Eterno Retorno

Wednesday, October 27, 2004

Megadeth

Me había resignado a no ver a Megadeth. Desde hacía varias semanas habíamos solicitado acreditaciones para cubrir el concierto, pero no obteníamos respuesta. Dado que me encuentro a la víspera de un largo viaje, estoy cuidando cada centavo de mi bolsillo y por lo tanto descarté la idea de pagar los 30 dólares de la entrada, mismos que puedo llegar a extrañar del otro lado del charco, donde la vida no es precisamente barata.
La cuestión es que ayer eran las 18:00 y yo ya había matado toda posibilidad de acudir a la tocada. Estaba concentrado en escribir una serie de reportajes que debo dejar terminados a como de lugar para efectos de que haya material publicable en mi ausencia. Me encontraba cansado y ya con ganas de irme a casa a dormir, cuando recibimos un correo electrónico de parte de los promotores de House of Blues, en donde se nos notificaba que mi colega fotógrafo Armando Santibáñez y yo estábamos formalmente acreditados para cubrir a Megadeth en el 4&B de San Diego. Putísima madre. Uno tiene que estar preparado mentalmente para un concierto, no que se la dejen ir así de bocajarro cuando ya ha caído la noche, es un día de entre semana y hay un chingo de trabajo.
Para acabarla de cagar, yo no traía mi visa, pues la había dejado en casa y mi hogar no se encuentra precisamente a la vuelta de la esquina. Tampoco contábamos con la camioneta del periódico a la mano. Sin embargo, mi metalero corazón me ordenó: Lánzate cabrón. Así que ahí tienes que voy en chinga loca hasta la casa a agarrar la visa (ya no me la juego como antes que simplemente cruzaba diciendo american citizen sin que nunca un migra dudara de mi honestidad anglosajona) El Armando pasó por mí al canturrial como a las 20:45 y ahí vamos quemando llanta hasta el Centro de San Diego. Por fortuna no hubo un carajo de fila para cruzar y llegamos al 4&B justo cuando Megadeth estaba empezando a tocar. El malísimo pedo fue que me perdí al grupo abridor que eran nada menos y nada más que los legendarios thrashers de Exodus. No todo puede ser perfecto. Con una diferencia de menos de 60 horas entre el concierto de Misfits en Tijuana y el de Megadeth en San Diego, pude palpar más que nunca la diferencia abismal de ambientes. Punk y metal, Tijuana y San Diego. Siempre hay una sensación de más frialdad en las tocadas en el gabacho, como que tarda más en caldearse el ambiente, pero una vez que se ha puesto a temperatura correcta, ya no hay quien lo pueda enfriar.
Al final de la tocada tuvimos acceso a cotorrear un rato con los integrantes de Megadeth. Yo a Dave Mustaine lo había entrevistado seis años antes en Monterrey previo a su concierto con Judas Priest en el Teatro Fundidora. Tipos muy agradables y tranquilos estos de Megadeth por cierto. Retornamos a Tijuana pasada la media noche. Hacía un frío de puta madre y estaba empezando a llover La nota fue que, aunque usted no lo crea, no tomé una gota de cerveza en todo el concierto. Pura sobriedad para escuchar los elegantes riffs del Mustaine.

Y por cierto, grandes conciertos vienen a la región: Cuando yo esté ausente, los argentinos de Rata Blanca se pararán por Tijuana, mientras que una horda de deathmetaleros encabezados por Cannibal Corpse, Napalm Death y los polacos de Vader irán al Canes de SD.
Pero en contra parte Therion y Tristania estarán en París el 15 de noviembre y ocho días antes, los suizos ex blackmetaleros y ahora industriales de Samael harán lo propio.

El 24 de noviembre los rockstars de Metallica y Godsmack harán su descarga en Sports Arena (78 dolaritos cobran las divas compadre) Y el 27 de noviembre el HeadBangers Ball Festival con Cradle of Filth y Arch Enemy como cabezas de serie hará pedazos el Soma. Ya en fechas navideñas, el 16 de diciembre, Slayer pondrá un cerrojazo de brutalidad extrema acompañado por Mastodon y Killswich Engage, también en el Soma.
Y para cerrar el año, el 28 de diciembre, el virtuoso Joe Satriani viene a celebrar el aniversario de mi blog con una dosis de buen guitarreo.

