Eterno Retorno

Friday, November 07, 2003

Otra vez me he cortado el pelo, pero ahora sí que se me pasó la mano. Según yo me iba a únicamente a despuntar pero acabamos por darle mate a varios centímetros de mi mata, algo así como cinco dedos en forma horizontal. Y aunque no quedé precisamente como un militar y mi pelo aún me tapa las orejas, lo cierto es que yo me siento un vil pelón. ¿Y la mata? Se le ocurrió suicidarse por la patria a la muy cabrona- Txale-



Fui al AM a comprarme unos cacahuates y varias personas hacían fila en la caja con sus respectivas cervezas en mano. La gente se prepara para empezar a beber. Yo en cambio me preparo para no beber. Quiero completar mi segundo fin de semana en total y absoluta sobriedad. La verdad es que los veo con sus six de Tecate y Lagger y le hacen un gran favor a mi voluntad. Para nada se me antojan sus mierdozas cervezas que ni siquiera generan disfrute alguno al paladar y van destinadas a inflar vientres y rostros. Otro gallo cantaría si los viera comprar Samuel Adams o Guiness. Digamos que se-ría una tortura ver a alguien mojar sus labios con un Nebbiolo cosecha 1996 o un Casillero del Diablo, pero no, solo miro gordos comprando tecates. No extraño beber, no siento la necesidad y no envidio a los que inflarán sus vientres y sufrirán severas crudas con licores de mierda.
No beber me está sentando de maravilla y no creo que vaya sufrir una crisis. De cualquier manera, gozaré al máximo de la mejor droga que es el sexo y me embriagaré de las drogas complementarias como son el buen metal a todo volumen y otro triunfo de los Tigres.


-Los teólogos egipcios de Heliópolis habían a su dios Atum, (el que ha llegado a existir por sí mismo), como un dios completo y único, que había logrado crearse a sí mismo, como un dios completo y úni-co, lo que era también un modo de expresar su independencia absoluta y su eternidad.
Atum, poderoso como un león y de gran fortaleza genética como un toro en erección, tomó su falo entre sus manos y después de masturbarse, se penetró a si mismo dando origen a todo lo que existe en el cielo y en la tierra.
Este concepto antropomórfico y sexual de Dios, choca frontalmente con el de la Biblia donde Yahvé, (yo soy el que soy) es descrito como un dios del intelecto, que piensa las cosas en su corazón y las eje-cuta con su palabra, con solo nombrarlas. La cultura judía y luego la cristiana siempre vieron el sexo como un aliado del demonio, y condenaron como diabólicas y propias de dioses paganos, todas las doctrinas que, como la de los sacerdotes de Heliópolis, relacionaban el sexo con Dios-


-Nos han metido hasta la médula el sentimiento de culpa. No sé que tiene el pecado que a veces me resulta tan atrayente ¿Será la belleza del Diablo?-Lo afirmó un vicario antes de morir



Siguiendo el consejo de PG Beas, he dejado apartado en la Ciruela Eléctrica el disco Artaud de El Pescado Rabioso. Lo hubiera podido llevar ahora mismo, pero mis códigos internos me imponen a no comprar más de un disco por semana, para así disfrutarlos más. Esta semana le tocaba al Decade of Aggression, un doble en vivio de Slayer que me ayudará a prepararme espiritualmente para el concierto del 21. Cuando le pedí al Rafa de inmediato me felicitó y dijo que había hecho una gran elección con ese material argentino de 1973, aunque me recomednó mucho el del Jardín. Por lo pronto aguardaré ocho días para poder conocer a ese rabioso pez. De entrada, el solo hecho de que le dediquen un disco al buen Antonin Artaud es señal más que alentadora.

Mi colaboración para Algunas Cabezas Rodarán

Por Daniel Salinas Basave


Cuando escucho Arch Enemy, me parece estar frente a un Carcass graduado con honores y diplomas en la Universidad de Gotenburgo Suecia.
Esta banda conserva mucha de la brutalidad destripadora del grind más carnicero, pero le han adap-tado a la perfección la melodía deathmetalera típica de escena sueca.
Confieso que cuando supe de la existencia de esta banda en 1996, conformada por miembros o ex miembros de nombres bastante célebres como Carcass y Mercyful Fate, pensé que sería la típica agrupación de ocasional proyecto paralelo que se extingue después uno o dos discos.
Recuerdo que por ese entonces varias revistas especializadas como Metal Maniacs y la siempre exi-gente Terrorizer, se deshacían en elogios para un disco titulado Black Earth de esa nueva banda sue-ca llamada Arch Enemy, fundada por el ex guitarrista de Carcass Michael Amott y su hermano Chris-topher.
Fue gracias a los discos recopilatorios de la Century Media Records que pude escuchar por vez pri-mera a esta agrupación, lo que fue el gancho definitivo para motivarme a adquirir su disco Stigmata en 1998.
Me sorprendió la precisión del bataqueo de Daniel Erlandsson y los inconfundibles riffs de los her-manos Amott, aunque la voz de su cantante Johan Liiva, me resultaba la del típico sueco wanabe En-tombed.
Pero en 2001, Arch Enemy dio una sorpresa matadora al presentar a su nueva voz: Una guapa rubie-cita alemana de baja estatura llamada Angela Gossow, cuya voz sonaba mucho más desgarradora y potente de la de Livia.
Su nuevo disco Wages of Sin, que por azares del destino se editó en Japón con casi un año de ante-rioridad al resto del Mundo, fue devastador.
Y es que uno no puede permanecer indiferente cuando escucha rolas matadoras como Burning Angel, Enemy Within, Ravenous y Savage Messiah.
Fue precisamente en su primera gira americana, en el verano del 2002, cuando tuve la suerte de es-cuchar en vivo a Arch Enemy en el Brick by Brick de San Diego.
Uno de los mejores conciertos de estilos brutales que me he fletado en mi metalera existencia. Ahí pude comprobar que la voz de Angela es tan desgarradora en vivo como en la grabación y que el guitarreo de los hermanos Amott se conserva limpiecito hasta en los momentos más agresivos.
Hay que señalar también que la gira era encabezada por los ultrabrutales Nile, los auténticos farao-nes del death americano, aunque de ellos ya hablaré otro día.
Por si fuera poco, las letras de Arch Enemy, muchas de ellas compuestas por Angela, poseen una os-curidad y una dosis de agresión que infestan el alma.
Mucho más allá de cuerpos mutilados o apariciones demoníacas, la lírica de Arch Enemy tiene que ver con las tinieblas interiores del hombre, el odio como una fuerza superior, una bestia ennegrecida que vive dentro del corazón humano.
El pasado 26 de agosto, justo el día en que Maiden, Dio y Motörhead se despacharon un concierto de antología en el Sports Arena de San Diego, me di tiempo para cruzar a la Tower Records y hacerme del nuevo disco de Arch Enemy: Anthems of Rebelion, que precisamente en esa fecha salió del hor-no.
Desde entonces le he dado buenas repasadas a Silent Wars, Leader of the Rats y Dead Eyes See No Future, aunque a la fecha sigo un poco más identificado con el disco anterior.
Por lo pronto, me preparo espiritualmente para el próximo 21 de noviembre cuando Arch Enemy esté de regreso en San Diego abriendo el concierto para un demonio viviente: Slayer.
Salvo por el bodrio de Hatebreed, el único estorbo en el cartel, tengo fundadas sospechas de estar a la víspera de la noche más brutal del año.

