Eterno Retorno

Saturday, October 01, 2005

Pocas veces puedo afirmar que me siento contento o satisfecho del resultado de mi trabajo periodístico. Aunque en teoría mi oficio debe pugnar por ser un vehículo para lograr transformaciones, lo cierto es que las más de las veces se queda en el limbo engañoso de las ocho columnas y su efímero periodo de vida se extingue al caer la tarde, luego de haber sido amo y señor de la mañana cuado el voceador lo exhibía en los cruceros. Debo ser brutalmente honesto: Me he desgastado mucho en exhibir corruptelas, pifias administrativas, enredos y mentiras de nuestro sistema político local, que sólo han servido para alimentar el morbo de unos cuantos e indigestarle el desayuno a los implicados. Más del 80% de mis notas de portada tratan sobre excesos, errores y trampas de la administración pública. Pero repito: Fuera de la indigestión del desayuno y de la furiosa carta aclaratoria del implicado, nunca pasa nada. Ni la hoja el árbol se mueve.
Sin embargo hoy estoy contento. Hace dos semanas, mi colega Tizoc y yo iniciamos un reportaje sobre la contaminación que aqueja a las playas de Tijuana, con especial énfasis en la playa de Punta Bandera, en donde había un basurero clandestino y un tiradero de aguas negras. La noticia generó reacción. Tras varios trancazos en portada ilustrados con las excelentes fotos de mi colega, los diputados y las autoridades de los tres niveles de gobierno se pusieron las pilas, presionados por la opinión pública al quedar en evidencia la mierda que infesta la playa fluyendo ante su inoperancia e indiferencia. El resultado fue que limpiaron la playa. 12 toneladas de basura sacaron de ahí. El asunto fue llevado a Congreso y por primera vez se reunieron las autoridades municipales, estatales y federales de la región en materia de ecología. Yo se que eso no resuelve el problema de contaminación en nuestras playas, que es apenas una aspirina para un cáncer, pero digan lo que digan y piensen lo que piensen, 12 toneladas de basura que por años infestaron una playa, hoy ya no están ahí. S no hubiéramos hecho ese trabajo, esas 12 toneladas de mierda estarían ahí en este preciso momento. Hoy ya no están. Así de simple. La nota trajo consigo un efecto, un resultado concreto. Esa playa hoy está limpia y las autoridades de la Cespt y la CNA ya se dieron cuenta que las descargas de aguas negras no pasan desapercibidas. Al menos por esta vez, debo confesar que me siento contento con el resultado de mi trabajo.


Pasos de Gutenberg
La svástica ¿Un símbolo más allá de la redención?
Steven Heller

Por Daniel Salinas Basave

Confieso que esta es la primera vez en mi vida que leo un libro escrito por un diseñador gráfico. Steven Heller no es un historiador ni un politólogo. Es un profesional de las artes gráficas. Su trabajo actual es el de director de Arte del New York Times. Casi nada. El tópico o personaje principal de esta obra no es un movimiento político o social ni un dictador demente. Nada de eso. Este libro se trata única y exclusivamente sobre un símbolo. De hecho es, si le pudiéramos llamar así, la biografía de un símbolo visto desde la óptica del diseñador gráfico. Ese símbolo es, de acuerdo con el autor, visualmente uno de los más poderosos jamás ideados, más poderoso incluso que las variaciones de la cruz o la palomita de la Nike. Ese símbolo, señoras y señores, es la svástica, tan ancestral como el hombre mismo.
De acuerdo con Heller, la pureza geométrica de la svástica permite la legibilidad sin importar el tamaño o la distancia y, sobre su eje, el cuadrado girado da la ilusión de movimiento. De hecho es el poder de este símbolo lo que provoca que casi nadie pueda permancer indiferente ante su contemplación. Vaya, en muchos países de Europa Central y del Este, es incluso un delito el utilizarlo. Después de todo, pese a ser un diseño milenario, la svástica ha quedado inmortalizada como la marca registrada del holocausto. Lo que Heller pretende con este libro, es demostrar que la svástica va mucho más allá del nazismo y que su utilización ha tenido los más diversos significados, las más de las veces positivos.
Cuestión de remontarnos al origen y significado de su nombre, svástica, proveniente de un vócablo sánscrito que significa bienestar, buena fortuna y suerte. De acuerdo con el autor, si bien los teólogos del nazismo trataron de vender la idea de que la svástica tiene un origen ario_ indú y que su significado tiene que ver con puerza y superioridad racial, el símbolo va mucho más allá de la pretenciosa utilización que le dio el movimiento hitleriano.
En cuanto al origen de la svástica, existen según Haler dos teorías: La dela migración y la de la coincidencia. La primera sostiene que la svástica habría nacido en el Valle del Indo y se extendió por todo el continente Euroasiático a través de Persia y Asia Menor. Sin embargo, la teoría de la coincidencia sostiene que la svástica era utilizada lo mismo entre los chinos, que la llamaban wan, que entre los vikingos, quienes la utilizaban como una variación del Martillo de Thor, mientras que en la India se indentifica al símbolo como las huellas de Buda. La svástica aparece también en Hissarlik, sitio donde se cree que existió la Troya homérica y también se le ha encontrado dibujada en ruinas célticas.
¿Cómo es que este símbolo ejerció, y ejerce, semejante poder de seducción? ¿Cuándo y por qué se transformó en símbolo del Mal? ¿Podría la svástica redimirse y superar su pasado? Son cuestionamientos que el autor intenta resolver. Después de todo, bajo el símbolo de la cruz, la estrella de David o la media luna islámica se han cometido todo tipo de crímenes y sin embargo dichos símbolos no están proscritos.
Por fortuna, Heller adorna su libro con varios centenares de ilustraciones y fotografías de todos los tamaños en donde muestra la utilización que se le ha dado al símbolo a lo largo de la historia, así como su presencia oculta o sugerida en muchos diseños comerciales de la actualidad. Un libro e fácil y rápida lectura que lo mismo puede hacer las delicias de quienes están inmersos en el universo de las artes visuales, que de los amantes de la historia y los simples curiosos.