Eterno Retorno

Monday, June 11, 2007

Vida no vale nada

¿Les conté que fui a la tierra dónde según José Alfredo la Vida no vale un carajo? Sí, me fui en sorpresivo y relampagueante viaje a León Guanajuato a cubrir la Asamblea Nacional del PAN.
Un fin de semana de intensa labor, de no tener respiro, aderezado por los elementos absurdos y surrealistas que suelen rodear mis coberturas foráneas. Chorrocientos mil panistas venidos de todos los rincones de México atiborraron todos los hoteles de León y el único rinconcito disponible para mí fue un balneario en medio de la nada entre León y Silao. Por enésima vez los azules abortaron el debate en torno a la apertura a la ciudadanía de los procesos internos de selección de candidatos, lo que me dejó la tarde del domingo libre para pasear por las calles leonesas. Lo del sábado fue de enloquecer y no solo por el abucheo monumental a Espino. Perdí la cuenta de las notas, crónicas y columnazos que envié. Toda la clica azul estaba en el Polifórum de León: Felipe Calderón, Fox, Jefe Diego, Creel, Espino Abascal, Luis H. Álvarez, Germán Martínez y toda la santa perrada que puedas imaginarte. Ahí los tenías a todos en el Polifórum. Si en ese momento había un temblor y se caía el changarro en pedazos, Acción Nacional se quedaba sin cabeza.
Los panistas hace mucho que perdieron la virginidad y la inocencia. Ya saben conspirar, grillar, reventar líderes, amañar consejos. Sin embargo les gusta jugar que son gente decente, niños buenos incapaces de matar una mosca. En cualquier caso me divirtieron mucho, aunque son menos pintorescos que los tricolores.

Durero

En primer lugar, debes mirar detenidamente el grabado, despacio, desplaza la mirada de derecha a izquierda: primero el diablo, extraño macho cabrío poseedor de un sólo cuerno y un báculo, segundo, el caballero, la armadura bellamente adornada, su poderosa montura y su lanza en diagonal que divide en dos el grabado, tercero la muerte amenazante rodeada de serpientes, sujetando un reloj de arena y un caballo agotado. Abajo, otra vez despacio, de derecha a izquierda: la indiferencia del reptil, la fidelidad del perro, la calavera que marca la senda y la fecha y firma de Durero. Arriba, el castillo.

Ahora, hacemos un ejercicio de interpretación. Igual que si leyéramos un texto o viésemos una película. Hay que hacerse preguntas ¿Dónde va el Caballero? ¿Está asustado? ¿Por qué está cansado el caballo de la Muerte? ¿Por qué el Caballero ni se inmuta ante los monstruos que le rodean? ¿Por qué esa calavera en su camino? ¿Por qué el reptil en la otra dirección? ¿Qué simboliza el castillo, lejano, inalcanzable?


Devaluación

El tiempo se devaluó. El 2007 es el año más devaluado de la historia. Como involuntario seguidor de métodos laborales anglosajones, mantengo un obsesivo paralelismo entre tiempo y dinero (time is money baby) Con la edad adulta, un billete de 500 pesos y dos horas disponibles valen cada vez menos. Sin embargo, desde un tiempo para acá, el tiempo se devalúa con mayor rapidez que el dinero. Un día ya no vale un carajo. Se consume tan rápido como un cigarro frente al viento. Un año en tu infancia es la historia de la eternidad y un año en la edad adulta es verse sorprendido por un nuevo asalto de la Navidad. El año se devalúa muchísimo de la infancia a la edad adulta, pero el día y la semana han sufrido una espantosa devaluación del 2006 al 2007. ¿En qué carajos se me ha ido el 2007? ¿En qué mierdas se me ha ido la mañana de este lunes? Sí, llegué a la Redacción a las 9:00 de la mañana y casi seis horas después no he producido nada. ¿Qué mierda he hecho en estos meses? Padezco la más espantosa anemia creativa que he sufrido en mi vida. Ha transcurrido casi la mitad del 2007 y no he publicado ni el 40% de los reportajes que a estas alturas llevaba en los tres años anteriores. Llega la tarde, dos o tres llamadas, garabatear la columna y de pronto el día se ha acabado. En silencio, sin poder echarle la culpa a nadie, me eclipso y miro al día y a la vida correr desenfrenados hacia un lugar a dónde al parecer les corre una prisa espantosa por llegar.


