Eterno Retorno

Wednesday, March 09, 2005

Vuelve la orejona (La vida merece la pena ser vivida una y mil veces)

Maldita la hora en que el martes y el miércoles fueron designados días hábiles. No exagero si afirmo que los mejores partidos de futbol que he visto en mi vida, los he visto entre semana. Y como los más suculentos platillos futboleros suelen cocinarse en el Viejo Continente y se juegan al caer la noche europea, la regla suele ser que se trasmiten en nuestro americano medio día y por ende yo debo ingeniármelas para tirar el trabajo a un lado y buscar la forma de disfrutar de semejantes manjares. Ayer y hoy fueron días de Champions. Y que días. A todos los detractores del futbol les diría que luego de ver un juego como el Chelsea vs Barcelona, uno puede concluir que la vida merece la pena ser vivida y que valió la pena nacer. Eso, señores y señoras, son platillos de alta cocina futbolera. Cuando veo esos partidos no me resta más que derramar una lágrima al compararlos con los tristes espectáculos ligueros que nos toca ver en nuestro México, por no hablar de la bazofia que sin duda veremos esta noche en Los Ángeles con la verde decepción y la tercera división de Argentina. Pero no hablemos de comida chatarra cuando estamos ante chefs. Chelsea vs Barcelona fue de esos juegos para enamorarse del futbol. Hasta sus más acérrimos enemigos acabarían por reconocer que la contemplación de este deporte cuando es bien jugado, es uno de lo mayores placeres que nos reserva el Universo.

El nuevo rico despachó al catalán

Chelsea, no es precisamente el equipo de la clase obrera en Inglaterra. Tampoco es algo parecido a un rey de copas como Liverpool y Manchester. Sin embargo, el equipo de la aristocracia londinesa es en realidad un nuevo rico del futbol mundial. Es un equipo de solera tan orgullosamente británica, que su dueño es un mafioso ruso y su entrenador un portugués. Pero no todos los nuevos ricos son tan despreciables como Jorge Vergara. Algunos, como el Chelsea, saben jugar buen futbol. y meten goles. Chelsea va que vuela para campeón de la Liga Premier inglesa y no es un sueño guajiro pensar en la Champions. Después de todo, despachó al rival más peligroso, al que mejor futbol estaba jugando en este momento. Chelsea vs Barcelona pudo ser perfectamente la final del certamen. Superlíder de Inglaterra contra Superlíder de España. Dos mandones absolutos que tienen sus respectivas ligas postradas a sus píes. Lástima que se enfrentaron en octavos.
Creo que ni en la peor pesadilla catalana parida en los más oscuros pasadizos del barrio gótico en la vieja municipalidad, hubieran imaginado un escenario tan terrorífico. Ir 3-0 abajo en el minuto 20 contra el Chelsea parecía el más espantoso de los mundos posibles para los azulgranas. Quién iba a decir que los catalanes iban a extrañar tanto a Rafita Márquez. Los tres goles iniciales del Chelsea se fraguaron en medio de conspiraciones en la media cancha. Lampard, Gallas, Terry, Duff encontraron senda avenida por el lado derecho y en 20 minutos ensartaron tres pelotazos en las redes de Valdez. Como si fuera cualquier cosa poner patas arriba a los catalanes, los de Londres les hicieron tres goles casi idénticos. Pero no contaban con la astucia de Ronaldinho y se olvidaron que en Barcelona saben más de ataque que de defensa. El 3-2 llegó tan rápido como había llegado el 3-0, casi en un abrir y cerrar de ojos. Y parecía cuestión de trámite para el 3-3, pero estos postes, siempre tan inoportunos, salen a pasear al campo y van por donde no los llaman y ese poste no deseado tuvo a mal atravesarse en el camino que el camerunés Eto había elegido para tirar a gol con arquero vencido. Y sí, esa máxima esta muy choteada, pero sigue surtiendo efecto: El que perdona pierde. Perdonaste Eto, no tuviste pólvora en tu zapato para matar. En cambio, Terry si tuvo un buen arsenal en su cabeza para anidar el 4-2 en las redes. Lástima por la falta a Valdez que aun reclaman los de la Rambla. Los más nobles caballeros ingleses también se permiten una pequeña trampita cuando está en juego su imperio.
4-2. La liga le sabrá a magro consuelo a Barcelona y los nuevos ricos de Stamford Bridge tienen derecho a soñar con la gloria que sólo puede comprar el dinero cuando se condimenta con buen futbol

