Eterno Retorno

Tuesday, May 13, 2008

...y fue inmortal, hasta que murió.

Esta paz, huele mal, es la paz de los muertos. La Polla Records

Esta calma sobre Tijuana es sospechosa, angustiante, atiborrada de presagios. Tan violenta es nuestra ciudad, que esta dosis de extraña paz nos asusta y la intuimos como la quietud que antecede a las peores tempestades, los silencios previos a las batallas. La gente habla de una tregua o de una negociación con la mafia, versión que me parece de lo más creíble. Lo cierto es que esta calma de normal no tiene nada.

Luis de Basabe

En Baja California (creo yo) no tengo actualmente un solo pariente sanguíneo. Soy el único de mi estirpe que habita en estas tierras. Aquí emigré por voluntad propia, sin necesidad alguna y aquí me pienso quedar.

Durante años creí ser el primero de todo el árbol genealógico que llegó a habitar en esta entidad, pero la realidad es que un antepasado se me adelantó en esta región peninsular. Se trata de Luis de Basabe. Alguna vez mi Abuelo Agustín Basave me contó de un primo suyo algo tocado de la cabeza que habitaba en Ensenada. Cuentista, novelista y bibliófilo, Luis de Basabe siempre guardó una fidelidad extrema al origen vasco de la familia, razón por la cual siguió escribiendo Basabe con B respetando la heráldica de Euskadi y no con V como corresponde a la forma mexicanizada del apellido. Luis de Basabe nació en el País Vasco en 1919, pero vivió gran parte de su vida en Ensenada, puerto en donde murió el 23 de septiembre de 1996. Es autor de Lompipa Relatos de un duende vasco, Motelius Motel, Cuatro cuentos vascos, Lo el hombre sueño, Senda de gatos y un largo etcétera.



Mi vida diaria significa chapotear en fangos políticos donde he de convivir con toda suerte de alimañas y trepadores quienes no dudan en clavarte cuchillos por la espalda.

Pero dentro del lodo he encontrado a veces algunos diamantes. Don Arturo Álvarez es uno de ellos. De noble corazón y grandeza espiritual, Don Arturo es de la poca gente que merece mi pleno respeto.

Cuando alguien me regala un libro establece conmigo una suerte de vínculo irrompible. Un libro es distinto a cualquier tipo de regalo y Don Arturo, de puro espontáneo, me ha regalado varios. No hay necesidad de cumpleaños, Navidad o algún pretexto. Cualquier día es un buen día para regalar un libro y hoy recibo El Manuscrito de Dante de Nick Toshes, que ya está sobre el escritorio aguardando a que le meta diente.