Eterno Retorno

Sunday, February 29, 2004

Conjurar la cruda en la madrugada

Una botella de vino blanco Santa Helena, un cuarto de botella de mezcal Gusano Rojo, seis cervezas Modelo, Sabbath Bloddy Sabbath. Mi mente no se fue volando, el sueño de mi razón no pudo parir más mounstros que los ordinarios, la tercera persona baudeleriana del vino se negó a danzar conmigo. Pago el precio de una cruda anticipada. Como buen mexicano: Si me he de encrudar mañana, que me encrude de una vez.
¿Será el blogueo de madrugada tan efectivo como unos mariscos?

Lo que sucede es que comenzamos por el final. A las 12:00 del medio día, es decir, hace ya 15 horas, que a mi me parecen minutos, nos comimos unos suculentos coctelitos en los mariscos Sonora de Rosarito. Supe que el Invierno está diciendo adiós porque hacía mucho, pero muchísimo tiempo, que no sentía ese particular placer que produce la cerveza cuando es bebida bajo un sol primaveral de mediodía. Eso fue sólo el comienzo. En este momento pago facturas por adelantado.


No se como se las arregla el Chango 100 para detectar en la blogósfera a seres tan despreciables. Por eso me gustan sus verdades batianas, pues cuando creo que mis ojos han visto toda la pendejez y el narcisismo que puede eructar un simple blog, llega el Lomelí y me demuestra que siempre hay espacio en el Universo para algo peor. Y es que el blog reseñado el viernes de plano es el colmo. Aún me cuesta trabajo creer que en torno a actos tan bellos y a la vez tan sencillos como leer y escribir, puedan surgir seres tan repugnantes como el tipo reseñado por Chango. De verdad que después de leer ese blog, hasta siento un poco de pena al aceptar que me gusta eso que llaman literatura y en cuyo nombre brotan de quien sabe que cloaca, tan petulantes cucarachas.