Eterno Retorno

Wednesday, May 12, 2004

Para referirme a la proximidad de las campañas políticas, sería muy romántico decir que el cantar de los grillos se multiplica a mi alrededor. Que va, los grillos son capaces de arrullarme en las noches de primavera. Las rémoras de los candidatos en cambio se encargan de perturbar mi tranquilidad.
Lo que escucho es similar al gorgorear del guajolote en la víspera navideña, a la risa de la hiena, al grito de una puta sarnosa y sifilítica. Los parásitos de los partidos marcan mi número, me saludan en la calle, me hablan al oído. señal de que uno de los circos más repugnantes e indecentes toda comunidad humana está empezando a representarse, otra maldita vez, en Tijuana. La política, con sus bodrios solemnes sonriéndome desde el umbral de esas toneladas de basura que infestarán mi entorno en unos días, con sus frases memorizadas, su diseño de imagen a cargo de una profesional de la hipocresía y la mariconez, arrodillados ante su encuestocracia sacrosanta, repartiendo el pastel de nuestro Municipio en medio de una parranda.
Rémoras de la política, comunicólogos de los candidatos, escuchen: No se desgasten tratando de interpretar a que candidato estoy cargado. Todos me generan la misma repugnancia y todos me aburren horriblemente. En ese sentido soy muy democrático: Los desprecio a todos por igual. No tengo credencial bajacaliforniana así que no votaré y sólo deseo permanecer lo más ajeno posible a este nuevo ritual de tedio y sopor que se avecina.