Eterno Retorno

Wednesday, August 04, 2010


En el Siglo XXI, el Proceso de Kafka es un eterno trámite de internet que jamás concluye. Lo kafkiano es una página donde debes anotar contraseñas, claves, datos imposibles y cuando estás a punto de dar el siguiente paso, te aparece un error, algo incorrecto, un obstáculo insalvable. Quieres escupir, reclamar, zarandear a alguien, desahogar tu frustración sobre el patético rostro indiferente de un burócrata o preguntar alguna estupidez al tipo que está atrás de ti en la fila, pero aquí no hay burócrata, ni filas, ni rostros ni palabras. Sólo está la pantalla de tu computadora en donde lees, como si tal cosa, que no hay citas, que lo intentes después y entonces, movido por alguna fe en lo imposible, avanzas en el calendario y encuentras todos los días marcados, uno tras otro. De pronto, ya estás en el 2021 e imaginas el absurdo total de recibir una cita cuando haya transcurrido más de una década. Vaya narración. Esperar once años el momento de recibir una cita en el Consulado España. Mundo de hoy; la humanidad entera realizando un trámite vía internet que nunca concluye. Un largo proceso donde todo son contraseñas donde debes anotar mayúsculas, minúsculas y números. Al final siempre te marcarán error. Siglo XXI: Buscar el sentido de la vida en google.


Jugar a ser Nostradamus suele ser un mal negocio. Hay infinitas posibilidades de quedar en ridículo, como han quedado cientos de libros con complejo de profeta o futurólogo. Pese a la pretendida omnipotencia humana, la adivinanza del futuro aún no entra en el catálogo de las ciencias exactas. Muchos heraldos de muertes y nacimientos han fallado en sus predicciones, si bien la desenfrenada carrera de la tecnología es adicta a las sentencias de muerte. Existieron imbéciles que se atrevieron a vaticinar la muerte la pintura en nombre de la fotografía y la muerte del teatro inmolada en el altar de sacrificios del cine. Hubo miles que firmaron el acta de defunción de las salas de cine en nombre de los videoclubs y sin embargo las salas no se enteraron nunca, pues en pleno Siglo XXI siguen siendo un punto de convivencia social en donde cada fin de semana hacen fila cientos de personas que tienen un DVD en casa y bajan películas de internet. Algún iluso llegó a creer que la música grabada acabaría con los conciertos, cuando en realidad los potencializó y maximizó en proporciones inimaginables hace un siglo. Al libro, a la literatura y particularmente a la novela, ya la han querido inmolar en el altar del hipertexto y pese a ello, millones de copias impresas de best sellers sobre conspiraciones vaticanas y enigmas templarios se siguen vendiendo en todo el mundo mientras los adolescentes, tan adictos y dependientes de la red, continúan siendo los principales consumidores de novelas impresas sobre vampiros preparatorianos.

Hoy es 4 de agosto. Pese a todo, el tiempo sigue teniendo prisa. Puedes quedarte 24 horas sentado en un rincón mirando punto fijo en la pared. El día igualmente transcurrirá demasiado rápido y tendrá apuro por acabarse. Hoy es 4 de agosto. Hace un mes Tijuana se dio un tiro en la sien y se bebió de hidalgo una botella de cianuro gerontócrata. Tijuana la cagó, la cagó inmensamente y un mes después aún me cuesta trabajo creerlo.