Eterno Retorno

Tuesday, September 20, 2005

La Consejera

Hemos querido contagiar lo sublime a la Muerte. Asociarla con la gloria, la redención, la apoteosis. Cuántas personas optan por su Muerte para acceder a un pedacito de inmortalidad. Pero la Muerte puede ser también, y de hecho lo es en la mayoría de los casos, un acto terriblemente absurdo no exento de cierta comicidad. Acabamos desnudados por la Muerte en nuestras formas más estúpidas y grotescas como el valiente condenado a Muerte que sueña desafiar a sus verdugos con mirada soberbia y acaba cagándose en los pantalones antes de recibir la descarga.

Aún así, grotesca o sublime, señorial o plebeya, la Muerte es la mejor consejera. Háganle caso a Don Juan Matus. Es lo mejor que me ha dejado por herencia mis lecturas castanedianas. Además, la Muerte, cual diosa, es imperturbable e inmune a humanos juicios de valor. Acaso deba corregir lo escrito arriba; la Muerte no puede ser absurda o sublime. Absurdo es el acto de morir porque absurdo es el hombre. La Muerte es siempre la misma, tan democrática ella, tan leal compañera.


¿Para qué conjurar a la Muerte? ¿Para qué temerla? No le den más vueltas al asunto ni busquen dioses o mitologías que los rediman. Es la única compañera absolutamente fiel de tu vida. Está contigo desde tu primer segundo de existencia y podrás sentir su aliento en tu hombro con tu primer respiro, en tu primer suspiro traicionero que te arrancó esa cosa parecida al deseo, en ese orgasmo demoledor, en tu grito de euforia y dolor, en tu pendeja embriaguez narcicista.

Voto útil

Pero cambiemos de tema, que hay asuntos terrenales que también me preocupan.
Mi voto en el 2006 está decidido: Mi voto es contra Madrazo. Votaré por el candidato que tenga más posibilidades de fungir como antídoto para conjurar esa peste. Sea Andrés Manuel López Obrador o Felipe Calderón, no importa. Mi voto sólo aspira a ser útil y la única utilidad que le puede prestar a la patria es que esa epidemia no llegue a Los Pinos. La pestilencia que carcome a Tijuana es un experimento de laboratorio del cáncer que podría carcomer a México si esa rata se enrosca en la cola la banda presidencial

Estrellita en la frente

A menudo creemos que la Historia, en su plan de maestra apapachadora, nos he pegado con saliva una estrellita en la frente por lo bien que hemos aplicado sus lecciones. La humanidad, como el morro matadito del salón, se cree que ha aprendido tan bien tras varios milenios de clase, que sería imposible volver a cometer los errores del examen pasado. Pero no. La humanidad no es el morro matadito del salón. Al contrario, es el desmadroso que se la pasa pegando papeles en el culo de sus compañeras, el flojo que ronca y duerme la mona tirando baba sobre el pupitre. Disque muchas guerras nos han enseñado, disque ya tenemos un antídoto contra la bestialidad y el genocidio. Ja, ja, ja. Hay un Mito del Eterno Retorno y también hay un Thanathos omnipresente que nace con nosotros. La pulsión de Muerte y Guerra morirá cuando la humanidad muera. La paz nunca ha sido propia del hombre. Sí, a veces nos creemos que la ONU no es cuento de hadas y que la Declaración Universal de los Derechos del hombre es cosa seria, pero Thanathos nos sopla un poquito en la oreja y brota en ciclón la bestia que llevamos dentro.

La máquina

Hay que admitirlo y decirlo con todas sus palabras: Cruz Azul nos ha tomado la medida en San Nicolás de los Garza. Un coraje que sabe a mierda seca me da perder estos partidos, pero la Máquina fue mejor. Carajo, no se si un Batocletti o un Claudio Suárez custodiando el área hubieran permitido a Pereyra entrar como cuchillito en mantequilla con semejante derroche de virtuosismo y galanura. De una patada lo hubiesen bajado y la tarjeta roja y el penal no hubiesen sido tan humillantes. Lo único que me consuela, es que las rayas de mierda pagarán los platos rojos en el Clásico.