Eterno Retorno

Monday, March 22, 2004

Nunca dije que estuviera “en contra” de la Pasión de Cristo. Mucho menos me opondría a la proyección de una película. Dejen que sean las organizaciones cristianas quienes pidan a gritos que censuren conciertos, espectáculos y libros. Los cristianos son expertos en censurar, prohibir, limitar el criterio y la visión del hombre. No veas, no oigas, no asistas, es malo. Yo jamás pediría que alguna forma de expresión se prohíba. Yo no creo en la censura de nada. Como dijo Voltaire: Podré estar totalmente en contra de lo que piensas, pero defenderé hasta la muerte el derecho que tienes de expresarlo. ¿Por qué no he ido y tal vez no vaya a ver la Pasión de Cristo?
Para empezar, porque ya he dicho que el cine en si mismo me parece una pérdida de tiempo. Allá los cinéfilos con sus rollos. Yo no se de actores ni de géneros ni me interesa saber nada. Mucha gente dice que no tiene tiempo para leer. Pues bien, yo no tengo tiempo para irme a meter dos horas a una sala oscura, mucho menos a ver una historia que ya me contaron en el catecismo de la primaria. A menos que sea el Señor de los Anillos o una cosa así, nunca nace de mi iniciativa ir a al ciniestro.
Por lo demás, no soy cristiano ni profeso religión alguna y diría que respeto a quienes profesan un culto, pero a menudo ellos no me respetan a mí. No creo en la lástima, no creo en la piedad. Sin el sentimiento de la piedad, el cristianismo es inconcebible. Luego entonces, yo no soy cristiano, pues para mi no hay valor alguno en el acto piadoso, en el que es orientado y movido por la lástima. Y todo se relaciona: ¿Por qué combato al indigenismo?- Porque detesto la lástima, detesto la mendicidad y la pordioserez más que cualquier otra cosa en el Mundo. ¿Qué piensan demasiado en el putísimo dólar que necesitan para vivir? Pues yo también pienso mucho, pero resulta que yo trabajo y en exceso, por ganármelo. Pago unos impuestos altísimos, una lanota por gasolina y jamás tendría la indignidad de pedir limosna. Odio la lástima. Primero me suicidaría. Hay culturas con dignidad. Hay culturas que hasta en la más absoluta desgracia saben ser soberbios y mirar a los ojos, de manera altiva, con coraje. Y si no tienen alternativa, se matan. Eso es dignidad. Esa gente merece mi respeto. Pero a nuestros “gloriosos ancestros” del México prehispánico se les da muy bien el servilismo, la humillación. Son unos profesionales de la lástima. ¿Qué es un tepescuincle en la espalda de una mixteca? Un artefacto profesionalmente colocado ahí para dar lástima. Eso no me va