Eterno Retorno

Tuesday, May 31, 2005

Mitos y realidades de la Feria del Libro

Mito 1- En la feria encontrarás libros raros, imposibles de conseguir o calientitas novedades editoriales recién salidas del horno que tardarán meses en llegar a las librerías de la ciudad.

Realidad: Vaya patraña. En la Feria del Libro encontrarás exactamente lo mismo que puedes encontrar cualquiera de los 365 días del año en las poquísimas librerías de la ciudad. Estoy más o menos al tanto de las existencias de todas las tiendas que se dedican a la venta de libros en Tijuana, desde librerías especializadas hasta supermercados, puestos callejeros o supermercados y les juro que en la Feria del Libro no encuentras nada distinto. Vaya, pongo un ejemplo: El nuevo libro de Vargas Llosa, el del ensayo sobre Los Miserables de Víctor Hugo, no lo vi en la Feria del Libro y sí en el Sanborns de La Ocho, que está a poquitos metros de ahí. Les cito el caso de Vargas Llosa por ser el ejemplo de un autor comercial en una editorial comercialísima como Alfaguara y que sin embargo no se tiene en existencia en la Feria y sí en Sanborns. Eso es ridículo.

Mito 2- En la feria encontrarás precios muy bajos.

Realidad: Mentira absoluta- Eso no mes de ahora, sino de siempre. Salvo los descuentos efectivos que manejan algunas librerías como es el caso de El Día, el resto de las ofertas son de lo más relativas y no existe un ahorro si lo comparas con lo que gastas cualquier día del año. Pero en cambio, sí encontrarás los ejemplares Anagrama o TusQuets más o menos novedosos arriba de 300 o 400 pesos


Mito 3- En la feria verás una buena cantidad de puestos de editoriales reconocidas o de librerías de otras partes del país y del mundo.

Realidad: Es muy fácil comprobar que más del 80% de los puestos establecidos en la Feria del Libro Tijuana son de librerías tijuanenses que puedes visitar los 365 días del año. Los foráneos, que son cada vez menos (ya no viene la fenomenal Librería del Artesano de Ensenada) ofrecen poco o nada. Digamos que es como si tuvieras a todas las librería de Tijuana (que son muy pocas) juntas en una sola calle.


Pero ojo, no es mi intención desacreditar sistemáticamente a la Feria del Libro de Tijuana. Al contrario, creo que es un gran esfuerzo de los libreros locales y que en la medida de sus enormes limitaciones, ha ido creciendo. Después de todo, la Feria del Libro es necesaria y funciona de manera acorde a la psicología de las masas. La gente común jamás compra libros, sin embargo, si un día le dices que hay una feria y que lo inn y lo cool es visitarla, es posible que vaya y que compre algo, sin saber que lo puede comprar al mismo precio cualquier otro día del año. El común de la gente sólo va a las librerías dos veces al año en promedio: En la Feria del Libro, únicamente por mitote y en agosto, cuando acuden a comprar los libros de texto de sus chilpayates, sin embargo en ese único mes en que las masas se vuelcan a las tiendas de libros, los compradores van con los ojos tapados como caballos y se limitan a entregar al empleado del mostrador la lista con los títulos que les encargó la escuela.
Pero bueno, justo es reconocer que se ha avanzado. La primera vez que acudí a la Feria del Libro en Tijuana fue en mayo de 1999, cuando yo era un recién llegado a esta ciudad. La feria consistía en ocho o diez miserables puestos distribuidos en el patio del Palacio Municipal. El escenario me pareció el colmo del patetismo. De entrada, creo que es un acierto mantener la feria en el Jai Alai. Es un bonito lugar. Además, con todo y las críticas que le pueda hacer, debo admitir que ya fui a la Feria del Libro y no salí con las manos vacías. Me compré El sobrino de Wittgenstein de Thomas Bernhard y Fantasmas de Paul Auster a un precio más que razonable en el puesto de Librería Sor Juana.


PD- Por cierto, lo mejor de la Feria del Libro, son sus discos. Ahí sí que encontré novedades. Resulta que me acerqué al puesto de discos que regenteaba un mexiquense y empecé a ver los títulos. Ya saben, las típicas porquerías de discos que suelen vender en librerías: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, canto nuevo, trova y pura mierda del estilo que en lo personal detesto. Ya estaba a punto de echar pestes y decirle al empleado que no todos los tipos que gustamos de la lectura sentimos atracción hacia los lamentos silviorodrigozos y los alucines de new age prehispánico cuando en eso mis ojos brillaron como si hubiera visto una mina de oro al final de la montaña. Al final del puesto había una muy respetable sección de puro Metal Europeo. A huevo. Pa pronto me compré el nuevo de los thrashers germanos de Kreator, Enemy of God, que en este momento retumba su agresividad extrema en mis oídos, pero me quedé con ganas de uno de los powermetaleros británicos de DragonForce. Confieso que ahí sí me sorprendió la feria.