Eterno Retorno

Friday, January 13, 2006

33 vs 435

El Periódico El Norte publicó ayer esta nota en tono alarmante, de evidente preocupación, haciendo notar que la sacrosanta paz regiomontana se ha roto:

Un récord histórico de ejecuciones golpeó a Nuevo León en el 2005, al registrarse 33 de estos crímenes relacionados con la delincuencia organizada.Restaurantes, centros comerciales y hasta las mismas calles de la Ciudad fueron el escenario escogido por la delincuencia organizada para asesinar a sus víctimas, incluso, a plena luz del día.Las 33 ejecuciones del año pasado en el Estado superan ampliamente a las 16 del 2004.La marca máxima pertenecía al 2003, cuando se cometieron 31 asesinatos de este tipo, mientras que en el 2002 fueron 25, en el 2001 se registraron ocho y en el 2000 se reportaron 10.

Ja, ja, ja. El día que en Tijuana publiquemos que en un año hubo 33 ejecuciones, sin duda el Procurador de Justicia, el delegado de la PGR, el secretario de Seguridad Pública y hasta el comandante de la Zona Militar se abrazarán emocionados y con gorritos de fiesta abrirán una champaña para brindar entre globos y serpentinas. 33 ejecuciones en un año en Tijuana sería algo así como un mundo idílico inimaginable, un paraíso al que los ciudadanos ya no aspiramos. 33 ejecuciones en un año en Tijuana serían presumidas como un éxito contundente en el combate a la delincuencia y sin duda el Procurador o el secretario de Seguridad serían considerados serios candidatos a la gubernatura. 33 ejecuciones en Nuevo León. Carajo, es el mejor de los mundos posibles. Nada más para que se den una idea, acá nada más en mi lindo Tijuana (conste que no cuento el resto de Baja California) se despacharon a 435 almas al otro mundo durante el 2005. De ese tamaño estuvo la matazón. Y para como van estos primeros días de enero, nada hace indicar que las cosas vayan a calmarse. Hace un rato, por ejemplo, el empresario Alfredo Cuentas Ochoa propietario de la empresa Luz y Fuerza fue asesinado en el fraccionamiento Hipódromo por un comando que intentó secuestrarlo. Anoche dos agentes de la Municipal fueron rafagueados con metralleta mientras hacían un recorrido de rutina por el Parque Industrial Pacífico y de pilón aparecieron los dos cadáveres encobijados de rigor, los del pan de cada día que tienen su espacio asegurado en las breves policíacas.

Cito las palabras de un lector y ex colaborador de Frontera: Unos dicen que son los medios de comunicación que exageran la nota roja. Unos dicen que Tijuana sí es una ciudad insegura. Yo creo que ambos tienen la razón.

Un añejo debate el planteado por Bruno. Algunos lectores, generalmente los de clase acomodada, nos lo han señalado ¿Debemos los medios publicar notas rojas? ¿Es sano para la ciudad? ¿Es nuestro papel reflejar crímenes? La respuesta es simple: Los medios debemos publicar lo que pasa en nuestra ciudad y resulta que en nuestra ciudad matan gratis. ¿Exageración? 435 muertos, son 435 muertos. Ni uno de más, ni uno de menos. Nada más absolutamente cierto y comprobable que un cadáver. Les juro que ninguno se nos ha ido corriendo para reducir la estadística y hacernos quedar mal. Ahora, ya depende del lector si quiere o no quiere enterarse de la matazón. ¿Leer o no leer? ¿Enterarse o no enterarse? Que Hamlet decida. Ojos que no ven... ¿corazón? Ahí se las dejo de tarea. Is your choice. Nosotros a nuestra chamba. A escribir notas. De cualquier manera, enterados o no enterados, las balas seguirán en barata. En los últimos tres años, ha habido más de mil asesinatos en Tijuana. Nomás por casualidad pregúntense ¿Cuántos ha habido en Irak? Lo bueno que no estamos en guerra aquí en BC. En fin, en esta linda ciudad habitamos señores. Este aire respiramos. The happiest place on Earth. Tijuana makes me happy, happy de leer que nomás en nuestras calles te encuentras a un motociclista que pasea por el Centro una mañana con un cadáver abrazado a su espalda. Romántico paseo. Cool rider. Bailemos mientras podamos, que por lo que a mí respecta he sido feliz en Tijuanita y hasta donde tengo entendido, todavía no me han matado.


