Eterno Retorno

Monday, April 05, 2004

A conjurar la cruda

Un par de tacos de birria, con mucha salsa y cebolla, devorados en un puesto ubicado en Guaycura y Cucapah, tratan de cumplir una misión.
La misión de estos mañaneros tacos es colocar en punto neutral una cruda de aquellas, aunque visto el parte de guerra y analizando las bajas de la batalla, sólo puedo concluir que puso ser mucho peor.
Veamos, según el parte oficial, el domingo 3 de abril fueron vaciadas dos botellas de Casillero del Diablo, una de Nebbiolo, otra de Blanc de Blancs, dos de champaña y unas cuantas latas de Heineken. ¿Podrán los taquitos de birria neutralizar todo eso? El amanecer del día 04/04/04 fue caótico. La sala es el campo de batalla en donde yacen los cadáveres de las botellas, las botanas a medio consumir, los discos desparramados. Un arqueólogo que encontrara semejante paisaje no tendría problema alguno para interpretar que ahí se había rendido culto a Dionisio con las más suculentas libaciones. Por si fuera poco debemos despertar una hora más temprano. O sea que a las 5:00 de la mañana ya estaba en la regadera, aterrizando forzosamente en la áspera pista de la realidad de un lunes. Lo mejor dentro de lo peor, el hecho de que las calles de Tijuana, por primera vez en mucho tiempo lucieron relativamente libres de tráfico. El hecho de que los tepescuincles estén de vacaciones, libera las calles de su plaga mayor y más nociva, que es, como todos sabemos, las doñas al volante. Tranquilitas las callejuelas tijuanenses y pacífica la vibra laboral. Los cerros verdes y floreados por la carretera libre a Rosarito y pese a que la matazón está pesada en las calles, la vibra primaveral me resulta más que dulce. El espíritu de Semana Santa se traduce en una suerte de pachorrez.
La cruda se va neutralizando poco a poco. Aunque muchas veces he abrevado en ese estanque, no dejo de sorprenderme. De cualquier manera el gusto de la velada, en la que PG Beas fungió como invitado, no lo quita ninguna cruda. La he pasado bien.
Si les sirve de receta, vale la pena alternar las copas de vino con vasos de agua.


El chingativo espíritu doñil

“Según he ido viviendo, me parece darme cuenta, que soy socio por la fuerza de muchas clases de cerdos. Primero fui socio de la Iglesia, más tarde me asociaron a una escuela, y fui socio de empresarios trabajando para ellos...” Esta rolita de la Polla Records siempre me ha pasado, pues su letra es absolutamente real. Pues bien, resulta que dentro del cúmulo de sociedades hipócritas a las que pertenezco, ahora resulta que debo integrar otra más y por la fuerza: La junta de vecinos de mi colonia. Eso es lo que me gano por vivir en un fraccionamiento pequeño-burgués, atiborrado de familias “bien” con clase medieras aspiraciones aristocráticas. La junta de vecinos convocó a reunión el domingo, creanlo ustedes o no, el domingo a ¡LAS OCHO DE LA MAÑANA¡ ¿Puede una persona con un mínimo de sentido común, de amor a la existencia y consideración por el prójimo fraguar semejante aberración? Pues en el fraccionamiento Hacienda del Mar sí es posible. Pensé en llamar a José Luis Soberanes y enviar mi queja para que la CNDH emitiera una recomendación en la que considere a una cita semejante como una violación a las garantías de un hombre de bien que desea permanecer en su cama la mañana del domingo. Claro, un elemental acto de cordura de mi parte hubiera sido faltar a dicha reunión, pero da la casualidad que los vecinos se reunieron formando una suerte de círculo mágico o rueda de San Miguel en medio de la calle, justo frente a nuestro balcón. No me quedó de otra. Sin molestarme en tomar el cepillo y despejar las lagañas salí a la calle a enfrentar mi destino.
En ese momento creí estar pagando mis pecados de vidas pasadas o estar siendo conducido por un círculo infernal que ni Dante imaginó en la peor de sus pesadillas. Las presidentas de la junta, que obviamente son unas doñas, eructaban estupideces de manera compulsiva. Se quejaban de todo: Que si los vecinos no pagan la cuota (400 pesos mensuales nomás por el gusto de vivir entre pequeñoburgueses de mierda) que si hay gente que hace mucho ruido, que si son muy cochinos bla, bla, bla. Por fortuna a mi no caía el saco de nada. La cuota ya la habíamos pagado puntualmente y básicamente lo hacemos para no tener que verles la cara a esas arpías. Mi vecino de frente es miembro de la junta y el compa es más raza, más buen pedo, pero las doñas están del soberano asco. Echaron pestes de todo un poco, pero nada que me incumbiera. Lo único que me pueden echar en cara es que el Morris caga en el parque pero ni siquiera lo mencionaron y de haberlo hecho, yo me hubiera complacido en llevar al Morris a cagar en la puerta de sus hediondas casas. Tampoco se quejaron del metal que retumba hasta altas horas de la noche y del aceite que tira la camioneta, así que salimos 0-0
una pregunta abierta: . ¿Qué se requiere para ser presidente de junta de vecinos? ¿Cuál es el perfil humano deseable para el puesto? R: Ser una doña, estar amargada, tener una vida sexual llena de frustraciones, estar muy mal cogida, ser pretenciosa, de ambiciones burguesas, tener voz de pito y un espíritu chingativo a prueba de fuego. Eso y no otra cosa es lo que se requiere. Porque no me digan que una persona que coja como Dios manda, que disfrute de la vida, que de sus paseos por la playa, beba sus cervezas bien frías y su vino bien añejado, va a tener lugar en su espíritu para albergar tan bajas pasiones conspiratórias como es una junta de vecinos-