Eterno Retorno

Friday, May 04, 2007


Nostalgia de la sombra
Eduardo Antonio Parra
Joaquín Mórtiz

Por Daniel Salinas Basave

Perdón por este desvarío, pero he de confesarles que al entrar en los territorios de la adicción libresca suelo padecer una suerte de enfermiza dualidad al estilo Jekyll y Hyde. Es como si a la hora de meterle diente a un libro tuviera que soportar a un par de lectores radicalmente opuestos enfrentándose dentro de mí. Hay un primer lector de naturaleza alegre, fácil de contentar, al que le basta ser transportado a una atmósfera más o menos bien creada y encontrarse con tres o cuatro frases bien construidas para sentirse a gusto con el libro que tiene entre sus manos. Este lector bonachón que devora libros compulsivamente llega hasta la última página de cada ejemplar que cae en sus manos. Pero existe también otro lector bastante odioso, al que casi nada conforma y a quien le basta un mínimo tropezón del autor para empezar a echar pestes del libro. En aras de un mínimo de objetividad e imparcialidad, démosle voz a este par de lectores y dejemos que sean ellos quienes nos hablen de “Nostalgia de la sombra”, novela de Eduardo Antonio Parra, escritor guanajuatense autoexiliado en Monterrey.
El lector bonachón, regiomontano de nacimiento, devoró la novela con el placer que se devora una riñonada de cabrito. La historia de Ramiro, un sicario que recibe el encargo de matar a una bella mujer, le pareció adictiva desde la primera frase: “Nada como matar a un hombre”. Un paseo por submundos infernales, sucesivos quiebres de la cordura en universos decadentes y descripciones bien logradas de la geografía urbana regia fueron suficientes para que este lector siguiera adelante con Nostalgia de la sombra. Le agradó la atmósfera que por momentos logra crear Parra, el ingenio de algunos párrafos y la sabiduría de algunas frases dignas de ser subrayadas. Para muestra un par: “Digamos que no tiene principio el mal, empieza donde lo hallas por vez primera y te sale al encuentro por todas partes” “La ciudad que se le va grabando a uno en la cara interna de la piel, poco a poco, a través de los años, hasta que surge a la superficie como un tatuaje”. El lector conformista concluye que si bien Nostalgia de la sombra no será nunca una novela capaz de perpetuarse en el altar del buró, bien valió la pena leerla.
Pero el lector odioso, ese que no se conforma con nada, piensa muy distinto. Le bastó leer unas pocas páginas para darse cuenta que el tema coqueteaba con el hollywood más barato. Un matón a sueldo debe matar a una mujer que además de bella, es rica e inteligente, pero antes de meterle bala debe seguirla y vigilarla de cerca por varias semanas. El sicario sigue a la mujer y cada día que pasa se siente más extasiado por su belleza y personalidad. ¿Se imagina usted lo que sigue? Cualquier aficionado a películas B puede intuirlo. Los personajes son absolutamente malogrados y las situaciones inverosímiles. Cualquiera que haya vivido en Monterrey puede darse cuenta que como historia es un churro. No hay un solo regio que crea la existencia de una poderosa y rica empresaria que vive en la colonia Vista Hermosa, ni en el Mall del Valle, símbolo de lo caduco y obsoleto, como punto de referencia de lo opulento. El personaje y su repentina transformación de humilde corrector de ortografía en sanguinario matón cae en lo ridículo y el lenguaje en los diálogos por momentos es propio de taller literario preparatoriano. Perdón por la odiosa comparación, pero el lector odioso le dice que si quiere leer buenas novelas sobre sicarios, mejor lea Arma en el hombre del salvadoreño Horacio Castellanos Moya o el simpático Asesino solitario del sinaloense Elmer Mendoza. El matón de Parra ni siquiera mata de risa. En fin, estas son las opiniones de los dos lectores de Nostalgia de la sombra. Léalo y decida usted con cuál se identifica.

Cargando mocosos

Desde que se inventaron las primeras cámaras fotográficas, a mediados del Siglo XIX, hasta la actual era digital, ni un mandatario del planeta ha resistido la tentación de hacerse fotografiar con un bebé en brazos.
Lo mismo un John F. Kennedy que un Francisco Franco, un Lázaro Cárdenas o un Juan Domingo Perón tienen en su archivo biográfico fotos en las que posan sonrientes meciendo un lindo nene.
Pues bien, ayer, durante su visita a Tijuana, Felipe Calderón Hinojosa repitió la trillada fórmula, pero no una, sino cinco veces seguidas. A la hora de entregar las primeras cinco pólizas del Seguro Universal, Calderón cargó y meció a igual número de bebés, el tiempo suficiente para asegurar que a ni un colega se le fuera la foto. Eso sí, Calderón demostró que nunca ha trabajado en una guardería y que a sus niños probablemente los arrulló su esposa Margarita Zavala, pues según los papás más expertos se vio nervioso y no se observó en sus brazos esa técnica y esa seguridad de quien sabe cómo arrullar a un bebé llorón. De cualquier manera, la fórmula tiene éxito y varios cientos de flashes se activaron.