Dice por ahí una colega columnista: Recordará usted que se dice (¿o decía antes del cambio climático?) que los primeros 12 días de enero determinaban o dejaban ver cómo estaría el clima durante todo el año.
Pues con nuestros vientos santanazos a la orden del día soplando como el aliento de un dragón furioso y la impenetrable neblina como todo poderosa princesa de Playas de Tijuana, podemos hacernos una idea de lo que nos espera en este 2006.

Tuesday, January 10, 2006

iPod

Soy y he sido siempre un tipo más bien anticuado. En cuestiones de tecnología siempre he llegado muy tarde. Hasta la mitad de los años 90 aún usaba casetes y confieso que ya entrado el Siglo XXI llegué a comprar algunas cintas en remates. De internet fui un usuario tardío. Fue hasta 1999 que envié por primera vez en mi vida un correo electrónico y tuve una cuenta de internet. Hasta entonces, jamás en mi vida había navegado ni hecho consulta alguna en la red.

Vaya, nomás para que se den una idea de hasta dónde llega mi vocación medieval, he de confesarles que en 1998, en pleno auge de las cuentas gratuitas de hotmail, yo aún escribía cartas a mano y las enviaba por el Servicio Postal Mexicano. Carolina y yo éramos novios y vivíamos en diferentes ciudades, así que sostuvimos una larga relación epistolar al puro estilo del Siglo XIX. Yo era feliz escribiéndole cartas con mi pésima caligrafía. Sin duda las nuestras fueron algunas de las últimas cartas románticas que entregaron los carteros en el Siglo XX (alguna vez escribí un cuento llamado El Día del Cartero, pero esa es otra historia)

Uso el msg desde hace unos dos años y lo hice sólo después de que mis compañeros de trabajo me recomendaron usarlo para facilitar la comunicación y el intercambio de información. No soy un fanático del msg. Jamás en mi vida he cambiado mi nick ni lo pienso cambiar. Soy y seré simplemente Daniel Salinas.

Pese a que soy melómano nunca en mi vida he bajado una canción del internet ni se lo que es el MP3. Soy el mejor negocio de las disqueras. El único que se sigue comprando cada semana cds originales. Me deberían poner una estrellita de cliente distinguido. En lugar de la practicidad del MP3, cada mañana salgo de casa cargando un morral atiborrado de cds que escucharé durante el día (en este momento escucho Demons and Wizards por cierto)

Mi primer celular lo tuve en el 2000. Lo estrené concretamente el 2 de julio, día que Vicente Fox ganó las elecciones y no lo compré por mi iniciativa. Carolina me lo regaló para tenerme localizable. Seis años y medio después soy un esclavo del celular. Confieso que odio con todas mis entrañas ese aparatejo que sólo contribuye a mi estrés cotidiano, pero me es ya imprescindible. Me he creado una necesidad y ya no puedo prescindir de ella.

Desde un tiempo para acá, hace más o menos un mes y medio, escuché la palabra iPod. Fue mi hermana Elisa la primera persona en el Planeta Tierra que me habló de esa cosa. Semanas después, varios amigos y conocidos me narraron las supuestas delicias del iPod. Sólo escuchaba maravillas. Cambiará tu vida, te enamorarás de él, es lo último de lo último, no volverás a ser el mismo después de tener uno. Carajo, pero si a mí me basta y sobra con mi walkman de casete. Recorrí Europa en 1996 con un walkman en mis orejas y no sentí que me estorbara ni me faltara nada más. En este momento no tengo un iPod y sin embargo me siento contento con mis discos desparramados sobre mi escritorio haciendo bulto. ¿A poco una cosa así puede transformar tu vida?