Thursday, November 06, 2003

Cuando son las 23:00 horas, estás de guardia y te entretienes mirando fotografías de Asia Argento, es imposible evitar escribir cosas como esta. Ustedes disculpen.

La desnudez de Asia

Era la de Asia una desnudez agresiva, como si al carecer de prendas que lo cubrieran, su cuerpo se transformara en un flagelo. No había nada que recordara lo desvalido en esa piel sin ropa. Desnuda, Asia parecía aún más imponente de lo que ya de por sí lucía cuando jugaba a la extravagancia, como lo hizo aquella primera vez en el baile de máscaras.
Aprendí a no dejarme hipnotizar por la desnudez de Asia o por lo menos a hacer innombrables esfuerzos para aparentar que no estaba hipnotizado. Supongo que no lo lograba, aunque con el tiempo logré evitar que mis ojos se perdieran en su piel y con la mirada diluída en algún punto lejano, me arrojaba sobre ella, como quién se arroja a un abismo consciente de que nunca volverá a ver la luz.
Quizá fue por ello que jamás pude mirar fijamente sus tatuajes y hoy mismo no sabría recrear en mi imaginación aquella figura que nacía en su monte de Venus y extendía algo parecido a unas alas a la altura del ombligo. Bueno, sé que era un ángel negro, o acaso un demonio, pero no por lo que me dicen mis recuerdos sino por los testimonios fanfarrones de los muchos hombres que luego de un trago de pendenciero licor aseguraban haber sido sus amantes. Fueron algunos de esos mismos hom-bres con los que compartí vinos malos en noches de ebriedad barata los que me hablaron de aquellas dos serpientes y algo así como un sol ennegrecido en el cóxis de Asia. Dos cabezas de víboras que emergían siniestras y cuyos cuerpos yacían ocultos en el desnivel donde nace la hendidura que divide sus nalgas, las que yo siempre vi de reojo, con un dejo de culpa, entre las sombras de habitaciones siempre a media luz. Nalgas que pese a su redondez aparentaban una engañosa superficie plana bajo la inseparable mezclilla negra. Nunca quise creer las versiones de quines afirman haber gozado oyéndola aullar de dolor mientras se hundían en su culo. Tampoco de quienes se jactan de haberla golpeado. Yo en cambio, jamás dejé prófuga una sola palabra, ni siquiera en medio de la más nostálgica ebriedad. Por ello nunca he descrito en voz alta lo rasposos que eran sus labios y el filo de navaja que a veces sentía en su lengua. Y aunque con Asia nunca hubo tiempo ni lugar para el cariño y la ensoñación, pude saber otras cosas de ese cuerpo, que jamás pude contemplar detenidamente. Y es que aunque Asia se desnudaba siempre con prisas, mirándote con ojos más imperativos conforme iban cayendo las prendas, pude saber que no era una leyenda lo relativo la perpetua humedad de su sexo. Y aunque los besos en la boca le resultaban cosa de imbéciles tórtolos, siempre acababa por sentir su lengua después del primer gemido. Eran besos rudos, mordelones y por desgracia breves, pues apenas iba sintiendo lo rasposo de sus labios escuchaba el inconfundible gemido ahogado al que sobrevenía el desvane-cimiento que indicaba inevitablemente que todo había terminado. Entonces las imágenes se sucedían velozmente, pues transcurrían apenas segundos antes de que Asia buscara desperada sus cigarros dentro del bolso de cuero y también de reojo la mi-raba encender su tabaco sin filtro y deslizar el papel arroz por los contornos de sus labios rasposos. Para entonces Asia te regalaba una mirada que confundía la absoluta indiferencia con un repentino desprecio. Y es que la más importante de las lecciones, que aprendí en aquellas habitaciones de luz mortecina, es que una vez que Asia encendía su cigarro, era señal inequívoca de que debía largarme a la chingada

Me vale un carajo que los teorreícos consideren a la novela policíaca el non plus ultra de lo obsoleto. Yo disfruto demasiado con el género negro. Tienes que tener una buena dosis de malicia para saber dibujar un cuadro criminal. Y a mí Mankell me pasa un chingo y como mero dato cultural, escribo esta reseña escuchando a todo volumen en los audífonos a sus compatriotas suecos de In Flames, concretamente el Tokyo Showdown. También como mero dato cultural, sostengo que mis rolas favoritas de Las Flamas de Gotenburgo son Moonshield y Only for th Weak. La purísima neta estos cabrones.