Por cierto, chutaos mi parte de la croniquita leonesa:

Por Daniel Salinas, enviado

LEÓN, Guanajuato (PH)

Luz y sombra, aplauso y abucheo, euforia total fue lo que se vivió en el Polifórum de León durante la Asamblea Nacional del PAN.
Los militantes de Acción Nacional vivieron una mañana de sentimientos encontrados, pues por una parte encontraron el mensaje partidista más emotivo que se recuerde en boca del presidente Felipe Calderón Hinojosa y del ex Presidente Vicente Fox.
Pero al mismo tiempo, escucharon la más severa manifestación de rechazo que un líder nacional panista ha recibido en toda la historia del partido.
El abucheo a Manuel Espino Barrientos fue monumental e incluso los panistas de más edad afirmaron que nunca en su larga historia de eventos y convenciones habían escuchado algo así.
La jornada empezó temprano, desde las 8:30 horas, cuando decenas de camiones atiborrados de militantes panistas arribaban al Polifórum de León.
Entre el olor de las carnitas, la barbacoa y los frijoles que miles desayunaban, los panistas de todo México se encontraron en la capital del zapato.
Sonrisas, abrazos y largas filas para registrarse y obtener la correspondiente acreditación fue lo que se vio el iniciar el evento.
El programa decía que a las 10:30 horas todos los delegados tenían que estar dentro del recinto y que a las 11:00 haría su arribo el presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Pero la puntualidad no fue virtud de los azules y los asistentes tuvieron que esperar casi dos horas hasta que llegara el Presidente, cosa que ocurrió a las 12:26.Aplausos y abucheosLa primera gran exclamación de euforia de la mañana se dio cuando un habitante de Guanajuato, el ex Presidente Vicente Fox, hizo su arribo al recinto.
Discreto, sin comitiva alguna, acompañado únicamente por el líder nacional Manuel Espino, Fox se llevó los aplausos y demostró lo popular que sigue siendo.
Los aplausos irrumpieron de nuevo cuando Fox fue invitado a subir al presidium donde lo aguardaban, entre otros, el senador Santiago Creel, el veterano panista Luis Héctor Álvarez, el ex senador Diego Fernández de Cevallos y el candidato perdedor de Yucatán Xavier Abreu. Cuando Felipe Calderón finalmente hizo su arribo dejó claro que sus bonos de popularidad están muy altos, pues el grito de “Felipe Felipe” era ensordecedor.
Pero el panorama se empezó a enturbiar cuando al mencionar el nombre de Manuel Espino se escuchó el primer abucheo, que no sería nada comparado con el que recibió cuando comenzó su discurso.
Aún así, la mañana estuvo llena de frases contundentes de unidad y apoyo a Felipe Calderón, como la que le dedicó Vicente Fox, quien afirmó que “Calderón es mi Presidente”.

Tiro Final

Mi colega Gregorio Jacomé ha puesto punto final a su columna Tiro Libre.
Con la publicación de su libro “Tiro Libre: balón al poste” cierra esta etapa. Doy por hecho y espero en verdad que siga otra etapa y un nuevo libro, pues realmente la paso bien leyendo las columnas de Goyo a quien agradezco sinceramente que incluya un capítulo dedicado a los Tigres en su libro. Ojalá consiga pronto un ejemplar, pues es de esos textos que no pueden faltar en mi librero. Puedo empeñar miles de horas de mi vida en hablar de futbol sin cansarme, sin embargo ese vicio llamado conversación futbolera se vuelve envolvente cuando estás frente a alguien que lee y es capaz de colocar al futbol en un concepto geopolítico, histórico, social y hasta literario como mi colega Jacomé.