Cuando fui a Monterrey el pasado diciembre vi por primera vez un iPod e incluso me permití utilizarlo. Confieso que la idea me agradó mucho. Resulta que mis dos hermanas, mi hermano y mi padre tienen cada uno su respectivo iPod y parecen estar muy contentos. Yo por supuesto aún no tengo un iPod y si me mantengo fiel a mi habitual retraso tecnológico, calculo que tendré un iPod dentro de unos cinco años, cuando sean baratísimos, masificados y pasados de moda. O quién sabe, a lo mejor hago la prueba, rompo los pronósticos y me compro uno para ver que se siente por una chingada vez en la vida estar actualizando y crearme una necesidad consumista que ahora no tengo. Miren bien esto: Hoy, 10 de enero de 2006, no tengo un iPod ni necesito tener un iPod. En este preciso instante soy libre de las cadenas de ese producto. Sin embargo lo compraré y cuando lo compre, el producto me hará creer que me es indispensable, que no puedo salir de casa sin él, que necesito llevarlo conmigo y todo lo demás me parecerá anticuado y obsoleto. Hagamos la prueba conscientemente. Veamos cómo me convierto en esclavo de algo que en este preciso instante no necesito. Voy a adquirir mi iPod. Voy a darle a un artefactucho del tamaño de mi mano la potestad sobre mis emociones melómanas.


PD- Eso sí, me imagino mi iPod será muy sui generis en su contenido. Supongo que la gran mayoría de los iPods del mundo están llenos de rolas de Radiohead, White Stripes y todas esas aburridas mamadas alternativas que oyen los nerds y los fanáticos de la tecnología. El mío señoras y señores, estará atiborrado de HEAVY METAL y no habrá lugar para nada más. Eso sí pueden tenerlo por seguro.


La afición por los best seller

Pocas veces he visto a alguna persona con un buen arsenal de lecturas en su historial pronunciarse a favor del best seller. Para el convencional hombre letras profundas, chapado por las editoriales Anagrama, TusQuets y Sudamericana o la revista La Tempestad, está absolutamente prohibido siquiera insinuar que un best seller con millones de copias vendidas le pareció medianamente bueno. Y si lo leyeron, jamás lo admitirán. Lo miran con el desdén que un chef de Maxims contempla una orden del Burguer King o con la repulsiva distancia que un amante de Pink Floyd y Radiohead se aparta de un disco de Cristina Aguilera. El best seller, según ellos, es para tipos ociosos, payos, fauna de Sanborns que sólo busca entretenerse. Su muy particular concepto de la lectura, suponen, está muchos pisos más arriba y no se rebajarán a dedicar su tiempo a un libro de moda que consigues en cualquier aeropuerto.

Vamos más o menos identificando a estos tipos. Aman a Roberto Bolaño sobre todas las cosas y consideran que Perros héroes y Jacobo el mutante son el non plus ultra de la obra de Mario Bellatin.
Se sienten identificados con Cristina Rivera Garza, Mario González Suárez, respetan mucho a Sergio Pitol, descubrieron Los impacientes de Gonzalo Garcés y del Viejo Continente aman a Thomas Bernhard y a Jelline, además de su culto a Beckett. Desprecian olímpicamente el Siglo XIX, la novela de la Revolución con Carlos Fuentes incluido y por supuesto todo lo que huela a clásico. Dado que les encanta eructar a los cuatro vientos la muerte de la novela, consideran a Tolstoi y a Balzac el colmo de lo caduco y jamás leerían Guerra y Paz o Comedia humana. Obvia decir que el best seller les parece un pecado abominable y jamás de los jamases admitirían que han leído el Código Da Vinci, ni mucho menos que les mantuvo entretenidos.

