandés, es la bandera mexicana que ondea en el centro de esta pequeña ciudad cada 12 de septiembre. ¿Qué hace la Bandera de México en este improbable poblado de la costa de Irlanda? Resulta que Clifden es el pueblo natal de Jon Riley, un héroe de Irlanda y México, considerado un traidor en los Estados Unidos. Riley es el fundador del mítico Batallón de San Patricio, la valiente tropa que en plena guerra contra los Estados Unidos en 1847, abandonó la bandera de las barras y las estrellas para defender la tricolor. Un arpa dorada y las palabras gaélicas Erin Go Bragh (Irlanda por Siempre) fueron la bandera de estos bravos combatientes católicos que adoptaron el nombre del Santo Patrono de Irlanda para defender a México del invasor estadounidense. La invasión estadounidense a México fue la más injusta de las guerras que tuvo nuestro bélico Siglo XIX. Más que una guerra fue un acto de vil rapiña geopolítica, amparada en los designios evangélicos de Monrowe y su Destino Manifiesto. Sobre este devastador conflicto que acabó con la mutilación del territorio mexicano, corren cualquier cantidad de leyendas y los patricios, obvia decirlo, han sido mitificados. Sin embargo, podemos atribuir al fervor católico irlandés el nacimiento de este heroico batallón que ofrendó su vida por defender a una nación que no era la suya. Claro, una versión menos romántica, nos dice que al fervor católico le dieron una ayudadita las jugosas ofertas del Gobierno de México, que ofreció tierras a todos aquellos soldados que desertaran del ejército norteamericano. En las tropas estadounidenses que invadieron México en 1846 había muchos soldados irlandeses, quienes por su condición de católicos, eran discriminados por los protestantes que desconfiaban de ellos, además de someterlos a humillaciones y tenerlos confinados en los escalafones militares más bajos. La razón que llevó a los irlandeses a desertar del ejército de Estados Unidos, fue el negarse a invadir y asesinar a un pueblo católico como el mexicano defendiendo una bandera protestante. Fieles a su religión antes que a sus generales, los irlandeses decidieron jugársela por los mexicanos, aún a costa de ser etiquetados como traidores y desertores. Obvia decir que también vieron la posibilidad de lograr en México un enriquecimiento y una posición que difícilmente hubieran logrado en Estados Unidos, donde eran humillados. Hay que señalar también que no solamente eran irlandeses los integrantes del batallón, en donde también había alemanes y muchos mexicanos. El debut de los patricios se da en la batalla de Monterrey, el 21 de septiembre de 1846, al píe del Cerro del Obispado, donde los artilleros de Jon Riley hicieron pasar un mal rato a las huestes de Taylor. La defensa de Monterrey fue heroica y sabido es que muchos ciudadanos regiomontanos se sumaron a los combates. Acaso la batalla de Monterrey pudo haberse ganado, pero la guerra contra Estados Unidos estuvo llena de decisiones absurdas y contradictorias y una de ellas fue la del general Pedro Ampudia, que sorprendentemente se rindió cuando aún había posibilidades de rechazar al enemigo. La consagración del Batallón de San Patricio, llamado el Batallón de los Colorados por los mexicanos, llegó en la Batalla de la Angostura, el único de los combates donde los mexicanos consiguieron algo parecido a una victoria, misma que no se consumó porque Santa Anna, inexplicablemente, abandonó el campo de batalla. El martirio de los patricios se consuma en la defensa del Convento de Churubusco el 12 de septiembre de 1847. Capturados por las tropas de Wilfred Scott, los irlandeses sufrieron el cruel destino de los desertores. Torturados y marcados con hierro ardiente en la cara con la “D” de desertores, la enorme mayoría de ellos fueron ahorcados al pie del Cerro de Chapultepec, frente a la bandera de las Barras y las Estrellas que ondeaba soberbia en el castillo. Ahí murió Patrick Dalton, artífice de la deserción y lugarteniente del batallón. Algunos, como el propio Riley, sobrevivieron, aunque con la cara marcada por el hierro ardiente, y se quedaron a vivir en México. Riley se salvó de la ejecución, porque su deserción al ejército, se produjo semanas antes de la declaración formal de guerra de Estados Unidos a México. Se sabe que Riley murió en Veracruz tres años después, al final del verano de 1850. Según el acta de defunción, Juan Riley murió a consecuencia de la embriaguez y fue sepultado en una fosa común.