Eterno Retorno

Tuesday, March 07, 2006

Marzo

La Primavera se hace del rogar. Marzo arrastra consigo lluvias, vientos gélidos y presagios, muchos presagios. Marzo es un mes de intuiciones. Tal vez por ello me seduce tanto el concepto Idus de Marzo. El oráculo se lo advirtió a Julio César y los sueños se lo advirtieron a su mujer. Julio César hizo caso omiso, fue al senado en las Idus de Marzo del 44 A.C. y se encontró con las navajas traidoras de Bruto y Cayo Casio.
A Marzo le gusta vestirse de enigma, de mudo heraldo, de profecía disfrazada

Horóscopos

Si creyera en los horóscopos, el mío diría más o menos así: Nuevas oportunidades se abrirán en tu vida. Llamadas del exterior te pondrán frente a difíciles decisiones. Conserva la cabeza fría y no cometas actos precipitados. Recibirás noticias de gente que está lejos y tendrás nostalgia del pasado. El problema, han de saber ustedes, es que yo no creo en lo horóscopos.

Blanco

El lunes por la mañana fui con mi colega Tizoc a platicar con Don Jesús Blancornelas. Una charla larga y relajada, sin la tensión de la entrevista que busca cucharear temas fuertes. Platiqué por primera vez con Blancornelas en diciembre de 1998 y desde entonces lo he entrevistado o he charlado con él por lo menos unas ocho veces ya sea en su casa, en la redacción de Zeta o incluso una vez en la redacción de Frontera. Blancornelas es ante todo una persona educada. Si uno lo conoce por su incendiaria pluma, podría pensar que es un tipo intratable y complicado. Yo siempre me he topado con un señor educado, fino en su trato y aunque usted no lo crea, muy sencillo. Es cierto, cuestiono y cuestionaré siempre muchas de sus actitudes de la misma forma que he señalado en repetidas veces que Zeta ha dejado de ser lo que era. Sin embargo, platicar con Don Jesús siempre será un placer. Por primera vez el tema dominante de la plática no fueron los Arellano, la DEA y los atentados contra periodistas, sino un poco de su historia y su quehacer como reportero.
Llegué al periodismo por accidente y nunca jamás soñé ser periodista me dijo Blanco. Pasó un buen rato hablando de temas boxísticos que le apasionan y de los que es un erudito y también dejó caer por ahí más de una anécdota. El pasado viernes Blancornelas se despidió de la dirección de Zeta. Conserva únicamente su columna. Cuesta trabajo creerle que de verdad se retira. Al menos yo, no me lo creo.


Preguntas

Una estudiante alemana de la Universidad de... (¿Berlín me dijo?) vino a visitar el periódico, pues está haciendo una tesis sobre medios de comunicación en la frontera mexicana. Ya es costumbre o ley no escrita que siempre que vienen estudiantes a la redacción a mí es al que me toca recibirlos y contestar sus preguntas. La doñita me preguntó de todo, fue incisiva y tenaz, aunque al final lo que más le interesaba es lo que interesa a todo estudiante extranjero que viene a conocer un periódico tijuanense. Todos, irremediablemente hacen estas preguntas: ¿Corres mucho riesgo en tu trabajo? ¿No tienes miedo de que te maten? ¿Te han tratado de comprar? ¿Te han tratado de censurar? ¿Te has callado alguna información por temor? ¿Publicas todo lo que sabes? Todos preguntan más o menos lo mismo. Lo que ya no me acuerdo es qué les contesto.

Cuestión de música

Muchas veces he hablado en este blog de mis aficiones musicales. Si bien cuando compro un disco, lo cual ocurre cada semana, el 96% de las veces es de Metal y Derivados (Black, Death, Power, Progre, Sinfónico, Hard Rock, Doom, Stonner Etc.) profeso cariño por muchos géneros musicales. Desde muy chico le profeso un amor especial al verdadero rock argentino. También, desde un tiempo para acá, gracias a Carolina, le he agarrado amor al tango y desde niño me gustan los corridos de la Revolución y la música ranchera (la de verdad, no la de los maricones que cantan hoy en día como el hijo de Vicente) Piporro siempre ha tenido y tendrá un altar en mi vida, pero ese señor se cuece aparte.
Voy a confesar una cosa: A veces me gusta jugar al radical y al estilo de un stalinista ortodoxo me doy a la tarea de despotricar contra todo aquello que no se ajuste a mis parámetros. Me sucede mucho con la música. A menudo me gusta condenar al basurero a demasiados grupos por el puro placer de ver el efecto que provoca. Me sucede mucho con la llamada música alternativa con la que a lo largo de los años he tenido una relación de indiferencia-odio-aceptación y hasta un poquito de cariño. Me sucedía en la prepa cuando estaba muy de moda Depeche Mode (moda rápida en francés) Ibas a cualquier fiesta o te subías a cualquier carro y estaban tocando el Violator. Entonces yo me dediqué a proclamar a los cuatro vientos que Depeche Mode era pestilente, odioso y propio de los tipos más fresas y pretenciosos de la escuela. Embriagado como estaba por la fiebre del primer gran auge del Thrash-Death Metal, sentía repugnancia por toda esa ola de música alternativa de guey new wave. Sin embargo, cuando Depeche Mode tocó en Monterrey en 1994 los fui a ver y debo admitir que la pasé muy bien. Claro, yo en ese entonces trabajaba en el radio y tenía boletos gratis para todos los conciertos (tampoco hubiera llegado al extremo de pagar por verlos) Desde entonces empecé a tolerar a la bandita y hasta compré discos de ellos. Es más, les voy a decir una cosa, pero por favor no le digan a nadie: En casa tengo el Ok Computer de Radiohead y hasta soy capaz de reconocer que es muy buen disco. Sin embargo, como me cae mal el perfil del escucha de Radiohead, despotrico contra ellos. Mucha razón tiene un lector que me señaló, sabiamente, que hago mal en mezclar a Radiohead con un pedazo de caca como es Coldplay. Eso sí, no retiro lo dicho sobre U2, pues sigo y seguiré sosteniendo que es una banda hipócrita, banal, sobrevalorada y aburrida hasta el extremo. Algo similar me sucede con la trova y el canto nuevo. No es que resulte tan nocivo para mis oídos. Digamos que me parece aburrido, cursi y soporífero, pero como esa música es el soundtrack de todo poetastro izquierdoso estándar, le agarré tremenda tirria a todo lo que huela a Silvio, Milanés y ya no digamos a la los nuevos trovadores tipo Arjona. Más que su aburrida música, lo que me genera más asco es lo que representan.
Eso sí, hay música que ni haciendo alarde de toda mi tolerancia y empatía soy capaz de soportar por más de tres minutos. El primerísimo lugar de mi tabla de la repugnancia la ocupa el rap, el hip hop, el reggaeton y toda esa basura. Las nauseas que me genera esa música y esa subcultura atraviesa todo límite.
En segundo lugar está el pop de televisa, principalmente las rolitas románticas y chillonas de baladistas, es decir, las típicas que tocan en todo Sanborns. Fuera de esas dos cosas, todo lo demás es más o menos soportable.