Entiéndase que estos tipos a los que me refiero, marca revista La Tempestad, suelen presumir que se deleitan con algún escritor imposible de Anagrama, inconseguible en Tijuana por supuesto. Su autor favorito es siempre aquel que tú no conoces o aquel que tú no comprendes. Esa es una forma de marcar distancias, de pintar una raya entre los auténticos literatos contraculturales y los ociosos lectores clasemediros de Sanborns. Una forma de pretensión, antes que el auténtico y sano disfrute de la lectura.
La revista La Tempestad se dedica a cubrirlos de elogios y a levantar altares en honor de Juan José Saer, Bolaño, Jellinek, la Generación del Crack (que asco de tipos) y de más fauna del gallinero vanguardista. Y resulta que todos admiran el traje invisible del rey. Hasta que alguien con un poquito de sentido común y brutal honestidad grita: El rey cabalga desnudo. ¿Quieres que te diga una cosa? Cristina Rivera Garza es aburridísima, una pastilla contra el insomnio. Disculpa la honestidad, me gusta Bellatin por Poeta Ciego y Salón de belleza, pero Perros héroes y Jacobo el mutante son espantosos bodrios que no le recomendaría a mi peor enemigo. Dejémonos de chingaderas. A lo aburrido hay que llamarlo aburrido.


Por todo lo anteriormente expuesto, me parece sumamente honesta la afirmación de BR en el sentido de que él ahora prefiere leer puro best seller. Vaya, Bruno Ruiz no empezó a leer ayer y tiene las suficientes tablas como para poder comparar un texto underground de uno con diez ediciones millonarias. Luego entonces, su elección me parece auténtica y hasta desafiante con los jerarcas de la vanguardia. Implica ante todo una declaración de principios que me parece fundamental a la hora de la lectura: Lee por placer.
Leer es y debe ser una actividad hedonista. Si leer no te genera placer, entonces tira tu libro a la chingada.

¿Que los best seller son lecturas cómodas y fáciles dicen ustedes? Perdón, pero ¿quién dijo que leer debe ser sinónimo de incomodidad? ¿Acaso la letra debe entrar con sufrimiento? Si es así, pónganse todos a leer Finnegans Wake y asunto arreglado.

En este mundo hay que disfrutar leyendo. Si no disfrutas, pues no leas. Pretender leer para ser una persona más culta, es tan patético como coger con el único fin de procrear. En mi caso, trato en la medida de lo posible de eliminar prejuicios y otorgarle siempre el beneficio de la duda al libro no leído. No importa la editorial ni la facha. Todo libro te puede reservar una gran sorpresa. Ese es el encanto de la lectura y hasta el libro más malo merece ser terminado.

Y sí, me gusta experimentar, tener la mente abierta para tragarme lo que me caiga. Es cierto, hay que educar el paladar para disfrutar ciertas cosas. Es difícil que a la primera le encuentres el gusto al queso azul, las anchoas y el Nebiolo. Pero el que te des cuenta que un bocado de queso azul con vino puede ser un placer orgásmico para tu paladar, no implica que dejes de encontrarle el disfrute a una Carls Junior con un refresco. Al menos de vez en cuando. Así más o menos veo este asunto de los libros.