Tianguis

Dice don Miguel de Cervantes que toda comparación es odiosa, pero el encargado de relaciones binacionales del Ayuntamiento Alfonso Bustamante sí que se voló la barda. Bustamante hizo una comparación que sin duda pondrá a pensar a los intelectuales del Colef y a los expertos en materia de temas biculturales. Resulta que Bustamante anda promoviendo el Tianguis Turístico Tijuana 2007 y en la invitación oficial enviada a los medios del vecino Condado de San Diego se permitió señalar que tianguis es la versión azteca de un Wal-Mart. No cabe duda que cada quien interpreta la cultura y la historia como quiere.

Deja Vu

Para miles de ciudadanos tijuanenses, lo vivido en la mañana de ayer fue algo así como un dejá vu.
El término dejá vú o paramnesia describe la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado antes una situación nueva.
Situaciones e imágenes que hace un par de semanas vivieron y contemplaron quienes caminaban o transitaban por las cercanías del Hospital General, fueron idénticas a las vividas ayer por la mañana.
Al igual que ocurrió el pasado 18 de abril, varias vialidades principales aledañas al Hospital General fueron trastornadas por un gigantesco operativo policial.
La gran diferencia era que adentro del centro de salud no estaba un comando de sicarios armados hasta los dientes, sino el Primera Mandatario de la Nación, Felipe Calderón Hinojosa, quien ayer cumplió su segunda gira de trabajo por Tijuana.
Pero el dejá vu no sólo afectó a los ciudadanos que caminaban por las cercanías del nosocomio, sino también a quienes entraron al evento de Calderón Hinojosa y escucharon en su discurso frases idénticas a las pronunciadas hace exactamente 46 días, cuando visitó por primera vez Tijuana en calidad de presidente.
Al referirse al tema de la seguridad, Calderón repitió en forma casi textual algunas de las consignas pronunciadas el pasado 16 de marzo en el Centro de Alto Rendimiento de la UABC.




Thursday, May 03, 2007

Dicen que hoy celebramos el Día Mundial de la Libertad de Prensa y lo celebro, como siempre, trabajando. A diferencia de los albañiles, a los reporteros no nos cuelgan la Santa Cruz en el teclado ni nos invitan suculentas caguamas con su respectiva carnita asada al terminar la jornada de hoy. Hay quienes creen que somos privilegiados, pero les juro que los reporteros del Sol de Tijuana ganan bastante menos que un maestro albañil.
En el marco de este día, Reporteros sin Fronteras publica su lista de depredadores de la libertad de expresión. Coincido con ellos en casi todo, pero se les olvidó poner que a menudo los principales enemigos de la libertad de prensa somos nosotros mismos, los que ejercemos este oficio. Esos seudocolegas que embriagados por el licor de chayote, se dedican al apapacho de funcionarios y políticos mientras sueñan en convertirse en achichincles del algún marrano con corbata.
Libertad de expresión en el combativo periodismo tijuanense. Ja, ja. Díganle a un reportero del mexicano que escriba una nota denunciando el charrismo sindical y el caciquismo en la CTM o que publique una lista de los más grandes evasores fiscales ¿Quién será el primero que cortará de tajo su libertad y su empleo? Su patroncito, el puerco de eligio valencia.
¿Por qué los seudo colegas de el mexicano no escriben notas contra Hank Rhon? No es porque el mandamás del Grupo Caliente vaya a matarlos como al Gato Félix, sino porque sus patrones así lo han dispuesto. El depredador de su libertad de prensa está su dirección editorial, no en el hipódromo.

También se le olvidó a Reporteros sin Fronteras que un gran depredador de la libertad de prensa son las grandes empresas y no los políticos.
En este momento puedo escribir pestes sobre Jorge Hank Rhon o sobre José Guadalupe Osuna y les juro que no me pasará absolutamente nada. Pero no se me vaya a ocurrir sacarle algo a GasMart, a Telnor o a Grupo Urbi, porque la venganza de estos empresarios será terrible. Lo primero que tratarán de hacer, es que pierdas tu empleo y te presionarán por métodos poco éticos para que te retractes y claro, tampoco faltarán las demandas por difamación.