Pd- Sé que al escribir uno de los peores vicios es el de repetirse, pero en esta ocasión no he podido evitar reciclar una frase de una anterior reseña de Mankell.

Pasos de Gutenberg
La falsa pista
Henning Mankell
TusQuets Editores- Colección Andanzas-

Por Daniel Salinas

¿Qué secreto tiene Henning Mankell para hechizar lectores y matarlos de curiosidad por conocer el final de sus telarañas criminales?
La duda en verdad me corroe, pues siendo objetivos, no hay nada revolucionario ni innovador en las novelas policíacas de este autor sueco.
La realidad de las cosas es que Mankell se apega con ortodoxo rigor a los cánones más típicos del género policial. El desarrollo de la trama, la psicología de los personajes, el manejo del suspenso y las recurrentes trampas al lector, son propias de un buen discípulo de los clásicos del género como Georges Simenon o Agatha Cristhie.
De entrada, uno pensaría que la historia de un asesino en serie que actúa guiado por una suerte de inspiración mística no es precisamente un tema original.
Pero aún con toda esa dosis de ortodoxia en sus páginas, el sueco me logró atrapar y me enganchó a su historia como hacia mucho tiempo no me sucedía con una novela negra.
Y conste que no son precisamente breves las novelas de Mankell, pues la mayoría de ellas exceden las 400 páginas, un tamaño que tratándose de este género, exige del narrador la suficiente malicia para seguir seduciendo al lector
Al más puro estilo de la tradición inaugurada por Sir Arthur Conan Doyle, Mankell tiene su Sherlock Holmes particular: El detective sueco Kurt Wallander, un personaje cuya lupa parece ser una flauta mágica que atrae lectores en todo el mundo y hace traducir las obras de Mankell a 23 idiomas.
Curiosamente, las raíces literarias de este escandinavo nada tienen que ver con la novela policial. Mankell, quién nació en Estocolmo en 1948, se inició en los años sesenta como dramaturgo y sus obras teatrales son dirigidas principalmente a un pú-blico infantil.
De hecho, Mankell sigue ejerciendo la dramaturgia y actualmente es el director del Teatro Nacional de Mozambique, país en el que reside.
Sin embargo esta faceta de Mankell es poco conocida, mientras que su inspector Wallander se ha hecho mundialmente famoso.
Al igual que todas sus novelas policíacas, La falsa pista se desarrolla en la costa Sur de Suecia en la apacible ciudad de Ystad, dónde un criminal que se cree poseído por un espíritu indígena, empieza a cometer brutales asesinatos armado de su hacha.
Un ex ministro de Justicia sueco y un traficante de obras de arte son las primeras víctimas de este asesino que actúa sin motivo aparente. Al mismo tiempo, una misteriosa joven dominicana se inmola prendiéndose fuego en medio del campo.
Lo sorprendente, es que el néctar de la novela no es en este caso descubrir quién es el asesino, algo de lo que el lector se entera antes de la mitad de la novela, sino conocer sus motivos y averiguar qué es lo que hizo que sus víctimas merecieran una muerte tan cruel.
Conocido el asesino, la atención del lector se concentra en indagar qué secreto ocultan los hombres que mueren con la cabeza partida a hachazos.
También resulta fascinante seguir página a página el rompecabezas que va armando Wallander a base de falsas pistas que lo llevan a estar muy cerca del asesino, pero con un rumbo totalmente equivocado.
Y como le suele suceder a todas los buenos autores policiales, Mankell no logra evitar que el punto culminante de la historia se de en los momentos en que se trata de develar el misterio y no en la resolución final, que acaba por ser bastante prede-cible.
En lo que sí existe cierto contraste con los típicos autores policíacos, es el mensaje de alerta que Mankell intenta dar en sus novelas, en este caso sobre el tema del maltrato y la prostitución infantil, temas que realmente preocupan al autor y sobre cu-yas consecuencias advierte su personaje al final de la novela.
De cualquier manera, si la obligación de una historia policíaca consiste en ser capaz de amarrar al lector en su enramado y obsequiarle unas horas de auténtica hipnosis que lo aparten de su cotidiana realidad, La falsa pista cumplió con creces su co-metido.

A la chingada con su retórica benevolente; yo no creo en el capitalismo con rostro humano. El concepto es en si mismo una total contradicción. El capitalismo no puede aspirar, bajo ninguna cir-cunstancia, a colocar un sentimiento humanitario por encima de su única deidad omnipotente que es, por supuesto, el capital.
Es absolutamente utópico pensar que un sistema basado en la producción y acumulación de riquezas sea capaz de privilegiar a un ser humano aún a costa de sacrificar la ganancia de dinero.
Por ello coincido plenamente con Angelópolis cuando señala que en este juego no caben lamentos hipócritas. Una vez que has sellado tu pacto con el capitalismo y has aceptado entrar al juego, tienes que admitir sus reglas. Que iluso sería pensar que en esta relación pueda haber algo más que el des-carado y bajo interés. Sería tanto como esperar o exigir amor y fidelidad incondicional a una puta que levantaste hace media hora en la Zona Norte. Aunque en la relación empresa – empleado este úl-timo está condenado a ser la puta- Ya lo dije en anteriores intervenciones: Todo aquel que trabaja para una empresa se prostituye. Tú, el empleado, estarás condenado a ser siempre la ramera que fue recogida de la calle y la empresa te podrá exigir cualquier capricho que se le venga en gana: -Arrodíllate, chúpamela, abre el culo, lame mi semen del piso- ¿No quieres? ¿Es indigno? Pues te vas mucho la chingada con una soberana patada en tu fondillo. Total, hay chingomil rameras como tú haciendo fila en la calle, listas a arrojarse al piso para recibir mis latigazos. ¿Para qué asustarte en-tonces? Hasta dónde tengo entendido, trabajas por un sueldo, una raya que te permita tener un esta-tus clasemediero, ciertos privilegios, un papel en el jueguito idiota del consumo y que yo sepa, no trabajas pensando en hacer grande a una empresa. Ella a su vez te atrapa y te conservará en la medida que tu trabajo le genere ganancias mayores a lo que te paga. El día que dejes de ser negocio, serás arrojado. Esa es la ley suprema y así lo debemos entender quienes jugamos este pinche juego.

