Eterno Retorno

Friday, November 02, 2007

He vuelto y los días no son del todo reales. Es el primer Día de Muertos que paso en Tijuana en mucho tiempo. Noviembre estaba reservado a vientos extranjeros y me siento infinitamente extraño en mi ciudad. Pequeñas grandes tragedias de la vida cotidiana me reciben. No soy ni he sido nunca esclavo de cuatro ruedas, pero cuando vives en medio de una carretera federal, quedarte sin carro es catástrofe. Nuevos discos suenan en el iPod. Nuevo de los españoles Dark Moor, titulado simplemente Tarot, la pura exquisités virtuosa con todo y una sinfornía de once minutos del buen Ludwig Van. Un clasiquito de la adoración demoniaca como es el At War with Satan de los cerveceros de New Castle Venom y una rareza para clavados, Black Rose, la prehistórica banda de King Diamond, años antes de Mercyful Fate. Nada que ver con los falsetes y el horror. Puro rock and roll a lo Deep Purple o Alice Cooper. De lo que traje del Chopo, grata sorpresa el nuevo de Down. Se me hace que le caigo al Jelipe Anselmo el 20 de noviembre en San Diego. Exodus thrasherote, méndigo y sin piedad, como siempre, aunque ahora con rolas largas. Spiral Architect con delirios setenteros, ambiciones progres de aferrar todas las notas en un par de acordes. La nueva administración estatal inicia aburrida, repetitiva, espantosamente reciclada, como esos juegos de cero a cero que desde los primeros minutos anticipan el bostezo. Ojalá me equivoqué, pero de entrada nada parece extraordinario y sí espantosamente soporífero con este nuevo gobierno. Aún así, quiero darle el beneficio de la duda a Lupillo Osuna. Acabo de concluir uno de los mejores libros que he leído en el año, tal vez el mejor junto con Kafka en la orilla de Murakami. Se llama Profundiades y es de Henning Mankell. Chutaos la reseña aquí mismo. No imagino lo que serán unas vacaciones en casa. Necesito poner miles de kilómetros entre mis parajes cotidianos y mi cuerpo. No imagino lo que será viajar de la cama al living. Un viaje al interior de mi mente sin ayudas externas. Por si fuera poco, moderaré al extremo, casi hasta la abstinencia, mi consumo de alcohol. A cantar hard core a lo Minor Threat con cruces en el dorso de la mano. Pura edad recta. A caminar por el Pacífico, a helarme en sus aguas que en noviembre han de estar al punto de la hipotermia, a sacar inspiración del pozo seco de mis ideas. Alguien gusta acompañarme?