Monday, January 09, 2006

Migración y redundancia

Valga la redundancia. Con esas palabras deberíamos iniciar todas las notas periodísticas sobre el tema de migración. Disculpen la brutal honestidad, pero toda nota sobre migración es redundante. De todo ese rosario de repetitivos clichés que conforman el temario cotidiano de un medio de comunicación en la frontera, la migración es el más consumado teatro de las redundancias. Que los periodistas tenemos mucha culpa de ello, lo admito. Tal vez no hemos sabido dimensionar el fenómeno o acaso no damos con el secreto para hacerlo pasar como un tópico interesante ante nuestros lectores. No le falta razón a mi colega Fausto de www.transpeninsular.blogspot.com , cuando cuestiona el tratamiento que hemos dado al tema del muro fronterizo. Sin embargo, cuando tu labor es la de reflejar imparcialmente en notas los hechos, descubrirás que hagas lo que hagas, te volverás redundante. ¿Por qué? Porque el tema de la migración es un vil pantano. Agua estancada desde hace largos años. Usa tu imaginación, rómpete la cabeza, escribe tu mejor crónica y al final acabarás hablando de lo mismo. Empecé a escribir sobre migración en 1999. Si le doy copy paste a las notas que escribía hace siete años, podrían resultar actuales. Lo único que ha cambiado, a lo sumo, es el número de migrantes muertos en la frontera. El discurso de políticos mexicanos y estadounidenses es igualito y los actos de protesta de los activistas siguen adoleciendo la misma intrascendencia y falta de imaginación.


Creo que a casi cualquier comunicador en la frontera nos ha tocado cubrir los distintos ángulos del fenómeno. Desde la historia del paisano golpeado por la Patrulla Fronteriza que convalece en la Casa del Migrante, hasta la del tijuanense de clase media alta humillado por los migras en una segunda revisión. También hemos bebido demasiado café insípido en las reuniones de gobernadores fronterizos, los foros binacionales para hablar de acuerdo migratorio y trabajo temporal, los paneles para discutir sobre agilización de cruces fronterizos, los sesudos estudios del Colef, las protestas de Claudia Smith y Enrique Morones en el Bordo. Desayunar, siempre lo mismo, lo mismo, lo mismo. Puedo recetar el discurso de políticos y activistas como una oración, un Padre Nuestro que se pronuncia dormitando con el rosario en mano, una perorata de merolico. Aunque bueno, injusto sería no reconocer que algunas cosas sí se han ido modificando con el paso de los años: La vigilancia en la frontera es mucho más rígida, los cruces legales más lentos, la actitud de Estados Unidos más déspota e intolerante y cada año se mueren más migrantes.


Este año el tema de la migración volvió a saltar a la palestra y a despertar un poco la amodorrada atención de ese monstruo caprichoso llamado opinión pública. Tres hechos concretos lo provocaron: La aparición de los llamados caza migrantes, la autorización para construir el muro fronterizo y el asesinato del migrante Guillermo Martínez, baleado por la espalda por un agente de la Patrulla Fronteriza. Mal que bien, el tema volvió a acaparar los titulares luego de varios años invernando en el cementerio de las breves interiores. Sin embargo, pese a esa nueva ola de indignación, el tema sigue inmerso en su mismo pantano. Mucha indignación, mucha protesta, hasta una notota diplomática por la muerte del migrante (uyyy que miedo) y al final, seguimos cómodamente en las mismas.


El pasado jueves fui a la garita de San Ysidro a cubrir una conferencia del mismísimo secretario de Seguridad de estados Unidos Michael Chertoff. Tipo duro, malencarado, flaco, nervudo, con mirada de ave rapaz, vigilado por impresionantes agentes del servicio secreto, tanque de guerra incluido. A menudo los funcionarios estadounidenses son más hipócritas y rolleros que los mexicanos. En afán de no romper las formas diplomáticos y no ser chocantes, acaban por eructar peroratas someras, terriblemente lights, cuidándose mucho de que no haya un compromiso de por medio. Estamos analizando la posibilidad de un acuerdo migratorio, reconocemos la importancia de los cruces fronterizos, pero ustedes saben, desde 09/11 la prioridad es la seguridad, bla, bla, bla. Hasta Arnold el Governator salió con un chorito de esos hace un mes en LA.
Pues bien, Chertoff no se anduvo con rodeos. Cuando le preguntamos sobre la muerte del migrante Guillermo Martínez, no dudo en respaldar al agente asesino y decir que a eso se arriesgan los que cruzan ilegalmente la frontera. Bajo el argumento de que el migrante arrojó piedras al patrullero, éste le disparó por la espalda. Según Chertoff, eso se justifica plenamente, pues una agresión, así sea con una piedrita, es una agresión y debe ser repelida con fuego. Ahora sí me quedó claro como piensa Washington. Chertoff no pudo ser más claro. Hagan las protestas que quieran, saturen el correo de notas diplomáticas, al Tío Sam no le importa. Cada que un migrante ose arrojar una piedrita contra la Border Patrol, le responderán a plomazos, pues tienen la bendición de su jefe.