Wednesday, November 05, 2003

Bush y yo-

Los neo conservadores hacen cada día más méritos para que yo los odie más. Definitivamente estos tipos y yo no coincidimos en nada. Donde ellos dicen blanco, yo digo negro. Bush y yo nos oponemos en todo. El cree en Dios y yo no, él cree que su patria tiene una misión sagrada y a mí ya me anda por ver a USA desangrarse en una guerra civil. Él ama el mercado libre mientras que yo soy keynesyano con nostalgia anarquista, él ama el imperialismo y yo pugno por la abolición del estado, al hijo de puta le gusta el beisbol y sin duda no sabe como se juega el futbol, mientras que yo odio el deporte de los bates y amo el fut. El ignorante de mierda no ha leído un libro en su vida y yo amo la lectura y bueno...la cereza en el pastel: Ahora resulta que el pinche genocida firma una ley antiaborto. Lo que le faltaba al pendejo. A mí que me anda porque el aborto, junto con la eutanasia, se legalice en todo el mundo y se promueva. Vaya, yo le otorgaría incentivos fiscales a las mujeres y médicos abortistas y a los enfermos terminales y ancianos que acepten la eutanasia, todo para que venga este cara de pujido con sus pinches leyes. No la jodas texano. Si lo que más jode este planeta es la sobrepoblación. ¿O te quieres hacer amigo del Opus Dei y de Juan Pablo? Sí esa era tu intención, entonces tal vez los católicos de tu país manden una iniciativa al Vaticano para que te beatifiquen. No le hace que seas protestante, con garantizarles a estos santos señores que meterás a la cárcel a todas las pérfidas mujeres que se atrevan a cometer el pecado de disponer de su cuerpo, te habrás ganado el cielo.
Ya en serio Georgie, en vez de matar afganos e iraquíes, deberías ponerte a matar fetos no deseados. En estos momentos hay miles, tal vez millones de fetos repudiados por sus madres que están condenados a nacer y ser arrojados a huevo a la existencia. Dentro de unos años, esos fetos serán parásitos sociales o delincuentes. ¿Porque chingados los conservadores de este Mundo se empeñan en obligarte a existir? Entre esos niños no deseados debe haber miles que sin duda acabarán en las cárceles texanas esperando recibir la inyección letal de manos de tus descendientes. Si de todas formas los matarás después ¿No es más práctico impedirles el nacimiento? Carajo Georgie, tal vez los niños no deseados que yacen en la tiniebla uterina, son los terroristas del mañana ¿No te has puesto a pensar eso? Mátalos a la chingada antes de que sea demasiado tarde.