Profundidades
Henning Mankell
TusQuets
Por Daniel Salinas Basave

Al contemplar estos cielos nublados, estos ocasos prematuros y sentir en la cara el viento otoñal, caigo en la cuenta de la rara sincronía que mi lectura guarda con el temporal.
Extraña y alucinante armonía la que parece haber en este noviembre entre el color de los días, mi estado de ánimo y la novela que acabo de leer, “Profundidades”, de Henning Mankell.
Tan oscura como sólo pueden ser los abismos de la mente humana, esta novela me parece el equivalente literario a un disco de Opeth o Katatonia. De Suecia había de ser.
Padezco desde hace algunos años una confesa adicción a los libros de Henning Mankell, tantas veces reseñados en Pasos de Gutenberg, sin embargo nunca había leído nada igual a “Profundidades”.
Hay narradores condenados a ser esclavos de un personaje al que parecen haber vendido su alma. De la misma forma que Conan Doyle no existe sin Sherlock Holmes, me costaba horrores imaginar Henning Mankell lejos de su taciturno detective Kurt Wallander. Si bien Mankell es ante todo un dramaturgo que dirige un teatro en Mozambique, sin duda somos varios millones de personas quienes lo conocimos junto a su Kurt Wallander. Aunque en “El retorno del profesor de baile” ya había un progresivo alejamiento de su detective estrella, el tema y el proceso deductivo seguían fieles al sello de la casa.
Por ello no pude menos que albergar ciertas dudas cuando empecé con “Profundidades”, una novela en donde no sólo no aparece Kurt Wallander, sino que no hay ni pizca de trama detectivesca y ni siquiera un paralelismo cronológico con sus anteriores trabajos, pues Mankell nos remonta a 1914. Tal vez a ustedes les haya sucedido que al llevarse un libro a un viaje sienten la creación de cierto vínculo especial, un vínculo que raramente se vive con la lectura en turno de nuestra vida cotidiana. “Profundidades” fue mi compañero en un viaje por la Ciudad de México y estuvo conmigo durante los largos días en que aguardé el fallo del Tribunal Federal Electoral, mientras me reencontraba con amigos de adolescencia. Y sucede que la oscuridad del libro se me contagió en el alma. “Profundidades” es un descenso a los infiernos individuales, un viaje dantesco hacia nuestros demonios internos. Vaya, este Mankell me supo a Joseph Conrad. “Profundidades” narra la historia de Lars Tobiasson Svartman, un hidrógrafo de la marina sueca quien recibe la orden de embarcar en un acorazado para medir y explorar, en misión secreta, profundidades marinas en afán de trazar nuevas rutas de navegación. En Estocolmo lo aguarda su esposa Kristina, rodeada en su frío departamento por figuras de porcelana. En alta mar, entre los vientos helados del Báltico, la proximidad del invierno y la sombra de la Gran Guerra del 14, el hidrógrafo inicia sus labores de medición. Un día, en un desolado archipiélago, conoce a una ruda pescadora llamada Sara Fredrika quien habita sola en su cabaña, en medio de la nada como un Robinson Crusoe. A partir de ese instante, la vida del hidrógrafo no vuelve a ser la misma. Sí, con esta breve reseña tienen todo el derecho de pensar que esta historia se las han contado muchas veces. El cliché perfecto: Un romance en una isla en el Báltico entre el alto oficial del ejército y una humilde y bella pescadora. Por fortuna, “Profundidades” hace pedazos cualquier asomo de lugar común y los clichés se hunden en las heladas aguas del océano. Nada parecido a la basura hollywoodense. A partir del momento en que Svartman se encuentra con Sara Fredrika inicia ese descenso al averno interior. La simbología de la novela es poderosa, desgarradora. Las profundidades no sólo son los abismos oceánicos del Báltico, sino los hoyos negros en el espíritu del personaje, su metamorfosis en bestia humana, la materialización de su infierno. Para no ir más lejos, si alguien me pidiera colocar un cuadro de honor en donde aparecieran los dos mejores libros que he leído en este 2007, no tengo duda alguna: Kafka en la orilla de Murakami y Profundidades de Mankell. Y reservamos el tercer puesto para la sorpresa que pueda haber en los dos meses que faltan.

Tuesday, October 30, 2007

SE LOS DIJE, SE LOS ANTICIPÉ, SE CHINGÓ HANK

Es la 1:30 de la mañana aquí en el DF, sigo en el bunker del Trife y yo ya me largo de la Gran Tenochtitlán. No voy a dormir ni madres. En un ratito ya me iré al aeropuerto. Adiós chilangos queridos, nos volveremos a ver. La pasé a toda madre con ustedes. Chutaos en exclusiva la portada de este día.


Por Daniel Salinas
dsalinas@frontera.info
México DF (PH)

Por fin se acabó la incertidumbre política y ahora sí ya nada impedirá que José Guadalupe Osuna Millán tome posesión el jueves como Gobernador Constitucional de Baja California.
La moneda que pasó casi tres meses en el aire cayó del lado azul cuando en una aplazada sesión, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación rechazó por unanimidad la anulación de la elección en Baja California y ratificó el triunfo de Osuna Millán.
Exactamente a las 22:11, (tiempo del Pacífico) la presidenta del Tribunal María del Carmen Alanís leyó el veredicto que confirmaba a Osuna Millán como mandatario estatal y certificaba la primera derrota de Jorge Hank Rhon en la máxima instancia judicial electoral del país.
“En ese sentido, señores magistrados, el efecto de la resolución que estaríamos aprobando sería el de confirmar la declaración de validez de la elección de Gobernador Constitucional del Estado de Baja California”, pronunció la magistrada y con este sentencia, el PAN aseguraba una hegemonía de 24 años en el gobierno de esta entidad.
La insuficiencia de las pruebas presentadas por la Alianza para que Vivas Mejor, la no demostración de inequidad en el proceso, fueron los principales argumentos de los magistrados para rechazar la anulación y ratificar el triunfo panista.
“No encontramos elementos de prueba suficientes ni hechos específicos para poder proponer a la sala la anulación de la elección en el Estado de Baja California”, expuso el magistrado Flavio Galván en su ponencia inicial.
Sin embargo, el magistrado Manuel González Oropeza fue crítico de la actuación del Gobierno del Estado, dijo que si bien no hay elementos probatorios para anular la elección, sí es necesario dar vista a la Procuraduría de Justicia de Baja California y la Procuraduría General de la República sobre la intervención de Gobierno del Estado en la elección.
“A consideración de nosotros deja mucho que desear esta elección por los actores que intervinieron e incluso en mi opinión muy personal, por el papel de los actores que se involucraron en el mismo, creo que el pueblo de Baja California hubiera merecido algo mejor que lo que presenció en estas elecciones”, dijo González Oropeza.
Jorge Ramos Hernández, alcalde electo de Tijuana, Francisco Blake Mora, futuro secretario de Gobierno, el líder estatal del PAN Salvador Morales Riubí estaban en la sala de sesiones y festejaron alegres la sentencia final.
Ahí se encontraban también Pablo Alejo López y Donaldo Peñaloza, presidentes municipales electos de Ensenada y Tecate respectivamente.