Tiro Libre, nombre de la columna y el libro de Gregorio Jacomé, es un concepto que ha ido unido a mi vida. Palabras más, palabras menos, fue el nombre de mi puerta de entrada a los medios de comunicación. El 18 de febrero de 1993, mi tío José Manuel Basave, mi primo Héctor y yo arrancamos con un programa radiofónico futbolero llamado Tiro Libre en el desaparecido Stereo-7 F.M. en Monterrey. Yo en aquel entonces era un estudiante de Derecho y ni por la cabeza me pasaba dedicarme a los medios. Sin embargo, los pininos de amateur que hice en ese programa representaron mi punto de partida en este cerro de Sísifo llamado medios de comunicación. La primera entrevista que hice en mi vida (y he hecho varios miles) la hice en ese programa. Gratos recuerdos. Tiro Libre se escuchó hasta 1995. Cuatro años después, en 1999, en homenaje a aquel programa, bauticé Tiro Libre a una efímera columna futbolera que tuve en Frontera cuando recién arrancamos con este diario. La columna sobrevivió hasta el 2000. Junto con Pasos de Gutenberg, que ocho años después se niega a morir, ha sido la parte más disfrutable de mi laburo. Escribir de literatura o de futbol siempre será más placentero que escribir sobre la mierdoza política bajacaliforniana. Por ello, cuando supe que allá en la lejana Xalapa había un colega que compartía conmigo esas adicciones incurables llamadas futbol y libros y que encima tenía una columna con el mágico nombre Tiro Libre, no pude menos que sentirme identificado.



El ocho de septiembre de 1996, en medio de una larga tarde otoñal en Groton Nueva Inglaterra, escupí un mal parido cuento al que titulé “Cuerpo ébano”. Había olvidado por completo su existencia hasta que ayer di con él en un viejo cuaderno que tenía arrumbado en mi escritorio. No torturaré a nadie con la narración completa, que jamás ha sido pasada a máquina y no pienso nunca pasar. Sólo rescato del fuego algunas líneas aisladas. Chutáoslas.

Cuerpo ébano

Sin luz, la avenida es una infinita lengua de serpiente. Nosotros, sombras irreales buscando árboles frutales en el asfalto.

Diablos alados vestidos de neón rasguñan nuestros ojos, mientras siento el elixir de sangre y carbón danzar en mi cerebro. Nuestras entrañas son torpedos que buscan despedazarse contra cualquier cuerpo viviente, regueros de pólvora vertidos en la escalera del paraíso.

Pájaros nocturnos vestidos de orgía ocultan la lepra tras máscaras de edenes. En sus caras oxidadas se lee la asfixia de algún deseo.

Recargados en un barandal nos entretenemos en contemplar flagelos desgarrando carne viva, labios negros felando, cuerpos enjaulados copulando con panteras. También hay seres de mejillas verdosas y ojos de escama cazando payasos que se retuercen en el suelo.

Bacterias, galaxias, vírgenes y serpientes danzan fugaces en un caleidoscopio y desaparecen en las llamas para siempre.

Algunas tardes me parecía que las paredes de mi casa eran el cuerpo de un ahorcado oscilando en la boca del Infierno.

La Puta de Babilonia

No recuerdo haber comprado antes un libro en un aeropuerto, pero la semana pasada, cuando retornaba de León me topé con un título que no pudo esperar más. La Puta de Babilonia de Don Fernando Vallejo. Blasfemia pura, furia en estado bruto, el néctar mismo de la rabia está ahí, en cada página, en cada párrafo. Vallejo es un narrador encorajinado, acuchillante, poseedor del negro sarcasmo que no he visto en ningún latinoamericano. La Puta de Babilonia, ni falta hace decirlo, es la iglesia católica. Cuando vea a millones de mexicanos babeantes ante la visita de un papa o Norberto Rivera vociferar contra el aborto mientras reparte excomuniones y recibe narcolimosnas, mi refurgio perfecto será el libro de Vallejo. Abre cualquier página al azar y en cualquiera te regodearás en insultos e improperios contra la puta de putas. Bendito seas Vallejo.

