Eterno Retorno

Tuesday, April 14, 2009

Desde que genero ingresos regulares y estables, lo cual ocurre desde hace 13 años, he padecido la adicción de comprar, por lo menos, un disco por semana, que el 90% de las veces es un disco de Metal y el 10% restante de rock argentino. Bueno, eso ocurrió hasta el 2008, pues en los últimos meses he colaborado cavando profundo en la tumba de la industria discográfica. Con un par de iPods llenos a tope, con toneladas de música descargada y sin grandes novedades en la escena que me interesen, el 2009 está pasando a la historia como el año en que menos discos he comprado. En los últimos cinco meses he adquirido únicamente un disco, de Blackmoore,s Night, y lo hice más bien por no irme con las manos vacías de la Ciruela Eléctrica en la única ocasión del año que he pasado a visitar a mis amigos, a los que antes frecuentaba invariablemente cada semana. Bueno, la cuestión es que llevaba meses sin discos nuevos, hasta que mi amigo Hugo Fernández llegó a la puerta de mi casa a regalarme el Crack the Skye de Mastodon, con la idea de reseñarlo para la próxima edición de La Guía. Vaya perro discazo que parió el Mastodonte. Palabras mayores. Chutaos la reseña y sólo puedo decirte que aunque no seas metalero, este disco que va a calar profundo.


MASTODON
CRACK THE SKYE
RELAPSE RECORDS

Por Daniel Salinas Basave

Lo primero fue el riff, denso, profundo, envolvente hasta las entrañas. En anteriores trabajos de Mastodon el principio hubiera sido la sacudida del riff, pero de una guitarra que sacude a una guitarra que envuelve parece haber un gran paso. ¿Significa que Mastodon le bajó a los decibeles e hizo más digerible su sonido? En absoluto. Crack the Skye, el nuevo trabajo de esta singular banda de Atlanta, tiene la sangre tan caliente como sus antecesores, pero la estructura compositiva de estas siete canciones apuesta por drenar en las profundidades. Dicen los viejos detectives que las reflexiones e impresiones surgidas durante los primeros 15 minutos en la contemplación de la escena criminal, son claves para resolver el homicidio. Pues bien, tras los primeros 15 minutos escuchando los riffs de Crack the Skye, un puñado de ideas rondaban mi cabeza: “esto suena mucho a Black Sabbath, tiene un innegable tufo stonner rock y por momentos coquetea descaradamente con el progre, por no hablar cierta reminiscencia de psicodelia setentera”. Aunque semejantes conceptos superficiales pueden dar una idea u orientación de lo que Crack the Skye es, me parece que en esta ocasión los 15 minutos no sirvieron para resolver el acertijo, porque ojo, Mastodon es una banda más compleja de lo que parece que no se digiere ni en una ni en dos oídas. A lo largo de los cuatro días “santos” habré escuchado once o doce veces el álbum y si bien algunas de las impresiones recogidas en los primeros 15 minutos no han cambiado demasiado, me queda claro que Crack the Skye es un disco exigente que demanda concentración y es capaz de seguir revelando sorpresas al cabo de varias escuchas. Son siete rolitas, algunas de ellas bastante largas (ahí están los más de 13 minutos de The Last Baron, junto a otro par que superan los diez) y con cambios radicales de tiempos y estructuras como para creer que bastan un par de oídas para digerirlas a cabalidad Para empezar, hay que partir del hecho de que Mastodon es una criatura bastante rara y atípica en el mundo del metal (o acaso deberíamos decir del rock en general). Sin que se le pueda colgar el traje de avant garde o revolucionaria, lo cierto es que Mastodon es un pez embarrado de mantequilla escurriéndose entre las manos los críticos, siempre obsesionados en encerrar a las bandas en la jaula del género y el subgénero. Dejémoslo, eso sí, en que es rock y bien duro, denso, pesado y machacón, pero Mastodon no parece tener primos hermanos en la escena actual ni demasiados puntos de comparación. Sí, está la innegable referencia sabbathiana, que en este disco es más notoria que nunca, y por ahí alguien querrá ver similitudes con el bajeo de Tool o el sucio sonido garagero de un Kyuss, pero lo cierto, al final de cuentas, es que el Mastodonte es un animal de género y especie únicas. Vaya, sin ser una banda veterana ni mucho menos, no parece exagerado hablar de un “sonido Mastodon”, si bien éste ha ido evolucionando hacia territorios más estructurados. Contrario a la pesadez de su anterior álbum Blood Mountain donde la potencia y la rapidez irrumpían de golpe y sin decir “agua va” desde la primera canción (The Wolf is Loose) Crack the Skye se revela desde el comienzo como un álbum más introspectivo. Aún recuerdo la Navidad de 2004, cuando recibí de regalo un álbum conceptual llamado Leviatán, basado en el clásico Moby Dick de Hermann Melville, en donde una banda llamada Mastodon dotaba a la blanca ballena de pesadez y ferocidad inusitada. En ese momento mi impresión fue estar ante una banda de metal sureño, heredera de ese sonido de whisky montañés tan propio de Pantera o Corrosion of Conformity. Fue hasta una ardiente tarde de junio de 2006 cuando en el Sports Arena de San Diego pude escuchar a Mastodon partir plaza en el Unholly Aliance Tour, donde les tocó anteceder en el escenario a Slayer, Lamb of God y Children of Bodom. Ahí me quedó claro que esos músicos de Georgia, sin ser excelsos, distaban mucho de ser una banda del montón. Blood Mountain trajo consigo un sonido más extremo y pesado aún, en donde afloraba la raíz hardcorera de la mayoría de los integrantes. Ahora, en plena Semana Santa de 2009, cae en mis manos Crack the Skye y por primera vez me queda claro estar frente a una banda que ya está dejando huella y que, en el más conservador de los casos, será referencia ineludible para hablar de la evolución de la música pesada en la primera de década del Siglo XXI. Si Leviatán fue el álbum con el que patearon la puerta de la escena y dijeron “presente” Crack the Skye es el disco con el que Mastodon cruza el umbral que lo transforma ya no en banda de culto (estatus que ya podían presumir) sino en el de una agrupación capaz de marcar la dirección de una escena y encabezar giras como cabeza de cartel, pues si bien en este momento acompañan a Metallica alrededor de Europa, ya he visto varios Sold Out de Mastodon en solitario. Tal vez una de las grandes diferencias de Crack the Skye con sus antecesores sea el dominio de las voces limpias con cierto toquecito a Ozzy Osbourne. También la presencia de esa vibra progre, esa rara brutalidad groove, los solos antes atípicos, los repentinos breakdowns y la seguridad de estar ante una rola a la que vale la pena encenderle desde ya una veladora como es The Czar, con sus cuatro partes, aunque Oblivion, la homónima Crack the Skye y ese brutal cierre llamado The Last Baron exigen un sitio en el altar. ¿El disco de metal del año? Faltan más de ocho meses para que acabe el 2009, pero en el horizonte no veo quién se suba al ring a hacerle sobra a Crack the Skye.