Eterno Retorno

Sunday, June 04, 2006

Me piden que escriba algo sobre el fe´npoemno blog y su historia. Me declaro incompetente. El tema nos supera a todos. Empecé algo y como siempre, naufragué.

Blogósfera e hipertexto

Si se tratara de concretar una suerte de manifiesto blogger, un buen comienzo podría ser algo como esto: Un fantasma recorre el Mundo: es el fantasma de la blogósfera. ¿El Mundo? Bueno, hay quien dice que el Mundo es la Red, entonces el mejor comienzo de este hipotético manifiesto, con perdón de Carlitos y Federico por el plagio, sería: Un fantasma recorre la Red: es el fantasma de la blogósfera. Todas las fuerzas del viejo periodismo y la literatura tradicional miran horrorizadas como de golpe y porrazo, un atajo de desocupados sin oficio ni beneficio es capaz de tumbarle una buena cantidad lectores y de usurpar, con no poco éxito, sus funciones.

Partamos de un par de preguntas ¿Existe una literatura analógica que cederá su lugar a una literatura digital? ¿Estamos ante una revolución en el arte de la literatura?

Muchas veces he escuchado a teorreicos sepultureros, ahogados en sus jugos narcicísticos de heraldos de la modernidad, proclamar la muerte de la literatura. Guarden la calma. La literatura no va a morir. Vaya, ni siquiera el libro es todavía un animal en peligro de extinción.
La literatura se crea, pero al igual que la materia y la energía, no se destruye, solamente se transforma.

La Red no significa la sentencia de muerte de la literatura. Al contrario, significa su multiplicación. Cierto, la irrupción de la Red en la cultura de masas es un fenómeno perfectamente equiparable al de la creación de la imprenta por Gutenberg hace ocho siglos.
En su ensayo ?El escritor como anti intelectual?, el boliviano Sergio Cáceres García, dice que el hombre tiene por característica emprender lecturas tremendistas de la realidad y amparados en las nuevas tecnologías de la información, proclamar irresponsablemente la muerte del libro, aún sin medir las consecuencias de su afirmación. En su ?Historia de la lectura?, Robert Chartier nos recuerda las grandes polémicas que se generaron cuando se pasó de la lectura en voz alta a la lectura silenciosa. Personajes de la talla de un Cicerón llegaron a horrorizarse ante semejante posibilidad. Lo mismo habrá sucedido cuando se dio el salto de la piedra al rollo y del rollo al códice y del códice al libro elaborado a mano por los monjes hasta que Juan Gutenberg y su máquina volvieron obsoleto el trabajo de los copistas monásticos.
Sin embargo, aunque lejos de condenarlos a muerte les da un nuevo aliento de vida, la Red puede transformar la forma de hacer literatura o periodismo. Concentremónos en la primera.
El relato hipertextual e interactivo parece ser el primer gran Frankenstein de la blogósfera. Ojo, el hipertexto no nació con la Red. Sin atribuirle la siempre dudosa paternidad, se puede decir que Rayuela de Cortázar fue la primera gran novela hipertextual. Sus posibilidades de lectura son diversas y el lector es quien tiene la última elección. La diferencia sustancial es que Rayuela se limita a las fronteras del libro como objeto, mientras que el hipertexto en la blogósfera puede llegar a ser acaso infinito, pues será el lector quien marque sus límites. El hipertexto crea un lector menos pasivo y da lugar a una relación más dinámica entre el que escribe y el que lee. El escritor de una u otra forma baja de su inaccesible altar de vaca sagrada y se transforma en el simple iniciador de un canal de comunicación cuyas consecuencias y límites escapan a su dominio.

De la misma forma que Cortázar nos da la opción de ir construyendo una novela dentro de la novela mientras saltamos hojas en Rayuela o Paul Auster escribe una novela paralela con píes de página en La noche del oráculo, el creador de un hipertexto puede ir marcando una suerte de cartografía con enlaces o links, que acabarían por hacer del relato una ruta de navegación infinita, pues cada link llevará a su vez a otros tantos.


