Eterno Retorno

Friday, August 03, 2007

ALQUIMIA ELECTORAL

Por Daniel Salinas

Aunque a menudo se les considera como vergonzosas anécdotas de un oscuro pasado de unipartidismo y corrupción, los métodos de alquimia electoral siguen vigentes en los procesos actuales.
En plena era de la transparencia informativa y la absoluta autonomía de los organismos electorales, los métodos de fraude no han podido ser extirpados del todo.
Si bien no llegan al descaro y al desparpajo de hace unos años, lo cierto es que siguen estando presentes y en algunos casos han tenido que sofisticarse.
La más reciente elección local bajacaliforniana, celebrada en 2004, fue impugnada por el Partido Acción Nacional por considerar que había evidencias de fraude.
Algunas no pudieron ser comprobadas, pero otras fueron plenamente documentadas como lo fue la presencia masiva de integrantes de la llamada Marea Roja afuera de las casillas así como el reparto y colocación de propaganda en las inmediaciones de las mismas y el acarreo masivo de votantes.
También hubo acusaciones no comprobadas de compra masiva de votos y amenazas e intimidaciones a votantes de oposición
Para garantizar un control de los votantes de un determinado sector o distrito, los partidos identifican primero a sus militantes, simpatizantes, opositores y potenciales vendedores de votos.
Padrones de organismos como Copladem y la Procuraduría Urbana en el caso del Municipio o la Cespt y el Pipca en el caso del Estado han servido para llevar un control interno de posibles votantes susceptibles de ser reclutados como militantes o bien convertidos en reclutadores.
Desde sueldos fijos para reclutadores, hasta ofrecimientos de premios y gratificaciones a quienes logren captar más allegados han sido métodos usados por las brigadas de los partidos en las colonias populares.
En afán de contribuir a que en las elecciones del 5 de agosto reine la transparencia, la paz y la limpieza y evitar la propagación de viejas prácticas, Frontera enlista y describe algunos de los métodos tradicionalmente usados en fraudes electorales.
Compra, inducción o inhibición del voto, acarreo de votantes, alteración del funcionamiento de las casillas o desestabilización del proceso mediante violencia o amenazas son aspectos que han estado presentes en anteriores procesos y deben prevenirse y combatirse en la jornada del 5 de agosto.


MÉTODOS DE ALQUIMIA ELECTORAL

Compra certificada de votos: Para asegurar que la compra de voto será efectiva y que el dinero no se gastará en vano, el mapache inicia un robo en serie de papeletas electorales. Un comprador de voto empadronado en una casilla, entra a votar y deposita en la urna las papeletas de candidatos a diputación y alcaldía, pero la de candidato a gobernador se la guarda en la bolsa para robarla de la casilla y entregarla previamente marcada a la persona que venderá su voto. El vendedor del voto tiene la consigna de acudir a la casilla, depositar la papeleta previamente marcada a favor del partido comprador y robar la papeleta en blanco que le corresponde. El vendedor entregará la papeleta en blanco al “mapache” comprador quien entonces pagará el dinero prometido y entregará la boleta recién robada a otro vendedor que repetirá el mecanismo. La operación se repite cientos de veces durante la jornada. Para asegurar el éxito de la maniobra, el partido comprador tiene que contar con listas de simpatizantes empadronados en determinada casilla y asegurarse de que todos acudan a votar. Dado que es necesario hacer la entrega de la boleta robada y del dinero prometido varios cientos de veces al día entre muchas personas, es necesario contar con un domicilio o local en las cercanías de la casilla para concentrar a la gente y efectuar la operación.


Compra de credencial: Este mecanismo no garantiza el sufragio a favor del partido comprador, pero logra quitarle una buena cantidad de votos al partido rival. Los mapaches deben ubicar a militantes o simpatizantes del partido rival en colonias populares de muy escasos recursos. El ofrecimiento es comprar la credencial electoral bajo la promesa de devolverla el lunes siguiente, para así asegurarse de que el simpatizante no acuda a votar


Acarreo tradicional: Cientos de personas son traídas a la casilla a bordo de camiones, calafias o taxis para que depositen su voto. Técnicamente no es ilegal, pero puede presumirse que los acarreados llegan al lugar con la consigna de sufragar en un mismo sentido y con el voto previamente comprado.


Acarreo interestatal: Es una forma más sofisticada de acarreo y existen denuncias, aún no corroboradas, de que se ha puesto en práctica para la elección del 5 de agosto. Centenares de personas procedentes del interior de la República son compradas y traídas a Baja California con todos los gastos pagados para empadronarse como electores en la entidad proporcionando comprobantes de un domicilio local facilitado por sus allegados bajacalifornianos. Las personas regresan a sus respectivas entidades y previo a la elección retornan a la entidad para emitir su voto.

