Eterno Retorno

Thursday, September 20, 2007

La vida es pasajera, pero ser TIGRE es eterno

La frase no es mía (ignoro de quién sea) pero se aplica a la perfección mi existencia. Este sábado se juega el Clásico 85 y sólo una cosa les digo: Este Clásico no lo perdemos. Jodan lo que quieran, que si el equipo va mal, que si es un fracaso. A la mierda. Este sábado se olvida todo. Recuerden que con TIGRES no soy un aficionado objetivo y analítico, sino un fanático radical e irracional. Para analizar el futbol fríamente veo la Champions, pero con mis TIGRES soy un hooligan incapaz de entender razones. Este sábado no me importa un carajo el buen futbol. Sólo me importa ganar. Ardan en el infierno gusanos con rayas, desde Eterno Retorno les reitero una vez más mi odio eterno a su puerca camiseta. ARRIBA LOS TIGRES.


Adiós al verano

Días de nubes y presagios. El adiós del verano tuvo prisa y la oscuridad de las mañanas va dibujando el rostro de nuestras vidas.


El antílope suicida retorna una y otra vez al mismo abrevadero donde acechan las fieras. Desde la copa del árbol lo mira el leopardo esperando el momento de darle la fatal dentellada en la yugular.


Asesina tus costumbres. Acuchilla de una puta vez por todas tu programita cerebral, el que te indica cuáles son tus placeres, tus ascos, tus miedos, tus deseos, esos que brotan como sierpes y se cuelan en tu vida con el desparpajo del borracho no invitado.


Hoy Monterrey cumple 411 años. Los Ojos de Agua de Santa Lucía, una lágrima en el desierto rodeado de montañas, dieron origen a la ciudad más progresista y trabajadora de América. También, por desgracia, a la que tiene los habitantes más pedantes y engreídos de este país. El cabrito y las tortillas de harina son nuestra herencia de judíos conversos. La vocación de sobarse el lomo y de hacer rendir cada centavo fue la enseñanza de la aridez circundante. La vida es dura y hay que saber pelearla. Nadie regala el dinero y por eso hay que saber cuidarlo. Felicidades Monterrey, eres una gran ciudad. Lástima que estés tan llena de regios....como yo.


Pese a los deleites que he experimentado en el jardín de las delicias de la bebida europea, mis amigos más queridos son americanos. Se llaman Jack y Samuel y en su alma tienen el eterno desafío a lo sosa que nuestra Norteamérica suele resultar. Cuesta trabajo creer que en un país donde se producen rancios meados enlatados con la marca budweiser y un agüita rociada con gotas de pipí llamada coors, pueda existir una cerveza del tamaño de Samuel Adams. Mi Samuel puede ir a Bélgica, a República Checa y hablarse de tú con cualquier maestro cervecero. En lo que a whiskocho se refiere no pocas veces he sido tachado de bárbaro por preferir el bourbon al scotch, pero el motörheadiano placer de un buen Jack Daniels, jamás será igualado por un Chivas.



Al final, irremediablemente, siempre vuelvo a la Historia de México, a apasionarme por los mismos cuentos que hace 25 años ya me apasionaban. ¿Hay algo nuevo bajo el Sol? No y sin embargo siempre me emociona. Miramón y Juárez, Degollado y Márquez. El McLane –Ocampo, el 5 de Mayo. Iturbide, Calleja del Rey, el Plan de Iguala. Al final de cuentas es el tema de temas, la obsesión permanente. Tres libros sobre tres momentos del Siglo XIX mexicano consumen mi atención. Ahora mismo sumergido en La piedra y el ensueño del buen Armando Fuentes Aguirre. Señor Librazo. Más de 700 páginas que se están diluyendo como agua. ¿Cómo se puede ser tan ameno en la profundidad? También leo una biografía de Guadalupe Victoria, nuestro olvidado e incomprendido primer presidente, esrita por Eugenio Aguirre y una pieza de buena literatura basada en un hecho histórico, como fue el remedo de atentado que sufrió Porfirio Díaz en el desfile de la Independencia en 1897. El expediente del atentado es una novela de Alberto Uribe (no confundir con el Presidente de Colombia) todo un sastre de la prosa. ¿Un sastre? Un relojero suizo este perro. A veces creo que escribe cada párrafo basado en fórmulas matemáticas. Pulcro, exacto. Tal vez no tiene esa obsesiva pulcritud de Por su nombre o La lotería de San Jorge, pero se nota el sello de la sabia casa.


Catón, lo he dicho, es ameno en la profundidad. Si algún día los académicos aprendieran que en este mundo también se vale ser simpático, todo sería diferente. En el Colegio de México y en el Colef se pasan la vida entera sumergidos en archivos en afán de crear una obra monumental, con su abstract, sus citas, sus estadísticas, su inmenso aburrimiento, su inocultable patetismo. Todo el polvo y el olor a encierro del archivo contamina sus obras, que irremediablemente volverán ahí, al paradisíaco archivo académico apenas presentadas. Archivos, bodegas, toneladas de papel amontonado, tinta, millones de palabras que nunca serán leídas, condenadas al frío eterno como condenados están los frígidos a no conocer el orgasmo.