Eterno Retorno

Tuesday, January 20, 2009

La Casa sigue siendo Blanca

Un cielo limpio me permite divisar con claridad la Bahía de Coronado y los edificios del centro sandieguino mientras manejo por la carretera escénica rumbo al trabajo. Son las 7:30 de la mañana, es 20 de enero y hasta la saciedad he escuchado que hoy cambia la historia de nuestros vecinos. Pienso en ello mientras contemplo el horizonte hacia el Norte, pero los Estados Unidos no parecen irradiar un brillo especial.

En el camino a Playas de Tijuana, frente al cañón Los Laureles, veo a la maquinaria trabajar incansable en la construcción del muro fronterizo. Cada mañana puedo apreciar sus avances y hoy, que en teoría se materializa la más alta expresión histórica de la igualdad de razas con la llegada de los oprimidos a la Casa Blanca, no ha sido distinto ni tendría porque serlo. Mañana tampoco pasará nada. El muro que cercena América sigue y seguirá adelante ¿Por qué habría de cancelarlo Obama? Que yo sepa no está en sus planes.

Sigo mi recorrido por la Avenida Internacional y como todas las mañanas, la línea está atascada desquiciando el tránsito del Centro a la Vía Rápida. Más de 28 mil habitantes de Tijuana hacen fila cada mañana para ir a trabajar a San Diego cargando la cruz del cruce fronterizo más lento del mundo, soportando revisiones humillantes a manos de migras déspotas. Agilizar el cruce no parece estar entre las 30 prioridades del nuevo presidente. Sigo mi camino rumbo a la Redacción y avanzo por la Vía Rápida. De reojo contemplo las oficinas del consulado estadounidense y la fila omnipresente que le da vuelta a la cuadra. Los cientos y cientos de ilusos que con el miedo y la humillación en el rostro se arriman cada mañana a pedirle al Tío Sam que por favor los deje pisar su sagrado territorio. A muchos de ellos les darán una patada en culo. Mañana será igual, pasado también.

Alguien me juró que hoy el dólar regresaría a los once pesos y que todos los mercados mundiales sonreirían, que la crisis sería un mal recuerdo y que el planeta entero se regocijaría. La Historia, es cierto, está ilustrada por símbolos y colores, pero lo simbólico raramente transforma los hechos. Con o sin Obama nuestra relación con el vecino no será más cordial ni llevadera ni se basará en una política más humana. La bilateralidad seguirá siendo una ficción, una linda utopía de cancilleres. Por el contrario, ni siquiera descarto ni me parece absolutamente descabellado que nos toque vivir otro 1847. Basta que en el Capitolio se diga que el crimen organizado controla al gobierno de México, que las corporaciones están amafiadas, que el narco es una amenaza para la pureza virginal de nuestros vecinos y venga la intervención militar preventiva. Veo más factible una invasión a la tan cacareada apertura de fronteras para empleos temporales.

Sí, quiero creer que en algo mejorará la economía del vecino, pues me parece casi una misión imposible superar la pendejez de Bush, pero al final de cuentas, con o sin Obama, Estados Unidos seguirá siendo el déspota Imperio. El color nunca ha sido garantía de tolerancia. Condoleezza Rice, en teoría, proviene de un género y una raza históricamente marginadas y ello no la hizo más humana y tolerante. En una frase Condoleezza sintetizó el monólogo autista estadounidense: -"La comunidad internacional es una ilusión".

Y bueno, si de símbolos hablamos, Obama besó y se arrodilló ante los símbolos que históricamente aplastaron a los suyos. Besó la biblia WASP, honró ex presidentes, los Bush incluidos, guardó silencio ante los crímenes de Israel. ¿Por qué habría de creer en un cambio?

Creería que Estados Unidos está sufriendo una real metamorfosis si en lugar de jurar sobre la biblia Obama hubiera jurado sobre el corán (en minúsculas que ambos libros apestan a podrido y no merecen mi respeto) Creería en un cambio si Obama se negara a jurar sobre la biblia y después de afirmar que dios no existe, jurara sobre la razón humana. Pero aparte de un IQ bastante más elevado que el de su antecesor y una evidente cuestión de pigmentación de piel, nada ha cambiado en la Casa Blanca.