En defensa de Marilyn

Dado que soy oriundo de Monterrey y tengo más de un disco de música extrema en mi casa, la gente me pregunta mi opinión sobre el concierto de Marilyn Manson que se celebrará esta noche y las pro-testas que ha desatado. ¿Qué puedo decir? Sólo en la capital mundial de los mojigatos capitalistas se pueden tomar en serio un concierto de Manson. ¿Qué puedo yo sentir al ver a todos esos Pro Vida y Asociación de Padres de Familia rezando porque se suspensa el concierto? Mucho tedio y un poco de lástima. No sé que ganan con la suspensión de un espectáculo. ¿Se masturbarán menos sus hijos? ¿Bajarán la intensidad de sus pensamientos impuros? Lo que más me da risa es que estos grupos de verdad creen que con la prohibición se gana algo.
En lo personal yo no gastaría mi dinero en un concierto de Marilyn Manson. Si me regalan el boleto, pues bueno, me divertiría, pero musicalmente no me llama mucho la atención ni tiene nada que aportarme. Su música no me molesta, pero tampoco me compraría un disco suyo. Una que otra rola simpática como el cover de Sweet Dreams y hasta ahí. La verdad es que al igual que Korn, no me llama la atención en lo más mínimo. Todos esos grupos me dan hueva. Iría a ese concierto solo para ver a los virtuosos de Apocalyptica, que como buenos músicos que son, declaran que las canciones de Manson les interesan muy poco.
Yo ubico a Manson dentro de ese museo del rock payaso y hollywoodense, en el mismo sitio que Kiss y Alice Cooper por poner algunos ejemplos célebres. Internacionalmente famosos por su parafernalia, su show y su imagen pero musicalmente bastante limitados. Me molesta que haya gente que identi-fique al Metal con bandas así.
Desconozco si el mensaje de Manson sea tan satánico como dicen. Yo no puedo concederle ninguna autenticidad a un hijo de MTV y su basura comercial, pero si su mensaje ayuda a que los adolescentes cuestionen a la iglesia y se den cuenta que no deben creer ciegamente lo que les han recetado en sus clases de catecismo, pues bienvenido sea su mensaje. Ojalá que todos esos teenagers que van a echar desmadre al concierto hagan un poco de conciencia y se tomen en serio el mensaje anticristiano, si es que en verdad lo hay. Los pobres imbéciles de Pro Vida, no saben que en Monterrey han tocado bandas de black metal militante auténticamente satanistas. Acheron, una de las bandas más activas dentro de la Church of Satan de Anton Sandor Lavey, tocó en el gimnasio Factores Mutuos en junio de 1997 e Impaled Nazarene, la banda finlandesa más blasfema y anticristiana de ese helado país, vomitó su black metal en el Casino Ferrocarrilero el 2 de febrero de 1998. Yo acudí a ambos conciertos, que por supuesto, tuvieron el 5% del presupuesto y promoción que tiene el fantoche Manson. Tanto las letras de Acheron como las de Impaled Nazarene son bastante directas y su satanismo no tiene nada de metafórico. Ambos fueron buenos shows. Se me olvidaba que los griegos de Rotting Christ se recetaron una gran tocada en el ya lejano verano del 95.
Por lo que a mí respecta, debo aclarar que mi radical anticristianismo no fue inspirado por el black metal. Ciertamente adoro ese género musical y disfruto en demasía cantando himnos anticristianos, pero la realidad es que no necesitas la influencia de la música para odiar a la religión. Aunque oyera pura música de meditación o romántica, yo sería igualmente un anticristiano. Anton Lavey, por ejemplo, solo escuchaba música clásica. Para rechazar a la iglesia, a cualquier iglesia, basta con abrir los ojos bien y tener un mínimo de sentido crítico. La religión está podrida, sus dioses son carroña apestando en la calle. Yo uso el adjetivo anticristiano pero lo cierto es que yo rechazo todas las religiones monoteístas por igual, sean judías, cristianas o musulmanas. Todas han hecho un enorme daño a la humanidad. Siento más respeto por el paganismo politeísta. Pero aunque las igle-sias fueran perfectas como instituciones humanas, aún en se lejano y utópico supuesto, a mi me daría lo mismo, pues los conceptos Dios y moral son inútiles e inexistentes. Lo que pienso del satanismo ya lo he dicho en anteriores escritos.
Por lo demás, espero que los adolescentes regios disfruten el concierto de Manson y luego del desma-dre y el slam, cuestionen seriamente si vale la pena arrodillarse ante la cruz que tienen en la casa de sus padres.
Ojalá el fantoche y payaso señor Manson, tan hinchado en dólares, ayude en verdad a que los adolescentes tengan una actitud crítica hacia la religión, la moral y los valores. Ojalá después de esta noche, haya más de un regio que abandone las filas de la Gran Ramera vaticana y empiece a cuestionar si hay algo de divino en el cadáver podrido que cuelga de esa cruz y que ha sometido a la humanidad a 2000 años de oscuridad, miseria e ignorancia. Si es así señor Manson, bienvenido seas.
Por lo demás, yo sigo aplicando la frase de mi maestro Voltaire: - Podré estar totalmente en contra de lo que piensas, pero defenderé hasta la muerte el derecho que tienes de expresarlo- Si el Opus Dei o los Legionarios o cualquier otra secta detestable quiere celebrar un concierto en la esquina de mi ca-sa, adelante, sean bienvenidos, tienen todo el derecho de expresarse. Con prohibir su concierto y enviarlos al Circo Romano no ganaré nada ni los erradicaré. Exprésense y prediquen, nadie gana nada con prohibir. Plutarco Elías Calles y Nerón, erraron el método: no hace falta matar cristianos y aunque debo confesar que me causaría un inmenso placer ver a unos cuantos millonarios de Cristo devo-rados por un león 8empezando por Norberto Rivera, Onésimo Zepeda y el Padre Maciel) la realidad es que para erradicar la Gran Ramera hace falta la luz de la razón, de la inteligencia, del perpetuo cuestionamiento. El mayor putazo al cristianismo fue la Ilustración, no la persecución romana. La luz de la razón y no la espada, es lo que mata a las cucarachas del dogma. Vamos matándolas de una vez-





Tuesday, November 04, 2003

Completando el comentario anterior: De verdad que en Europa están en la infancia criminal. No saben lo que es la sangre. Los colegas de nota roja se han de aburrir espantosamente en las redacciones de El País y el ABC. Que hueva- Te sacan un reportaje especial en El País espantados por 18 asesinatos en dos meses y dicen que en Madrid la opinión pública reaccionó como si la ciudad se hubiera convertido en el Chicago de los años veinte y ya le están tupiendo a las autoridades. Te narran como algo espeluz-nante e inconcebible que un par de traficantes rumanos fueron acribillados con cuerno de chivo en la calle Jazmin de Madrid, lo cual fue foto de primera plana el 27 de febrero de 2003. Ja, ja, ja- Colegas de El País, amigos de la Madre Patria, escuchen esto: Aquí en nuestra hermosa ciudad de Tijuana tuvimos nada más en octubre 29 asesinatos contaditos y todos tan campantes. Salimos a la calle, dormimos tranquilitos y cagamos muy a gusto. Así que no se estresen. Uno puede vivir en vecindad con el crimen y les juro que no pasa nada. El día que en Tijuana haya 18 muertos en dos meses, o sea nueve en un mes, el Procurador de Justicia se pararía el cuello diciendo que las corporaciones policíacas están derrotando al crimen organizado y presumirá la cifra como un gran logro en todos los desayunos de los grupos políticos.

Hoy blogger nos ha condenado a la agarfía y se niega a postear. A manera de prueba y breviario cultural, comento que me da soberana risa leer en País Semanal lo asustados que están en Madrid por sumar 18 asesinatos en dos meses. Ja ja ja- En Tijuana eso sería una cifra modesta que hablaría de un periodo de relativa calma en las corporaciones-

