Eterno Retorno

Monday, June 18, 2007

En los altares de nuestras vidas compartimos sangre y lágrimas, sangre y lágrimas que no cesarán hasta la dulce liberación de la Muerte; las horas se hacen días, las semanas se sienten como años, décadas de lágrimas, y sin embargo...Perderemos las cosas por las que hemos peleado, cada ascenso es seguido de una caída, perderemos a quienes amamos, a quienes debemos adorar, y sin embargo seguimos, seguimos....Sentenced, The Funeral Album
Coincido en todo con la desaparecida o suicidada banda de Finlandia, salvo en lo de las horas se hacen días, las semanas se sienten como años. Mentira. Al contrario, a mí me gustaría que la vida corriera un poco más lenta, como en la infancia. Pero los días pasan como horas, los años son fugaces instantes y la vida tiene prisa por llegar al Infierno. Y sí, tienes razón, irremediablemente perderemos las cosas por las que hemos peleado, en las que hemos creído. A la vuelta de la esquina está la caída cada vez más cerca, aguardándote paciente mientras tratas de gambetear a tus infiernos individuales antes de caer en la cuenta de que vale más que te enamores de tu Muerte.

Mar

Al carajo con sus alertas paranoicas sobre contaminación en la playa. Desde hace un buen rato dedico la mañana del sábado a ir al mar y este fin de semana no fue la excepción. El verano está rico y el agua helada del Pacífico cae deliciosa. Una paseada en la bici, una corrida en la playa, un buen chapuzón y después a leer un rato sobre las rocas con el iPod reventandose un chingón metal. ¿Existe una mejor manera de pasar la mañana del sábado?



Chingo de libros

En cuestión sexual y sentimental soy y he sido un fiel practicante de la monogamia, pero en esto de la afición bibliófila soy cada vez más promiscuo. Me resulta simplemente imposible concentrarme en un solo libro a la vez. Antes era común que leyera uno, dos o hasta tres libros al mismo tiempo, pero ahora se amontonan ocho o diez en mi escritorio. Entre Antes de que hiele de Mankell, La Puta de Babilonia de Vallejo, En voz de Borges y el Malleus Maleficarum de Krammer, todavía me doy espacios para relecturas compulsivas. La semana pasada le di una buena repasada a La presidencia imperial de Krauze, y ayer mientras bajaba unas rolitas agarré casi sin querer Morir en el golfo de Aguilar Camín y ahí me tienes que en un rato ya había releído más de una cuarta parte del libro. No me cae Aguilar Camín, me parece un trepador colaboracionista, pero su descripción del maridaje entre políticos y periodistas en Morir en el Golfo es odiosamente real. Y lo peor es que encargué tres librucos a Gandhi que posiblemente lleguen en un par de días. Por qué no encargo algo de tiempo para leerlos?

Langostas

Uno de los conceptos constantes del ultra raro y experimental álbum Be de los suecos Pain of Salvation es mostrar con espanto la evolución de la población humana en la Tierra. Jamás he caído en la trampa de idealizar épocas antiguas cuya vida cotidiana estamos lejos de comprender, pero si algo envidio a nuestros ancestros es que ellos no tuvieron que crecer en un planeta tan atiborrado de seres humanos. Que bello haber crecido en una tierra despoblada, en donde hubiera más animales que humanos. Que lindo sería si el homo sapiens fuera una especie en peligro de extinción.