La hora de la verdad

Inició: 19:37
Terminó: 22:11
Resultado: Voto unánime en contra de la anulación de la elección y a favor de la ratificación de José Guadalupe Osuna Millán como Gobernador Constitucional de Baja California, quien tomará posesión el 1 de noviembre.
Se confirma la declaración de validez de la elección y se confirma la sentencia del 27 de septiembre de 2007 emitida por el Tribunal de Justicia Electoral de Baja California.

Monday, October 29, 2007

Cuenta regresiva en el Bunker

Encerrado en este momento en el bunker del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, cuento impaciente los minutos que faltan para decidir el futuro político de Baja California. Por si fuera poco, la sesión ha sido pospuesta tres horas. En teoría debió empezar a las 17:00 (tiempo del DF) pero iniciará hasta las 20:00 y posiblemente yo salga de aquí a las 23:00. Los magistrados la hacen de emoción, alargan la agonía y desatan los rumores. La moneda sigue en el aire. Quesque están deliberando. Por lo pronto, los aplazamientos del Trife me mantienen como huésped de la Capital del País

Amigos

Cumplo en este momento una semana completa en México. Lo mejor, sin duda, volver a ver a mis amigos. Lo peor, comprobar que no hace falta llegar al exceso para que el cuerpo cobre una factura cada vez más cara. Poco más de tres años viví en esta ciudad, pero fueron semilla para hacer tres grandes amigos. Alguna vez dije, erróneamente, que la amistad suele limitarse a circunstancias y momentos específicos compartidos por casualidad. Mentira. Un verdadero amigo lo es para siempre. Yo he hecho muy pocos en las tres ciudades que he vivido, pero son personas que aunque estén lejos siempre dejan una huella en tu vida. Los demás son el millón de conocidos que pasan por nuestra existencia. Me reencontré con amigos de adolescencia que no veía hace ocho o diez años y el sentimiento permanece, la conversación fluye. Sin duda fue lo mejor de este viaje


Péndulo

El viernes por la noche una expedición de más de tres horas por la librería El Péndulo en Polanco. Un libro de Bert Hellinger para Carolina, un libro de Brujas y Demonios de la colección Medievalia para mí. Un libro de Roth y otro de Skarmeta a 20 pesos cada uno completan las adquisiciones de la noche. Cerca de las 23:00, fui seducido desde el menú de un restaurante italiano por una botella de Malbec Privada de Norton, pero hay noches en que el vino, aunque sea una delicia, nomás no es bienvenido en el cuerpo. Mala noche la del viernes a sábado, pero con todo y los demonios del maldormir a cuestas, salí con el ánimo dispuesto para vivir mi Sábado Distrito Federal.