Prehistoria de la blogósfera

Empezar a escribir una historia de la blogósfera me parece una tarea absurda, pues parece evidente que aún estamos inmersos en la prehistoria de este fenómeno. Vivimos aún los tiempos ancestrales de un movimiento cuyos alcances aún no podemos determinar. Lo que este día intentemos definir o encasillar acaso será obsoleto dentro de dos años. Lo que ocurre dentro de las fronteras de la Red corre mucho más rápido que la capacidad humana de definirlo. Todo movimiento busca un padre, pero la blogósfera carece de ADN y me parece ridículo buscarle progenitores, aunque sin duda sobran quienes quieran darle su apellido a esta criatura. Supongo, sin conceder, que los primeros blogs del planeta nacieron en Estados Unidos y afirmo, sin pruebas en la mano, que los primeros blogs mexicanos se escribieron en Tijuana. La historia de la blogósfera en México no tiene más de siete años. Los primeros blogs de los que se tiene noticia, datan de 1999 o 2000 y casi todos son tijuanenses, aunque es en 2002 o 2003 cuando el asunto pierde su carácter sectario y se transforma en fenómeno de masas. El término blog se vuelve cotidiano en el léxico de toda persona medianamente familiarizada con internet. Es por esa época cuando intelectuales y analistas voltean a mirar el fenómeno y empiezan a publicar artículos al respecto en revistas culturales. El primer artículo escrito en un medio masivo en papel en torno a la blogósfera que yo recuerdo (supongo sin conceder que antes se habrán escrito decenas) se publicó en periódico Frontera en octubre de 2002. Un año después, los principales medios concedían un espacio a los blogs en sus sitios electrónicos, como ocurre con el periódico El Universal, en cuya página promociona semanalmente determinados blogs.
En 2002 ya se hablaba del Tijuana Bloguita Front (TJBF) y el directorio de Rafael Saavedra era tal vez el más grande la la blogósfera mexicana. Para 2003 ya existía el directorio de Blogs México y se comenzaban a organizar convenciones de creadores de blogs. La tentación por crear cofradías, círculos, frentes o directorios siempre ha estado presente en la blogósfera, aunque siempre acaba por ser rebasada. Miles de nuevos blogs nacen todos los días y tratar de crear un archivo en donde estén todos los que son o sean todos los que están, será tan infrutuoso como arar en el mar. En lo personal los clubs blogutas me parecen ridículos. Tratar de marcar parámetros y líneas conductoras es robarle a la blogósfera su dosis contracultural si es que aún se vale hablar de conracultura. Tal vez por ello el blog más exitoso que existe en Tijuana, si tomamos en cuenta su número de lectores, es el de Manuel Lomelí Chango 100, cuya labor fue precisamente burlarse de la ridícula solemnidad que contaminaba a la blogósfera, llena de artistillas y escritorsuelos serios que hacían de sus blogs periódicos murales de autopromoción y autoelogio. Lomelí conquistó miles de lectores porque supo darle la vuelta a la tortilla y pitorrearse de la ridícula formalidad que vomitaban la mayoría de los blogs. El mensaje es claro: En la blogósfera nada debe tomarse demasiado en serio. En la blogósfera quien escribe, se arriesga. La reacción furiosa e indignada de algunos escritores formales pone en evidencia como el blog se ha dedicado a derretir ídolos y hacer carnitas de las auto proclamadas vacas sagradas. No es casualidad que la mayoría de los blogs cuyos autores son escritores de prestigio, sean terriblemente aburridos e insípidos. Sin las murallas y filtros burocráticos y sin el mafioso tráfico de influencias de las grandes editoriales que les sirve como escudo, los escritores formales ven con horror como tipos ágrafos los exhiben y los hacen pedazos en esta cancha comunal llamada blogósfera. Lo mismo ocurre con los periodistas. No necesitas tu título de licenciado en Ciencias de la Comunicación o la firma de un prestigioso medio respaldándote para ser un gran periodista. Cualquier ciudadano con un mínimo de sentido común y honestidad pude ejercer periodismo. Y ahí mejor la dejamos...