Eterno Retorno

Saturday, May 14, 2005

Morelia

Era la Primavera de 1987. Un mayo tan caluroso como sólo los mayos regios pueden ser. Yo estaba en exámenes finales de primero de secundaria y mi promedio andaba en números rojos. Más que pelear el campeonato, yo peleaba el no descenso en mi guerra escolar. Aquel año, con un viejo equipo cuyo promedio de edad pasaba de los 32 años, los Tigres de Carlos Miloc calificaron a la liguilla. Justo en la semana de exámenes finales, los Tigres se jugaban la vida en cuartos de final frente al Atlético Morelia de Antonio La Tota Carvajal.
Juego de ida en San Nicolás de los Garza, miércoles por la noche. Los Tigres se imponen 3 a 2 a los ates morelianos. Un penal de Tomás Boy, un remate de Rergis y el histórico último gol de Cabinho en Primera División se encargaron de escribir la historia. El cuento fue diferente el domingo en el estadio Venustiano Carranza. Con dos goles de Marco Antonio Fantasma Figueroa, a quien Pilar Reyes paró un penal en aquel partido, Morelia nos sacó del torneo. Pese al desconsuelo que me produjo la derrota de mi equipo, debo admitir que yo admiraba a aquel Morelia, ese equipo de casaca amarilla con franja roja al pecho que jugaba en un diminuto estadio Venustiano Carranza cuyos aros olímpicos lucían cubiertos por frondosos árboles michoacanos. Ese Morelia de Mario Díaz, de Fantasma Figueroa, ese letal delantero que juraba haber inventado el festejo de la marometa antes que Hugo Sánchez, Mudo Juárez, Sobrino Guerrero y claro, el alma del equipo, el Cinco Copas Tota Carvajal pegando de gritos desde el banquillo. Era ese un equipo humilde que enamoraba a la gente. La temporada siguiente, luego de haber bailado al América en el Azteca, el equipo fue sacado de las regaderas para tirar unos arteros e injustos penales. Todo México, excepeto la afición águila, estaba con ellos. Recuerdo grandes juegos de aquel Morelia. Cuando yo vivía en México, solía irlos a ver cuando jugaban de visitantes en el Azteca. Ganaban o los goleaban, pero nunca me aburrían. Un día de octubre de 1995, en San Nicolás de los Garza, la Tota Carvajal dirigió su último partido y yo estuve ahí. Tigres ganó 1 a 0, con gol de Marcos Ayala en tiempo de compensación (no estoy checando revistas, todo está en mi memoria) Se fue la Tota y se fue una época en Morelia. También desapareció para siempre mi simpatía hacia ese equipo. Una naciente empresa, emergida de los más corruptos pantanos del salinismo, irrumpió en la televisión mexicana y compró al equipo, lo vistió con una horripilante playera de tienda Elektra y le pusieron el ridículo nombre de Monarcas.. Ellos lo lograron a base de esfuerzo. Ni pizca quedó de ese equipo humilde y luchón llamado Ates del Morelia. Gracias a esa mafia amargada que se dedica a eructar sandeces al mismo tiempo y a arrebatarse la palabra cual borrachos de cantina en los Protagonistas, el Monarcas Morelia es hoy en día uno de los equipos que más repugnancia me generan en el futbol mexicano. No tengo nada contra Michoacán ni contra la bella ciudad de Morelia, pero disculpen, tengo todo contra TV Azteca. Esa televisora encarna lo más podrido y corriente de la sociedad mexicana. Ricardo Salinas Pliego es la personificación de los más asquerosos vicios de la aristocracia mexicana, un usurero, explotador que se ha dedicado a sangrar a los más jodidos de los jodidos con sus baratijas de colores chillantes en rojo y amarillo. Lo siento señores, odio a Tv Azteca. Es una empresa que le hace daño a México y al futbol mexicano. Es la encarnación misma de la parcialidad periodística, de los complejos clasemedieros, de la eterna decadencia del mexicano. Y aclaro que no incluyo en esto a mis colegas periodistas que trabajan en la sucursal bajacaliforniana de esa televisora, que tiene excelentes reporteras y una gran conductora de noticieros que con su gran trabajo han eclipsado a las momias del periodismo tijuanense. Lástima que Ricardo Salinas sea su jefe. Desprecio a José Ramón Fernández, desprecio a ese cerdo con ojos de anfibio que pretende ser poeta, desprecio su amargura. Carajo, con decirles que suelo ser inmensamente feliz cuando el América le gana al Monarcas, pues se lo que les duele a esos puercos. Televisa es un asco, lo se, pero hasta me acaba por parecer un ejemplo de dignidad y profesionalismo cuando lo comparo con Tv Azteca.

Al momento de escribir esto,faltan dos horas para que los Tigres jueguen el partido de vuelta contra Monarcas. La ventaja nos favorece 3 a 2. Leonardo Álvarez peco de cobardía. Cuando el equipo tenía el 3 a 1 el Monarcas estaba muerto, trapeado sobre el césped. Cuestión de reforzar el ataque para haber matado con un 5 a 1 y resolver la eliminatoria de una vez por todas. Pero Alvarez dijo que más vale pájaro en mano, se enamoró de su ventaja de dos goles y metió a dos defensas, entre ellos su hijo, para cuidar su 3 a 1 y sólo logró que Monarcas recortara a uno la ventaja. Puta madre, es que un gol no es nada. Se que podemos quedar fuera. Yo como quiera, traigo mi camisa puesta y tengo fe en el Tigre y si ganamos, confieso que además de la felicidad que me daría ver a mi equipo en semifinales, me quedaría una morbosa emoción de ver sufrir a los tvaztecos de mierda.Lo siento, la repugnancia que me inspiran José Ramón y compañía es más fuerte que yo.