El Eterno Retorno de la tragedia merengue

Hace un rato se jugó Juventus vs Real Madrid. Sabía que sería un partido harto distinto al de ayer y no me equivoqué. Si ayer vimos un derroche de ofensiva verticalidad, hoy todo estaba cantado para ver una sinfonía de futbol técnico, de esos partidos que llevan el librito del entrenador tatuado al pasto. Si algo distingue a los equipos de Fabio Capello es su endiablada frialdad. La Juve arrancó sin demasiados apuros, demostrando que lo suyo es cuidar marcadores y no buscar remontarlos, aunque los tenga en contra como era el caso. Parecía que Madrid se iría de Los Alpes sin despeinarse demasiado y por ahí algún optimista fanático de los del Paseo de la Catellana, hubiera aventurado la apuesta a que Ronaldo en descolgada marcaría el gol visitante que sentenciaría a la Vieja Señora. Y ciertamente estuvo a punto de hacerlo, pero además de la excelsa técnica individual, hace falta una dosis de suerte para hacerle un gol a un equipo de Capello, máxime cuando el portero es Buffon. Los de Turín no modificaban el librito. Jugaban pacientes, sin prisa alguna por marcar ese gol, conscientes de que tarde o temprano caería ese error defensivo, ese pequeño titubeo en el área que les permitiría atravesar la frontera. Del Piero no estuvo en su día. No fue de sus zapatos de donde salió la genialidad en esta ocasión. Comprensible que fuera relevado. Lo que de plano no se entiende es como alguien como Trezeguet podía estar calentando la banca. El esperado titubeo en el área merengue llegó y Trezeguet con tijera de postal puso al píe de Los Alpes la firma franco-argentina en la red. Otra vez la frialdad italiana y los traicioneros nervios del madridistas haciendo de las suyas. Los tiempos extras estaban cantados. Me encontraba yo sentado frente a la tele en una fondita de la Delegación La Mesa, justo frente a la Penitenciaría, aguardando la llegada de Jorge Hank para iniciar un recorrido por las oficinas de la más vieja de las delegaciones municipales. Saboreaba suculento caldo de res y me preparaba mentalmente para ver a Buffon y a Casillas hacer de las suyas en los penales. Faltaban sólo cuatro minutos para llegar a la fatídica decisión vía los once pasos, cuando el uruguayo Zalayeta hizo la maldad en el área y aprovechando un rechace en extremo tímido de Raúl Bravo, puso el 2-0 matador. Una historia que se repite. Un Eterno Retorno que se consuma una vez más. Madrid es echado a patadas de Europa, sólo que cada vez más pronto. Hace dos años, también contra la Juve, fue en semifinales. Hace un año, contra el Mónaco, en cuartos de final. Hoy la Juve nuevamente convertida en bestia negra, los mandó demasiado pronto a parir chayotes al Paseo de la Castellana.

Epílogo

Como son días laborales, no he podido ver más que los resúmenes de los otros juegos. Milán despachó a Manchester sin derrochar esfuerzos, con un 1-0 típicamente italiano, como les gustan allá en San Siro. La capital de la moda se impuso a la cuna de la Revolución Industrial.
Al Arsenal no se le hace conseguir el sueño europeo. La pólvora de los cañoneros se moja cuando apuntan al continente. Los Bávaros muniqueses les dieron su buena dosis de cerveza con un 3-1 de ida y el 1-0 de la vuelta fue insuficiente. El Liverpool será la única esperanza de los españoles. A los ibéricos no les queda más que echarle porras a Rafita Benítez y Luis García. Los del puerto beatlesco, más españolados que el Real Madrid, están para soñar. Y ya nada más para terminar, oigan muy bien los que les digo: Ojo, mucho ojo con el Lyon. No nada más por el 7-2, que le recetó a Bremen, flamante campeón de Alemania, que redondea un global humillante de 10-2, atípico en una competencia de estas. No. El Lyon viene jugando como demonio desde hace unos meses. Mucho ojo con ellos, que allá en mi Lyon Francia también cantan como José Alfredo, que la vida no vale nada y hay algo más que historias de carniceros, correos robados y carboneros de ultratumba. La orejona huele a León.