Chopo

Tras el riguroso stop en un café internet para checar la página del Trife, leer los periódicos y escribir las notas, me di a la tarea de consumar el ritual sabatino que marcó mi adolescencia: Una expedición al Chopo, que de paso me sirvió ara conocer el famoso y práctico Metrobus. Tenía más de once años sin ir al tianguis de la Buena Vista y la verdad es que ha cambiado bastante. De entrada es mucho más grande, tal vez el doble de tamaño de la última vez que lo visité. La vendimia llega hasta la estación de tren. Yo comencé a visitar el Chopo a mis 14-15 años allá por 1989 y fui un asiduo hasta 1992, año en que me marché del DF. No deja de sorprenderme ver ahora tantos morritos de 14 y 15 años con sus crestas, sus botas y sus piercings que aún no habían nacido cuando yo ya compraba mis discos usados en ese andurrial. Sí, soy un pinche veterano que se niega a evolucionar. Algunas cosas han cambiado, otras son idénticas. En “mis” tiempos (pinche viejo, estos tiempos también son “tus” tiempos) el cd era un artículo de lujo en el Chopo y lo que sobraban eran vinilos y casetes. Hoy la fiebre del MP3 ya contagió hasta a la banda radical. Me llamó la atención ver puestos especializados en venta de camisetas barrabraveras de equipos argentinos. Parece que a la clica radical le gusta sentirse hincha de equipos como Banfiled, Rosario Central, Quilmes o Newells. En “mis” tiempos, la clica punk-metalera solía criticar mi enfermiza afición futbolera (ya saben, el típico rollo pendejo del futbol como arma del sistema para hipnotizar a las masas) y ahora resulta que son barras bravas. El dios redondo los iluminó.
Muchos más tatuajes, muchos más piercings, mucho más desfile de modas, muchos más policías y mucha menos agresividad. Qué pinche vigilancia. En 1989 ir al Chopo o ir a una tocada en Tlanepantla era una experiencia más violenta, una apuesta arriesgada. Hoy fue un simple paseo turístico. Ja, los punks de Neza mandando mensajitos desde sus celulares y uno que otro con su iPod.
Al final, compré en un puesto tres ejemplares bucaneros (nuevo de Exodus, nuevo de Down y un disco de los progre-power Spiral Architect, además de un original de los falk finlandeses de Korpiklani) Una cruz gamada y una espadita vikinga completaron el carrito de compras.

Bellas Artes

De ahí en metrobus al Ángel de la Indepe en donde había quedado de ver a mi amigo Salvador Adame. Comimos en la casa de su madre, la señora Raquel, a quien siempre aprecié mucho y cuya sabia lectura de cartas orientó muchas de las decisiones de mi adolescencia. Un paseo por ese pedazo de futurismo snob llamado Santa Fe (un Wall Street de la chilanguez que en “mis” tiempos era basureros y barrancas) Una infructuosa búsqueda de Carlos Macías en su casa en las inmediaciones del edificio del Pantalón y luego una expedición al Centro. Nunca hubiéramos ido en carro. Conseguir un lugar en el estacionamiento de Bellas Artes fue algo más que una hazaña. Consumada la proeza, una expedición a las librerías Porrúa, el Sótano y Gandhi. Un libro de poemas de Juan de Dios Peza para el abuelo de Carol y El mago de Viena de Pitol para mí. A propuesta de Adame, una visita al museo de la Cerveza, cantina en la calle Bolívar que pertenece a Katina, una antigua compañera de la prepa. Créanlo o no, no bebí una gota de alcohol.
Lo más divertido del Centro es ver el juego de gato-ratón de los policías con los ambulantes. ¿Cuándo chingados se fueron Ebrard? Llegan las patrullas, los ambulantes emprenden la huída como ratones y en dos segundos levantan sus puestos. Se retiran los polis y los ambulantes salen de sus cuevas.


La puta Condesa

Tras la odisea que significó sacar el carro del estacionamiento, enfilamos rumbo a la catedral del esnobismo y la pretensión: La Condesa. En una casa antigua transformada en bar en la calle Saltillo, llamada, según creo recordar, P Galery, nos encontramos con nuestro antiguo compañero de la prepa, el pintor Alejandro Castro Pintado. Dos aguas minerales mi consumo de la noche. Salí de la Condesa sin gota del alcohol en mi sangre. Mucho amontonamiento, un humo de cigarro que te hacía sentir como en cámara de gas, ojos enrojecidos, conversaciones petulantes a mi alrededor, bastantes argentinos, blues acidón en vivo, mujeres con Mazarik a cuestas. Conversaciones cruzadas, oídos indiscretos, en el amontonamiento fluían como balas las palabras, la verborrea con ese acento insoportable: Éxitos, viajes, chismes de relaciones amorosas, cine, chilanguez extrema, deseos de largarme de una vez por todas a Tijuana. Cambio a toda esa puta Condesa pretenciosa por una cantina de la Coahuila. Por fin acertamos a largarnos de ahí y respiré por fin aire puro. Una cena en el Tizoncito y la cama ya exigía a gritos mi presencia.