La oposición le reprocha a Vicente Fox ser servil con Estados Unidos y pecar de extrema timidez a la hora de alzar la voz por nuestros compatriotas muertos. Andrés Manuel López Obrador afirma que él sí va a defender a los migrantes, que no doblará las manos. Muy bien. Yo quiero que por favor me aclaren una cosa ¿Qué significa no doblar las manos? ¿Qué significa alzar la voz? ¿Hacer tremendo berrinche? ¿Creen ustedes que servirá de un carajo?
Ya en serio, pregúntenselo fríamente: ¿Qué demonios puede hacer un pobre gobierno latinoamericano contra Washington? ¿Cuál sería una forma efectiva de mostrar indignación? ¿Hacer pedazos el TLC? ¿Romper relaciones diplomáticas y expulsar de México al embajador Tony Garza? ¿Declarar persona non grata a Bush en el país? ¿Qué mandatario en su sano juicio haría eso? ¿Lo haría un Evo Morales? No creo

Este año se van a morir cientos de migrantes y ¿qué va a pasar? Nada, absolutamente nada. Los activistas seguirán protestando y los intelectualoides y culturozos profesionales seguirán sirviéndose del dolor de los paisanos como tema perfecto para exposiciones como in site o proyectos artísticos urbanos de sudo protesta.

Voy a empezar a creer en los activistas y en los intelectuales antiyanquis el día que uno de ellos se pare frente a la garita, saque su visa laser y la haga pedazos frente a los migras. Conste que no te pido que te limpies el culo con ella. Sólo que rompas tu visa y arrojes los pedacitos al suelo mientras regresas con aire de dignidad a México. Esa mierdoza tarjeta que te costó 100 dólares, una larga fila, horas de espera en una cita humillante y un recabar kilos de papeles que certifiquen que eres un hombre de bien, cómodamente instalado en la clase media, que ganas dinero y tienes tus respectivas deudas e ingresos seguros y que sólo irás a USA a malgastar tu aguinaldo en Fashion Valley en donde te comprarás un i pod. Ándale, rompe la visa, demuestra que no necesitas cruzar para nada, que en territorio mexicano te basta y sobra para ser feliz. ¿Lo harías?

A ver, que Estados Unidos nos trata mal. Pues vamos aplicándole el 33 a los miles de jubilados gringos que viven en nuestra costa bajacaliforniana y han privatizado nuestras playas. Vamos a dejar de comprar sus productos y a dejar de exportar los nuestros. Vamos a poner agentes en nuestra frontera y a exigirles visa. Vamos a hacer pedazos nuestras relaciones diplomáticas y a envolvernos en la bandera de la dignidad aliados con Cuba. ¿Qué les parece? ¿Vamos a hacer eso? ¿Verdad que no se va a hacer? Es más fácil hacer protestitas, para que se note que estamos muy enojados, que no nos gusta como nos tratan, mandar notas diplomáticas y decir ni un muerto más. Hasta ahí llegó nuestra furia. Y cuando Estados Unidos en voz de Chertoff nos dice: Yo lo maté ¿y qué chingados? Entonces nos quedamos mudos, impotentes y hacemos más berrinches, pero al final, sumisos, obedientes, volveremos a hacer una fila de tres horas y seremos educaditos, sonrientes y miedosos con el déspota migra que toma nuestra visa, observa nuestro rostro y se divierte intimidándonos un rato mientras decide si nos deja entrar a su país a gastar nuestro salario.