Dicen que en Tijuana la libertad de expresión termina donde empieza un Calimax. ¿Ustedes lo creen? Pase al departamento de frutas y verduras.

Wednesday, May 02, 2007

¿Recuerdan un Día del Trabajo con lluvia en Tijuana? Yo no.

Cinéfilos

¿Por qué hay tantos escritores mexicanos obsesionados con el cine? ¿Por qué la gente que gusta de la literatura es a menudo cinéfila? ¿Por qué carajos hay tantos tipos que discuten sobre películas a mi alrededor? ¿Por qué les preocupa tanto quién carajos gana el Óscar o la palma o el ariel? Me caga el cine, me aburre el cine pero sobre todas las cosas me cagan y me aburren los cinéfilos. Entiéndalo de una vez, maniacos de las palomitas: La mejor película que existe es un partido de futbol y si es de la Champions mejor. De todas las cosas que hay actualmente en la cartelera la única película que medianamente llama mi atención es Gol II y solamente porque trata de futbol y aparecen jugadores reales.

Arriaga


A propósito. Nunca en mi vida he leído nada de Guillermo Arriaga y de hecho supe de su existencia hasta hace unos días, cuando en www.paulauster.blogspot.com leí lo siguiente:

El estadounidense Paul Auster y el mexicano Guillermo Arriaga mantuvieron el viernes por la noche una charla casi de amigos íntimos en el marco del Festival Literario del PEN Club, que se celebra en Nueva York. Ambos creadores intercambiaron ideas ante una audiencia atenta a sus opiniones sobre el cine y la literatura, sin olvidarse de temas tan universales como el dolor y la muerte.

Caray, dije ¿Quién carajos es ese mexicano que se sienta junto al mero mero chingón de las letras gabachas? Dada mi enfermiza admiración por Auster, supuse que ese escritor mexicano debía ser digno de leerse. Pues bien, ayer por azares del día festivo me topé con un libro del tal Arriaga. Olvidé su nombre, pero en la portada aparecía una mujer desnuda. Leí la siempre engañosa contraportada y no hubo ese feeling propio de ligue, ese ganchito similar al amor a primera vista que te orilla a comprar o robar un libro. Después leí la semblanza del autor y ahí sí, hubo la contundencia necesaria, la certeza absoluta que necesitaba para no comprar el libro ni perder mi tiempo leyendo al tal Arriaga. En la foto aparecía un tipo vestido de cowboy que se presentaba a si mismo como chilango (empezamos mal compadre) papá de Jorgito y Manuelito (olvidé los nombres de los mocosos) Esposo de Petrita (también olvidé el nombre de la morra) abstemio que odia a los que necesitan inspiración con el alcohol, malo para los trompos en la adolescencia, aprendiz de jugador de basquetbol y no recuerdo que más datos de absoluta trascendencia. Muy simpático chilanguito, buen intento de romper con los aburridos cánones de autores presentados con sus universidades y premios, pero en tu búsqueda de quebrar la rutina me pareciste el colmo de la pedantería chilanga. Mejor no hubieras puesto nada y a lo mejor hasta me animaba a comprar el libro. Y luego para acabarla es guionista y con lo que detesto el pinche cine. A veces es bueno tener plena certeza de lo que uno no quiere.


PD- Ayer, también por azares del destino y del sinquehacer, me topé con la nueva novela ganadora del Alfaguara


Retorno de Sísifo

Si veinte gardelianos años no es nada, diez no son un carajo. No se si estos diez años han consumado el Mito del Eterno Retorno o más bien ha sido el de Sísifo, pero lo cierto es que esta cosa ya la viví.

Mayo de 1997: Desde la redacción de El Norte me preparaba psicológica y físicamente para una campaña política que sería la más reñida en la historia de Nuevo León (hoy en día todas las campañas, por aburridas que sean, son vendidas como las más reñidas de la historia) Fernando Canales se subía por segunda vez al ring y se preparaba para acabar con 70 años de priismo en Nuevo León. Antes de empezar me advirtieron: Habrá un mundo de intereses en juego, muchos jaloneos, hartas trampas y chanchullos. Desde la redacción preparábamos un operativo especial de cobertura. Yo, por entonces un novato total en el oficio (pese a cuatro años corridos en el radio y la experiencia de haber fundado una revista con nuestras manos y recursos) me preparaba por vez primera para el trabajo en serio, para la competencia de Grandes Ligas y Primera División. Me dijeron que no dormiría y en efecto, aprendí a no dormir. Me dijeron que no descansaría y entonces supe lo que era vaciar la jarra de café a las 10:00 de la noche en la redacción. Al final ganó el PAN o pudo haber ganado el PRI (al fin y al cabo Nati ganó seis años después) El caso es que yo me morí del aburrimiento.


