Eterno Retorno

Tuesday, January 13, 2009

Chuta Gol

Un dragón sopla en Invierno. Los vientos de Santa Ana llegan puntuales a la cita y al menos por esta semana nos hacen olvidar las noches heladas. Cuando duermes descalzo, hasta los sueños se refrescan. Soñé que tenía en mis manos una vieja libreta en la que anotaba los resultados del futbolito. La claridad del sueño me impresionó. Las letras y los dibujos con los escudos de equipos aparecieron ante mí con total nitidez. Demasiadas horas de mi vida, días enteros fueron consagrados a la canchita del Chuta Gol, un viejo futbolito de los años 70, herencia de mi padrino José Manuel, en el que los jugadores pateaban aplastándoles la cabeza. Pronto perdí la pelota original y me dediqué a fabricar balones de migajón de pan que cubría con resistol. Jugué varias decenas de ligas, copas, eliminatorias, mundiales. Cada resultado era puntualmente anotado en una libreta, en donde había tablas, estadísticas e historial. El tiempo que miles de niños invirtieron en video juegos, yo lo invertí en el futbolito. No hubo ni ha habido en mi vida terapia más poderosa de relajación que esa. Si algún auténtico escape de la realidad tuve, fue perderme en la magia infinita de esa cancha. El Chuta Gol fue amo y señor de ese inagotable arsenal de horas que posees en la infancia. Ser niño significa tener un cofre atiborrado de un tesoro llamado tiempo. Pero pronto apareció en mi vida la ficción de los días ocupados y ni siquiera entonces reparé en que ya no era dueño de los minutos. El futbolito integró esa parte que se desprendió de mí en 1999. La cancha del Chuta Gol no viajó conmigo a Tijuana e ignoro si diez años después sobreviva en algún rincón de la casa de mis padres. Pero de alguna endorfina poderosa se apoderó esa canchita y sin duda existe un sensor del placer controlado por su recuerdo que actúa profundo en el subconsciente. No es casualidad que uno de mis sueños más repetidos y placenteros sea soñarme a mí mismo jugando al futbolito. Lo único diferente en el sueño de anoche, es que por vez primera no aparecía la cancha ni los jugadores. Únicamente la libreta en donde anoté los resultados, cuya lectura fue casi tan excitante como el juego mismo.


Gasolina

Si en otras épocas la vida en la frontera fue un privilegio para la economía familiar y las finanzas personales, tal parece que en 2009 la tortilla se voltea, pues ahora nos llueve por todos lados. El cambio en las reglas de juego de la importación de automóviles no solo perjudica a las miles de familias que no tienen la posibilidad de comprar un carro nacional de agencia, sino que le da un golpazo en la cabeza a las miles de personas que viven de la venta de vehículos usados aquí en Tijuana. En medio de un panorama de aumentos y zarpazos a la cartera, la única buena noticia del año era el congelamiento del precio de la gasolina. Pues bien, la buena noticia será para quienes viven en el interior de la República, porque en la frontera, al menos por lo que a los gasolineros respecta, seguirá rigiendo la homologación de precios con los Estados Unidos. O sea que los precios por estos rumbos estarán tan congelados como un hielo abandonado en medio de la Laguna Salada mexicalense en un día de agosto.