Mi compa Henning

Anoche terminé de leer la Falsa Pista del sueco Henning Mankell. Me duele poner punto final. Y es que era un libro que me tenía tan entretenido, tan enganchado, que me duele saber que en mi buró me estará esperando una nueva lectura con la que tal vez tarde unos días en identificarme o acaso no me identifique nunca. Mankell no es un fuera de serie ni un revolucionario, pero su narrativa es capaz de abrazarme. Es de esos libros que te caen bien, al grado que le pones rostro a los personajes y te imaginas hasta su tono de voz. Este sueco sigue los parámetros más clásicos de la novela policíaca y como buen ejemplar del género, me hace disfrutar más de la trama que del final. Después de todo, hay cogidas tan largas y tan deliciosas, que lo que menos deseas es venirte. Nadie me recomendó a Henning Mankell y no conozco a ningún cabrón que lo conozca (bueno yo en general soy muy poco sociable y conozco muy poca gente para ser sincero, así que no soy parámetro de medición) Aunque debe haber por miles, pues según tengo entendido ha sido traducido a 22 idiomas y es un exitazo de ventas en Suecia. Los perros de Riga me pasó, pero La falsa pista me agradó aún más. ¿Por qué? No sé, no me pregunten. No es nada original leer una historia de un asesino en serie de más de 430 pá-ginas e identificarse con la figura de un Sherlock Holmes de Escandinavia como es Kurt Walalnder. Pero a mi me gustó y mi universo literario se divide en los libros que me gustan y los que no me gustan y a veces la narrativa más convencional del mundo me puede fascinar. Si ya de por sí tenía ganas de visitar Suecia, ahora ya lo he puesto como nuestro destino prioritario para el lejano día en que se de la improbable combinación de tener dinero y vacaciones. Toda la trama del libro se desarrolla en la costa Sur de Suecia, en Escania, en Ystad, centro de operaciones, Malmö y Helsinborg. Ya me anda porque llegue el día en que Carolina y yo respiremos el frío aire de los mares escandinavos mientras cruzamos el puente que une a Dinamarca y Suecia.
En fin, el Ministerio de Turismo de Suecia le debe agradecer a Mankell y a las mil y un bandas de metal que hay en ese país, el haber generado el gran interés que tiene este tijuanense por adopción en ir de vacaciones a esos terruños.
Por lo demás, dicen que un libro es un amigo y por lo que a mí respecta, los libros de Mankell son mis grandes compas del momento.

Que Bonito es Chihuahua

(De blogs juarenses y tijuanos)

Visité el Estado de Chihuahua por primera vez en mi vida en la Primavera de 1983. Yo tenía en-tonces 8 años de edad. Mi tío Javier vivía en Ciudad Cuauhtémoc en donde pasamos poco más de un mes, disfrutando de su campirana casa ubicada en medio de un huerto de manzanas.
En aquella ocasión visitamos las bodegas de los menonitas cuyos deliciosos quesos disfrutamos hasta el hartazgo. También recuerdo haber dormido en Jiménez, Delicias y por supuesto en Chihuahua.
En aquel entonces mis padres eran jóvenes y aventureros, por lo que llegaron a contemplar la posibilidad de radicar en Chihuahua, aunque una serie de desafortunados acontecimientos los hicieron desistir de su idea. Dentro de la enciclopedia dónde se narra la Historia de lo que Pudo Haber Sido existe un capítulo en que habla de un Daniel que pudo haber sido chihuahuense y no lo fue.
Años más tarde, en diciembre de 1995, pasé casi un mes viviendo en la serrana población de Babori-game al sur de Chihuahua en la casa de un misionero católico (Sí, Satanás también tiene amigos en el clero) Volamos desde Parral en una auténtica cáscara de nuez que aterrizó en el hermoso y hostil Baborigame, población ubicada casi en los límites con Durango, cerca (¿o dentro?) del Triangulo Maldito de la mota y la amapola. En compañía de los tepehuanes y su tesgüino pasé una de las mejores navidades de mi vida. Posteriormente, en compañía de mi amigo Rosendo Ramos, viajé en el mítico tren de la Sierra y tuve la fortuna de conocer Creel, las Barrancas del Cobre, unas improbables aguas termales en medio de la nieve y un montón de gente interesante, incluida Gracia Montero, quién 10 meses después me recibió amablemente en Madrid.
La Sierra de Chihuahua ejerció una suerte de hechizo sobre mí. Puedo afirmar, con conocimiento de causa, que no le pide nada a los Pirineos. De pilón nos dimos gusto rolando por Chihuahua y Parral, dónde fuimos a la falsa tumba de Pancho Villa y a la casa desde donde dispararon sus asesinos aquel 20 de julio de 1923.
He estado otras tantas veces en el Estado de Chihuahua y puedo afirmar que es un sitio que me agrada, (aunque coincido plenamente con Bagatela en lo referente al delirio aristocrático de los chi-huahuitas, que se sienten hacendados de la época de los Terrazas, fenómeno comparable al que le su-cede, aunque en menor medida, a los mexicalenses)
Por azares del destino no he podido conocer Ciudad Juárez. He oído demasiadas historias de esta ciudad y confieso que tengo una gran curiosidad por visitarla, pero hasta ahora no se ha dado el caso de que mis botas Doctor Martínez peinen sus calles.
Hace poco leí en Día Siete un reportaje sobre Juárez. Con las típicas erupciones de pretendido periodismo narrativo que padece todo chilango que visita la frontera, el colega nos pintaba un retrato de la urbe aderezado con comentarios históricos sobre la gran toma de mayo de 1911, los años de la prohibición alcohólica y todo para desembocar en una bucólica descripción de la vida nocturna y por supuesto, sus infaltables muertas. Palabras más, palabras menos, el reportaje podría haber sido sobre Tijuana y no habría tenido que cambiar mucho sus descripciones: putas gordinflonas, polleros hinchados de dólares, chiquinarcos en camionetones, autoridades corruptas y obreras de la maquiladora gastando su raya en los antros me parecen parte de un paisaje bastante común.
Típicos reportajes poco profundos, con poetastras ambiciones de Nuevo Periodismo garcíamarqueano, que tratan de describir el fenómeno de la frontera en unos cuantos párrafos y que por desgracia acaban ganando premios en Cartagena, pues los periodistas de la frontera estamos muy ocupados en buscar anti- literarios hilos negros que a nadie interesan fuera nuestros terruños.
De cualquier manera, no se necesita hacer un análisis muy profundo para concluir que Ciudad Juárez y Tijuana, las fronteras más grandes de México, comparten más de un fenómeno social.
Desde hace algún tiempo leo con cierta regularidad algunos blogs juarenses. Empecé con la lectura de Bagatela, que luego de una súbita desaparición tuvo un feliz retorno como Tanteos. Ello me llevó a conocer a Zerk, Dolores Dorantes y Solzimer entre otros.
Su lectura me ha permitido conocer (o creer conocer) algo más sobre la naturaleza juarense que sin duda no se puede encontrar en los reportajes de mis colegas periodistas.
Luego de algunos meses de leer con cierta regularidad sus blogs, creo tener la certeza de encontrar o percibir cierta diferencia radical o acaso un abismo que separa a Juárez de Tijuana.
Noto en los blogs juarenses cierta vibra de inocultable melancolía e ira, una suerte de cara dura y puño cerrado frente a la vida.
Mientras que el tijuanense tiende por momentos a ser juguetón, leve y hasta naïf, el juarense me pa-rece áspero, triste y con cierto desprecio hacia su entorno. No me pidan fundamentos, es una simple percepción que bien puede estar equivocada. Psicoanálisis bloguero si ustedes quieren. Tiene sus explicaciones. Sin haber estado en Juárez, creo que el entorno geográfico y climático de Tijuana es bas-tante menos hostil. Quieran que no, la salida al mar relaja y un bello atardecer en el Pacífico elimina cualquier humor ennegrecido. Por si fuera poco, San Diego es mucho más bello y acogedor que El Paso.
Juárez en cambio me parece rudo, agresivo y encerrado en el desierto. Para colmo, el tener a unas muertas como marca registrada y producto de identidad internacional de la urbe no es algo que ayude demasiado. Algo similar me pasó al visitar las zonas rojas de Amsterdam y Hamburgo, sin duda los distritos de luz escarlata más famosos del Viejo Continente. Mientras Amsterdam gusta de un porno caricaturesco, simpático, soez y picante, Hamburgo tiende al sado, al hard core sin contemplaciones. Dicho en otra odiosa comparación, el tijuano tiene la vibra de un feliz usuario de mota o tachas y el juarense la de un heroinómano. Mientras el tijuano presume los éxitos de Nortec, acude a eventos de Cecut, come taquitos de pescado en Rosarito y se regodea en su deliciosa levedad, el juarense maldice la mala organización de su escena musical y literaria y de vez en cuando le dedica sinceras pestes a su ciudad. En fin, miéntenme la madre si estoy equivocado.
Para rematar, me leo hace rato un controvertido post de Solzimer en donde no deja títere con cabeza y le rompe la madre a todos sus colegas escritores juarenses, que por supuesto, ya han respondido.
Siempre generan algo de morbo las polémicas, sobre todo las futboleras o políticas, pero las literarias me parecen una soberana pérdida de tiempo. Un ejercicio de compulsiva descalificación literaria me resulta casi siempre desafortunado, rico en veneno, a menos de que tengas el humor negro y la vibra del Chango 100 que es capaz de arrancarme sinceras carcajadas, pero eso ya es hablar otro idioma.


