Eterno Retorno

Wednesday, April 14, 2004

Las flores amarillas se han decididio a invadir Tijuana. Han hecho suyas las colinas, praderas, camellones. Nunca antes en cinco años de exilio bajacaliforniano había visto a esta tierra tomarse tan en serio la Primavera.


De los niños nada se sabe (Dei bambini non si sa niente) me demuestra una vez más que hay cierto olfato bibliófilo que se agudiza en Primavera. Luego de un periodo de desencuentros, me he vuelto a topar con libros que casi, pero casi, amenazan con ser inolvidables. A Simona Vinci le perdono que abuse de metáforas en apariencia innecesarias. Esta historia me está gustando. Me ha hecho trepar a una máquina del tiempo (y justo ahora que traigo una vibra que se pasa de nostálgica) ¿Qué hacía yo los 12 años? ¿En qué carajos estaba pensando? Son las seis de la tarde y la luz es la que corresponde a la de las seis de una tarde de finales de verano. ..


Leo en el blog de Latiuchis una anécdota sobre una presencia inquietante en su habitación, cierto fantasma que evoca a un anciano vecino recién muerto. Me llama la atención su reacción: “Me puse en oración” e inevitablemente he sentido nostalgia de la fe. A veces me gustaría tener un dios, creer en algo. Desamparado ontológicamente en un cosmos gobernado por las leyes del caos, el hombre recurre a la oración. Es una de las reacciones más humanas. Hasta los más encarnizados ateos tenemos esa tendencia involuntaria. ¿Qué es la oración? Invocar el auxilio de lo absoluto, de lo divino, de un defensor del más allá. Y sí, también los ateos sentimos de vez en cuando, presencias oscuras o como diría el Fuentes gótico, una inquieta compañía.


La caída del Real Madrid es el desplome del hipercapitalismo del deporte frente al espíritu combativo del Osasuna. Hay quien dice que los genios del balón son los únicos poseedores de las llaves capaces de abrir los cercos ultradefensivos de los sistemas. Pero resulta que los emporios capitalistas como los pijos de la Castellana han decidido que el dinero asesine el espíritu del deporte y compre a esos genios y figuras capaces de atiborrar de copas orejonas las ya de por si atiborradas salas de aburridos trofeos. Pues bien, Javier Aguirre demostró que once hombres bien ordenados por un sistema pueden eclipsar una constelación de nombres. El futbol es de humanos, no de robots. Aguirre sabía bien que la constelación de figuras galácticas, humana al fin, regresaba del Principado de Mónaco con tremendo latigazo en la moral. Y una moral baja y herida camia todo. Saques de banda largos, pelotazos al área, centros a la olla, Casillas nervioso, Beckhamm impotente, Valdo inspirado. 0-3 mis compas. Con que le pagan a Ronlado pagarían toda la nómina de Osasuna toda. Por fortuna en el futbol no está todo escrito.