Eterno Retorno

Saturday, April 17, 2010


Si me lo preguntan, estoy más tijueneado que hace un año y medio, porque lo tijuaneado es una condición del alma; porque esta ciudad es un vicio, un flagelo que causa adicción; porque no hay a la vista procesos quirúrgicos de destijuanización; porque los vicios, al menos los vicios que valen la pena, son aquellos que no pueden curarse y lo hacen a uno perder la razón. Tijuana es mi vicio incurable. Vaya: qué tan tijuaneado no estaré, que hasta un hijo tijuano he tenido.


Tijuana-tatuaje, Tijuana-desgarro, Tijuana en carne viva. Tijuana-karma, Tijuana-destino. La ciudad es la suma (y la resta) de todos nosotros. Tijuana es el desafío topográfico, la declaración de guerra contra la gravedad. Tijuana son calles imposibles y grafiti jeroglífico y si alguien sabiamente ha dicho que la ciudad es la suma de todos nosotros, es porque bajo la piedra salitrosa y el polvo picante yacen nuestras pieles y nuestros anhelos. Tijuana como la eterna avalancha de sueños y frustraciones. Carnaval de nostalgias e ilusiones. Tornado de almas venidas de quién sabe dónde, espíritus en ebullición danzando en la fiesta de un mañana que a veces, muy de vez en cuando, llega y cuando lo hace, llega sin avisar. Fantasmas de un castillo de arena mojada llamado otro lado. La vida está en otra parte y Tijuana, por si no te has dado cuenta, siempre es otra parte. Y ahora estoy aquí (donde es otra parte) tan tijuaneado o peor que antes.

Tijuaneados Anónimos está siendo profeta en su tierra. Comprendo que debe ser difícil girar por todo México mostrando un documental de tu ciudad y de pronto, al final del camino, vuelves a tu cuna para enseñar lo que de ella has escrito y mostrado por todo el país. Alguna vez escribí que Tijuaneados Anónimos es jodidamente genial. He visto tres veces el documental y cada vez encuentro un sentido distinto. Yo en cuestión de cine soy un reverendo ignorante, pero no creo carecer de objetividad si les digo que este documental es simplemente y sencillamente chingón, crudo, original y sobre todo, devastadoramente sincero. Vaya; digamos que suda esa brutal honestidad que irremediablemente acaba por romperme la madre. Sí; Tijuaneados Anónimos es un chingazo de honestidad con puño cerrado en medio de tu apática cara de “aquí no pasa nada”.

Tijuaneados Anónimos mueve cimientos y tapetes, te pica las costillas, te cuestiona y te incomoda. Al final, te largas al espejo más cercano para mirarte y concluir lo inevitable: sí, estoy irremediablemente tijueneado. Tengo el alma parchada con tape gris y a mi corazón en lugar de arterias lo sostienen tres llantas y una lámina oxidada. Sí, estoy tijuaneado y la arquitectura de mi vida es amorfa, rimbombante y pretenciosa; ridícula y colorida dentro de su eterna condición de obra negra. Sí, eso somos: almas en obra negra, andamios ontológicos en San Ysidro 400 carros, líneas diamante. ¿Qué puedo decir? Ana Paola Rodríguez y José Luis Figueroa desparramaron genialidad a puños. Fueron simplemente visionarios, como todo el equipo de Bulbo. Al narrar su ciudad te la tatuaron en el alma.

La noche del jueves hubo sala llena en Cinépolis. La reacción fue extrema y terriblemente honesta. Hubo quien lloró y no eran lágrimas cocodrilianas. No estaba en los planes y sin embargo la gente permaneció en el cine para expresar su punto de vista.
Esta noche, ene l ICBC, no solo tuvimos casa llena sino que hubo sobrecupo y simplemente no hubo espacio suficiente en la sala. El proyector hizo bromas pesadas, pero al final apechugó. La reacción fue absolutamente chingona. Me siento feliz y orgulloso. Ana Paola y José Luis nos han hecho ver lo terriblemente tijuaneados que estamos todos nosotros. Vaya, en la prueba del tijuanómetro todos salimos con dosis elevadas y lo tijuaneado no se elimina de la sangre.