De los adictos al trabajo y otros mitos

No creo en la existencia de los workaholiks o como rechingados se llamen y me cuesta demasiado comprender a aquellos seres que gustan de venir al trabajo en su día de descanso. Simplemente no los entiendo y su actitud me deprime. Sobre todo porque no es sincera. No me vengan con mamadas de que están casados con la profesión.
¿Enamorados de su trabajo? Ja, ja. Yo más bien diría que padecen un pavor indescriptible a encon-trase en compañía de su espantosa soledad. En todos las empresas dónde he estado he encontrado personas así, que dicen estar clavadísimas en sus funciones y aseguran ser adictos a trabajar. Pero ca-si todos ellos tienen un común denominador: Están espantosamente solos. ¿Para qué apurarse a terminar el trabajo? Más allá de la oficina hay una casa seguramente desordenada, fea, sin adornos, sin alma. Una cama destendida donde no hay ni ha habido en mucho tiempo una mujer, cuyas viejas sábanas no pueden ocultar las huellas amarillentas de tantas y tan aburridas puñetas compulsivas. Imagino bolsas de papas desparramadas y refrescos calientes a la mitad, revueltos con las cajas de películas de mal cine hollywoodense con renta atrasada. Por eso mejor ir a trabajar, tratar de estar 24 horas en el único lugar de este mundo donde alguien pregunta por ellos y eternizar hasta donde sea posible la jornada. Mas allá de esta oficina solo les queda la desolación, el sin sentido y el pavor a mi-rarse al espejo y darse cuenta que el vacío los tiene bien agarrados de los huevos. Así las cosas, yo también amaría trabajar. Yo puedo asegurar que ninguno de los enamorados del trabajo tiene una pareja a quién amar, por quien valga la pena meter el acelerador y huir de la oficina tan temprano como sea posible para estar con ella. Tampoco tienen una casa bella llena de libros y de cuadros en donde disfrutar suculentos platillos gourmet y buena música. Si la tuvieran, amarían como yo sus días de descanso.