Invasión de brigadistas: Fue la práctica más común durante la elección del 2004, consistente en la invasión de personas vestidas con camisetas de color roja que se colocaron en las inmediaciones de las casillas. El color sirvió para que pudieran identificarse como simpatizantes de determinado candidato y organizarse entre ellos. En muchas ocasiones las camisetas llevaban propaganda.

Colocación o reparto de propaganda en las inmediaciones de la casilla: La colocación de pancartas, mantas o calcamonías de determinado candidato así como el uso de camisetas y gorras con propaganda en las inmediaciones de las casillas fue una práctica común durante la elección del 2004, misma que puede inducir el voto.

Sustitución de funcionarios de casilla: Este método tiene por objetivo “sembrar” a militantes de un partido u operadores electorales como funcionarios de casilla. El método consiste en identificar previamente quiénes han sido nombrados funcionarios de casilla y ofrecerles dinero a cambio de que ese día no se presenten a cumplir con su obligación. Al no haber funcionarios para declarar la apertura de la casilla, la ley señala que puede habilitarse a cualquier ciudadano presente que esté dispuesto a cubrir dicha responsabilidad. Ahí estarán los operadores electorales del partido comprador listos para levantar la mano y ofrecerse como funcionarios. De esta manera, un partido controla en su totalidad la operación de la casilla.


Casillas madrugadoras: Legalmente, una casilla debe abrir a las 8:00 de la mañana, pero se han dado casos de casillas que empiezan a funcionar horas antes desde el amanecer con funcionarios previamente comprados, lo que permite traer a votar a personas allegadas que previamente han vendido su sufragio o embarazar las urnas sin la supervisión del representante de casilla del partido opositor.

Casillas retardadas: Es la operación contraria a la casilla madrugadora. Consiste en retardar cuanto sea posible la apertura de la casilla alegando cualquier eventualidad, tales como falta de materiales electorales o ausencia de funcionarios. El retardo en la apertura desilusiona a los votantes que hacen fila desde temprano, quienes se retiran del lugar.


Casillas ambulantes: El método consiste en mover la casilla unas cuantas cuadras o unos cuantos metros del lugar previamente señalado en la lista del IEE, preferentemente a un lugar oculto o difícil de identificar. La nueva ubicación desorientará a los votantes, muchos de los cuales regresarán a sus casas sin haber votado, mientras que los militantes del partido fraudulento, previamente informados del movimiento, concentrarán la mayoría de los votos en la casilla.


Urna embarazada: Mecanismo de lo más popular en los años sesenta, setenta y buena parte de los ochenta. La fórmula alquímica es muy simple: una sola persona, normalmente funcionario de casilla, deposita tacos de votos cruzados a favor de un partido. Se creía una práctica desaparecida, pero se ha denunciado en recientes procesos electorales de Guerrero y Oaxaca.


Ratón loco: Esta trampa consiste en obstaculizar el voto mediante la anotación errónea de las secciones electorales en la lista nominal de electores con lo que se dificulta la localización de la casilla en donde deba de votar, ya que al acudir a la casilla más cercana a su domicilio a sufragar no podrá hacerlo por no encontrarse su nombre en la lista mencionada.
Se le llama ratón loco porque el elector se comporta como tal, camina de casilla en casilla, busca su nombre en varias listas nominales para poder votar, y al no localizarlo, lo más probable es que se desespere y ya no vote.


Terrorismo electoral: Una de las tácticas para intimidar a los votantes y evitar que acudan a sufragar, consiste en provocar zafarranchos o desatar la violencia en las inmediaciones de la casilla. Ello con afán de motivar el cierre de la misma, la intervención de la Policía o sembrar el terror entre los votantes y obligarlos a encerrarse en su casa. Otra forma de terrorismo son las amenazas de agresiones para los que salgan a votar lo la creación de los rumores sobre peligros graves en caso de acercarse a las casillas.

Campañas de desinformación y bombardeo de rumores: Esta forma de alteración de la jornada consiste en la propagación de falsos rumores sobre tendencias irreversibles en la votación a favor de un candidato, cierre anticipado de casillas o difusión de versiones sobre graves peligros o actos violentos para inhibir el voto. Se puede dar también con la convocatoria a ruedas de prensa a mitad de la jornada para proclamar ganador a tal o cuál candidato o interponer denuncias falsas.

Ciberfraude: La era de las supercarreteras de la información y los hackers expertos pone su granito de arena en la alquimia electoral. El procedimiento es muy sofisticado y tiene que ver con alogarítmos. Las unidades se transforman en decenas y las centenas en unidades. Al final, el candidato oficial gana en cualquier conteo preliminar y el opositor pierde. El propósito es crear confusión y restarles votos a las oposiciones.