Honradez chilanga

Domingo defeño por la mañana. Amanecí felizmente recuperado tras una atípica y deliciosa noche de más de ocho horas de sueño. Un tesoro cada vez más raro y apreciado en estos días. Un frío de perros y un nublado nórdico En un cajero automático ubicado justo frente a la rotonda de la Diana Cazadora dejé olvidado a mi libro compañero de viaje, Profundidades de Henning Mankell. Caminé a la Zona Rosa a buscar un café internet, husmee un rato en el Mix Up y dos horas después reparé en la pérdida. Mi compañero de viaje no estaba conmigo. Regresé a paso veloz al cajero automático y ahí me esperaba mi libro. En la ciudad de los rateros puedes dejar olvidado por casi tres horas un libro de una editorial cara y nadie se tomará la molestia de agarrarlo.


UNAM vs La Máquina

Expedición en metro hasta ciudad universitaria con la idea de apañar un boleto para el UNAM vs Cruz Azul. Desde 1999, en un Tigres 1-0 Celaya, no acudía a un partido de primera división mexicana. En estos ocho años había acudido a partidos de primera división en seis países del mundo, incontables apariciones de la Selección en Los Ángeles y San Diego, muchos partidos de primera A en Tijuana, pero no un duelo oficial de primera. En algún momento de mi vida acudí regularmente al México 68 e incluso puedo presumir haber estado presente el 7 de junio de 1991, cuando el golazo del Tuca los coronó ante el América. Mi última vez en el Olímpico había sido un UNAM 5-1 León en 1993.


Conseguí un boleto en reventa a precio razonable. Tuve que dejar mi cinto en la taquilla (en “mis” tiempos no te quitaban el cinto en el estadio) Un ejército de policías y un helicóptero me hacían sentir en campo de batalla. Primer tiempo tan frío como la mañana. El aire soplaba helado en el Palomar. Los aficionados Pumas tienen complejo de argentinos, cantan con acentito boquense e imitan muy mal los versos de las barras bravas. Mejor se hubieran quedado con su tradicional Gooooya.
Miguel Sabah, a quien tantas veces seguí en Nacional Tijuana, abrió la cuenta con un penal dudoso. Solari empató con reverendo golazo, pero Sabáh los enfrió de nuevo con certero cabezazo. Triunfo de la Máquina que me puso contento. Tengo cierto morboso placer al ver sufrir a toda esa porra con complejo de guerrilleros comunistoides y además, de los equipos chilangos, el único que me cae relativamente bien es la Máquina.

Bosques

De la UNAM en peregrinación a Bosques de las Lomas en donde mi amigo Carlos y su esposa Eleonora me esperaban para comer. De todos los amigos que he tenido en mi vida, el que más ha progresado económicamente, ni duda cabe, es Carlos. Su depa podría salir perfectamente en una revista de moda habitacional. Hagan de cuenta un depa neoyorquino. Una comida deliciosa preparada por Eleonora, suculentos vinos blancos, una espumosa champaña, un purito regañón y una plática de aquellas A los 15 años con caguamas en el mercado del Huizachal, ahora con Champaña en lo alto de un edificio. El licor y el sitio es lo de menos, el sentimiento, les juro, es el mismo.

Amanecí en el depa de Carlos y Eleonora con una crudita ligera. Desayunamos chilaquiles en Interlomas y me costó trabajo creer que el 20 de noviembre de 1991, yo acudí a la inauguración de ese centro comercial en donde tuve mi primer trabajo en nómina en discos Zorba. Con todos esos edificios, me costó trabajo reconocer la zona donde alguna vez estuvo mi casa. Despedida y a cumplir con el deber, en peregrinaje a la sede del Trife. Amanecer en Bosques de las Lomas y pasar la tarde en Iztapalapa es algo así como un viaje intercontinental. El viejo dilema del contraste social. Lo has visto y escuchado mil veces, pero te cuesta trabajo creer que en un mismo valle existen dos planetas condenados a negarse uno al otro. Nadie sabe cómo vine a parar yo el tercer mundo. Y aquí estoy en este instante, enclaustrado en el perro bunker del Trife. Hace unos minutos me anunciaron que la sesión se pospone ooootra vez más, hasta las 21:30. Algo huele a podrido en este reino.