Mayo de 2007: Desde la redacción de Frontera me preparo física y psicológicamente para la campaña política más ruda y reñida de la historia de Baja California. Jorge Hank Rhon afila las garras y salta al ruedo para acabar con 18 años de panismo en la norteña península. Decir que una campaña política es sucia es una obviedad, pero por estos rumbos se suele llegar al descaro y el cinismo es una virtud. Acá en Tijuana las marrullerías polacas suelen ser presumidas como hazañas. Un ciclón de grillas, pitazos, filtraciones y puñaladas traperas ha empezado a soplar. Me gustaría ser un mocoso y asustarme, pero en periodismo pasé sin escalas de novato a veterano. Diez años después me siento un viejo tundeteclas, carne y sangre de redacción, con miles de litros de tinta desparramados en la colina de Sísifo. Se lo que viene, lo puedo ver y no hace falta ser adivino para intuir lo que estaré haciendo la noche del 5 de agosto. ¿De qué me han servido diez años? Me han servido para aprender que la política es un circo y a los circos va uno a divertirse, no a morir de aburrimiento. Así las cosas, trataré de divertirme y hacer el relato de esta absurda batalla lo más entretenido y constructivo posible para nuestros lectores.


Un rancho

Tiene más de tres millones de habitantes, decenas de miles más que los reconocidos por Inegi y los sabihondos del Colef. Su población flotante rebasa toda proporción. En el momento en que escribo esto, varios cientos de pollos están arribando a la Central de Autobuses o al Aeropuerto procedentes de Sinaloa, Nayarit, Michoacán (y agregue usted cuanta entidad empobrecida se le venga a la mente) Uno o dos pasarán a Estados Unidos. El resto se quedará aquí a vivir del subempleo, la mendicidad, la delincuencia o la venta de droga al menudeo. También en el momento en que escribo esto varios cientos de turistas destapan la primera cerveza del día. Sume usted también a los chinitos que llegan de contrabando por Ensenada directo y sin escalas a las cocinas de los restaurantes. Agréguele hondureños y guatemaltecos que se hacen pasar por chiapanecos en las maquilas y si quiere un poco de exotismo para excitar paranoias antiterroristas, cuente a ocasionales iraníes e iraquíes que de vez en cuando se topa el INM en algún cuarto de hotel. Nuestra tasa de crecimiento anual, superior al 6%, está por encima de la de todo el país (solo el vecino municipio de Rosarito y su escandaloso 8% nos gana) Como podrá usted ver, en Tijuana somos un chingamadral de gente. Alguien con ínfulas culturales diría que vivimos en una urbe cosmopolita y multiracial. Yo pienso que pese a todo, sigue teniendo alma de pueblo. Somos un ranchito. Demasiadas caras conocidas en la placita, demasiados chismes en la tiendita de la esquina, demasiadas manos estrechadas, muchos nombres que conozco o me suenan, demasiados tipos con los que al menos una vez en mi vida he cruzado un par de palabras. Sales de tu casa un día festivo cualquiera y encuentras a veinte o treinta conocidos. Vamos a comer a la Fonda Argentina y en la puerta encuentro a un tipo ¿A quién saludaste? pregunta Carolina. Líder transportista, resentido con Hank Rhon, bonos a la baja. En la mesa de a lado hay otro tipo ¿Y ese? Promotor de bienes raíces especializado en terrenos junto al mar, estafador profesional. Vamos al súper y estrecho otra mano ¿Y ese? Regidor perredista, coquetea por igual con priistas y panistas. Vas al cajero automático y alguien más te saluda. Ex candidato panista, recién derrotado en las elecciones internas del domingo. De carro a carro, en el semáforo, alguien pita y te saluda. ¿Quién es? Pasquinero a la baja, ex vocero de un priista en decadencia, en busca de nuevo patrón en las elecciones. ¿Y ese otro? No me acuerdo, pero creo que anduvo en el Ayuntamiento de Kiko ¿y aquel? Me suena a ex achichincle de un diputado y así nos la llevamos. Ocho añitos de reportear en Tijuana me han servido para tener varios centenares, acaso miles de conocidos y sin embargo me siguen sobrando dedos en una mano para contar a mis amigos.