Así las cosas, no habrá reposo para los tímpanos en lo que resta del año.

-Por lo pronto, ahí les va la crónica oficial de la tocada de Megadeth-

Por Daniel Salinas Basave

En medio de la Guerra Santa, cuando el hermano mata al hermano, alguien pone en venta la paz, pero ¿Quién la compra? Al final, sólo queda una sinfonía de la destrucción, que fue la interpretada por Megadeth durante la fría noche del martes, en el 4&B, en el corazón de San Diego.
La renovada pandilla, integrada por el incansable Dave Mustaine y tres nuevos músicos, está de regreso en la carretera para llevar a sus hordas de fanáticos descargas decibélicas de ese metal que en su extrema potencia jamás pierde su estructura ni tecnicismo.
A 48 horas de haber visto a Misfits en Tijuana, el ambiente en un concierto sandieguino puede resultar harto distinto y de entrada hay una cierta sensación de frialdad.
Cualquier cantidad de camisas negras, tipos altos, melenas rubias, cerveza en mano, cuya edad promedio raya en la treintena, aguardaban tranquilos el inicio de la descarga, que en este caso tuvo abridor de lujo, una auténtica leyenda resucitada de los violentes años del thrash metal sanfransicano: Exodus.
Luego de la triste muerte de su líder Paul Baloff, víctima del cáncer, los renovados thrashers del área de la Bahía han contraatacado con un nuevo material titulado Tempo of the Damned, que recuerda sus tiempos más rudos del Bonded by Blood
En un martes en la noche con viento helado, se necesita una dosis de muy buen thrash metal para empezar a caldear los ánimos, con clásicos del calibre de Lessons in Violence, Toxic Waltz y Bonded by Blood y en ese sentido, Exodus cumplió con creces su cometido. Ahora tocaba el turno a Megadeth.
Antes de las 21:30, muy temprano para ser banda estelar, Dave Mustaine y sus tres amigos salieron al escenario.
La gran duda era ver el estado físico de Mustaine, quien hace apenas dos años había anunciado la disolución de la banda como consecuencia de una enfermedad en los nervios de su mano.
Tal vez tuvo un gran terapeuta o acaso todo era estrategia publicitaria, pues sus dedos estaban en excelente forma y demostró que sigue siendo el gran guitarrista que siempre ha sido.
Aunque la gira presenta el nuevo álbum titulado de The System Has Failed, fueron cortes clásicos como Killing Road y My Darkest Hour los que empezaron a mover las melenas de la concurrencia.
Para cuando se escuchó el inconfundible riff de Reckoning Day, ya la gente estaba entregada, y la noche le pertenecía a Mustaine y los suyos cuando interpretaron Tout Le Monde y Tornado of Souls, aunque por supuesto, el momento de euforia máxima se alcanzó con la llegada del mega clásico Hangar 18.
Un gran momento se vivió con la interpretación de Trust y Train of Consequences, antes de decir el primer hasta luego, que no adiós, con Symphony of Destruction. En el ambiente se respiraba que aún faltaba lo mejor.
Después de un breve encore, Megadeth reapareció en escena y sin dar tregua descargo Sweating Bullets y como si ello no hubiera sido suficiente, remató con el más antiguo de sus clásicos, la emblemática Peace Sells, But Whos Buying, una célebre canción de cierre.
Pero Megadeth aún estaba en deuda y le debía a sus fanáticos una auténtica Guerra Santa. Deseo concedido: Después de un segundo encore un poco más largo, Mustaine reapareció con magistral solo de guitarra que antecedió la entrada de Holy Wars.
Semejante himno salió al aire a finales de 1990, cuando en el mundo se respiraba el inminente estallido de la Guerra del Golfo Pérsico.
Catorce años después, el tema, que habla sobre la estupidez de las guerras que pretextan el fanatismo religioso y patriótico para justificar grandes negocios, parece más actual que nunca.
Megadeth lo descargó en San Diego con absoluta energía y la noche fue un mar de melenas al viento y brazos alzados que pusieron el sello a una gran velada, en la hora más oscura, cuando todo el recinto era la sucursal de un hangar poblado de naves enloquecidas.