Eterno Retorno

Monday, March 01, 2004

Migraciones

El estrecho de Gibraltar está atiborrado de pateras cargadas por marroquíes que desafían las olas en pos del sueño europeo, que a menudo les reserva un puesto de honor como camello de heroína y hash en el Parque El Retiro, o como jornaleros agrícolas en Ceuta o Xerez.
En una isla tan pequeña como conflictiva, miles de haitianos luchan todos los días por cruzar a trabajar como esclavos los campos de caña de azúcar de República Dominicana. Por increíble que parezca, tan pobre es Haití, que los dominicanos son los millonarios de esa película. En alguna ocasión, el dictador Rafael Leonidas Trujillo ordenó una limpia de haitianos y luego en compensación, le pagó al gobierno de Puerto Príncipe una suma menor al valor de un ave corral por cada una de las miles de cabezas de haitianos que se llevó de encuentro.
Todos los días, cientos de nicaragüenses entran a Costa Rica con la ilusión de conseguir un empleo ilegal. Los ticos, que como es bien sabido son los ricos de Centroamérica, tratan con extremo despotismo a sus esclavos los “nicas”, a quienes suelen echar la culpa de cualquier cosa mala que pase en Cosa Rica. Todo robo, asesinato, epidemia o cielo nublado es y será culpa de un “nica”.
Con todo el dolor de su ego y su orgullo, miles de palestinos deben trabajar como jardineros y empelados de limpieza en las casas de los judíos de Jerusalén.
Los turcos se han encargado de acaparar todos los trabajos que los alemanes no quieren hacer y ...y... de Tijuana ya mejor ni hablo.