¿Novedad?

En Gandhi y en otras librerías promocionan La Corte de los Ilusos de Rosa Beltrán como última novedad editorial. Lo interesante es que yo leí ese libro hace más de diez años, allá por 1996. Lo bueno que el brand new es un concepto inagotable cuando de mercadotecnia se trata.


El caballero y La Muerte
Leonardo Sciascia
TusQutes Colección Andanzas

Por Daniel Salinas Basave

Si usted le pregunta a Federico Campbell cuáles son los autores que más lo han influido en su vida, va una apuesta doble contra sencillo a que el escritor tijuanense mencionará entre los cinco primeros al siciliano Leonardo Sciascia.
La Feria del Libro de Tijuana homenajeó a Campbell y pensé que una forma de poner un granito de arena en ese homenaje es leyendo uno de los libros de cabecera del autor de “Transpeninsular”.
Así las cosas, el primer ejemplar que compré en la última Feria del Libro fue “El caballero y La Muerte”, canto de cisne de Leonardo Sciascia.
Empezando por la contemplación de su portada, siguiendo con su temática y tomando en cuenta las circunstancias que rodearon su escritura y publicación, se pude concluir que “El caballero y La Muerte”, carga consigo un aura cabalística, acaso premonitoria.
En este caso la tapa del libro es asunto de trascendencia mayor, pues lo primero que enfrenta el lector es el grabado “El caballero, la Muerte y el Diablo”, dibujado en 1513 por el pintor de Nürenberg Alberto Durero. Un grabado agresivo e inquietante como pocos ese de Durero, que el artista concibió a partir de unas palabras de Erasmo de Rotterdam: “Para que no te dejes apartar del camino de la virtud porque te parezca abrupto y temible, porque tal vez hayas de renunciar a las comodidades del mundo, y porque constantemente has de combatir contra tres enemigos en lucha desigual, que son la carne, el demonio y el mundo, te será propuesta esta tercera norma: todos esos espectros y fantasmas que se abaten sobre ti has de tenerlos en nada".
El grabado que aparece en la portada es la obsesión de un detective siciliano al que en la novela conocemos únicamente como el Vice. El grabado está colgado en su despacho y su contemplación representa para el Vice una suerte de terapia, un momento casi místico de introspección y reflexión.
Un caballero cabalga ensimismado y triste lanza en mano y a su lado una Muerte barbada envuelta en una serpiente le muestra un reloj de arena indicándole que su tiempo se acaba. Atrás de él, un grotesco demonio simbolizado por un macho cabrío de un solo cuerno lo contempla. El grabado de Durero inspiró a Sciascia a escribir esta breve novela, la última de su vida y cuya publicación fue póstuma. Sciascia muerte el 20 de noviembre de 1989 y la novela es publicada un mes después. Su personaje principal, el Vice, es un detective enfermo terminal de cáncer que aguarda su muerte mientras contempla el grabado y se enfrenta a la resolución de un crimen.
Un abogado relacionado con las altas cumbres de círculos políticos amafiados es asesinado. De antemano se intuye que el asesino es Aurispa, un todo poderoso empresario metido a político que me recuerda en algo o en mucho a Silvio Berlusconi. El Vice sabe que la investigación está condenada de antemano al fracaso, que el comisario Jefe buscará inventar culpables. El Vice inicia su investigación periférica y acelera el desenlace fatal del cáncer fumando un cigarro tras otro. El detective está condenado a muerte, su investigación a ser sepultada y sin embargo persiste. El Vice hurga en los sótanos políticos, Sciascia escribe, ambos van como el caballero de Durero, avanzando melancólicos y resueltos intuyendo, pero sin mirar jamás a la Muerte que camina a su lado y al Diablo, que desde atrás sigue sus pasos mientras la arena del reloj se consume inexorablemente.