Monday, November 03, 2003

Deliciosamente sobrio

Dicho y hecho- El fin de semana transcurrió sin que una sola gota de licor entrara a mi organismo. Ni siquiera un traguito de vino tinto para acompañar la suculenta lasaña que preparó Carol el sábado. Nada. El fin de semana del Día de Muertos transcurrió en total sobriedad y jamás entré en páni-co, ni me puse ansioso o irritable. Nada de crisis de delirium tremens o algo por el estilo. No se trata de eructar hipócritas aleluyas y decir que me he liberado de las garras del vicio.
Simplemente este fin de semana no bebí y me sentí muy bien. Así de fácil. Me gusta saber que puedo ser libre de cualquier cosa que me proponga. Me gusta saber que el alcohol no me tiene agarrado de los huevos. Tal vez el próximo fin se me antoje beber, tal vez no. No hago promesas a priori.
No se trata de cumplir una manda o de demostrarle algo a una persona o deidad. Se trata de sentirme bien y hoy me siento bien. Dormí deliciosamente, sin interrupciones y sin la sed infernal que me caracteriza y por primera vez en mucho tiempo el lunes no es sinónimo de pesadez, cruda y desgano. Al contrario, traigo buena energía, buena vibra y mi estómago y cabeza están en aptas condiciones.
El vino ha sido responsable de muchas de las horas más placenteras de mi vida, pero también de la decadencia de mi cuerpo y es momento de hacer un alto. Se puede vivir en Carpe Diem sin ayudas externas. En esta ocasión la sobriedad me está sentando excelente y mientras me lleve bien con ella, la mantendré a mi lado.

Naturaleza invernal

Noviembre se refleja en cielos claros y vientos fríos, con eventuales ráfagas casi heladas. Las Islas Coronado lucen con insoportable claridad. Las aguas del Pacífico aparecen limpias y mi ánimo se levanta. Salvo por lo poco que dura el día, me gusta el Invierno y me gusta el frío. Mi cuerpo se adapta bien a las bajas temperaturas. El calor extremo es propio de culturas jodidas, de razas parasitarias. Los parásitos mueren con el frío. Los espíritus fuertes se inyectan de vigor. Me gusta el Invierno y aunque disfruté honestamente los meses de este Verano que pasó, yo soy un ser de naturaleza invernal.
El domingo nos lanzamos a la Playa. La claridad del día se te inyectaba en cada poro. Cerca de las 13:30 horas el cielo se nubló y empezó a caer una lluvia ligera aderezada con un viento helado. Hay nublados muy limpios, paisajes muy purificadores y el del domingo fue así. Pensar que hace siete días el Sol y el cielo eran rojos y el aire apestaba a devastación. Tomamos un poco de café en el Parale-lo 32, un rincón insoportablemente maextrozo pero con vista agradable. Después fuimos al sushi de Playas a comer unos rollos acompañados de una jarra de té. No beber es práctico. Antes las cuentas de restaurantes solían ser altas por las cinco cervezas promedio que tomaba por comida. Ahora fue increíblemente baja. No beber es práctico para el bolsillo.



El Obispo y yo

El viernes por la mañana me tocó compartir el desayuno con el señor Obispo de Tijuana Rafael Romo Muñoz. Resulta que el prelado entregaba una serie de reconocimientos a medios de comunicación por su labor de apoyo a la campaña del diezmo. Y resulta que de todos los empleados que hay en este gran periódico, le tocó ir al desayuno al único ente jacobino, come- curas, anticlerical, pro-masónico, fanático del laicismo y los estados seculares, amigo del aborto y la eutanasia, hereje consumado y blasfemo por compulsión.
Pero soy un ser tan en extremo profesional y tolerante, que soy capaz de permanecer en silencio durante el desayuno, emitir sonrisas amables y recibir la placa de manos del Obispo con previo abrazo de por medio, sin emitir ni un solo comentario negativo, sin cuestionar la naturaleza tributaria y usurera del diezmo, sin atacar el enriquecimiento de la jerarquía católica. Educado, platiqué brevemente con el prelado y me retiré de ahí al concluir el evento. Claro, ello no significa que haya caído al extremo de persignarme o rezar. Ser educado no significa traicionarme. Eso sí, si alguien me trata de evangelizar o catequizar entonces sí que se topa con la blasfemia más rápida del oeste. Y es que yo estoy muy acostumbrado a convivir en ambientes católicos, (de hecho provengo de una familia ca-tólica) y la puedo llevar muy bien cuando hay tolerancia de por medio. Si el Obispo me hubiera pre-guntado: - Hijo mío, ¿porqué no rezas?- Yo le hubiera contestado: -Porqué soy ateo, señor Romo y no puedo elevar plegarias a lo que no existe- Y llevemos la fiesta en paz. Eso se llama tolerancia. Yo no ando por el mundo escupiéndole a los curas y quemando iglesias, pero jamás he ocultado mis radicales principios anticristianos sólo por comodidad o amabilidad. Simplemente pido que no me traten de evangelizar. La tolerancia es posible. Yo he sostenido interesantísimas charlas con curas, casi siempre jesuitas, sin que existan ataques de por medio. Admiro a aquellos católicos que me respetan aún sabiendo que soy un enemigo de su iglesia. Por ello no me gusta la agresividad de ciertos sectores revolucionarios que pasan la vida escupiéndole al mundo su revolución. Por eso admiro a Voltaire, padre de la tolerancia. - Podré estar totalmente en contra de lo que piensas, pero defenderé hasta la muerte el derecho que tienes de expresarlo- Si quieres creer en un dios, allá tu. Se feliz en tu iglesia que nadie te arrojará al Circo Romano. Yo estoy muy contento sin dios, gozando de mi blasfema y hereje existencia y por fortuna nadie me enviará a la hoguera- Bueno...eso creo-

Conversación

Hablo con mi hermana Ana en el messanger. Me cuenta que ha ido a Ceuta, o sea que técnicamente ya ha pisado el continente africano. En este momento está en Extremadura pero se marcha a Barcelona y posteriormente a Irlanda para después retornar a Monterrey. Vaya rolecito que se ha aventado. Una excelente experiencia de medio año en el Viejo Continente, sin duda la mejor universidad que te puede ofrecer la vida. Un viaje de esos es el equivalente a una maestría. Si algún día Carol y yo tenemos un hijo, le motivaré a viajar de mochilazo cuando llegue a los 18 años. Si quieres hacer algo por un joven, motívalo a que viaje solo. Nada se compara a eso. Me deprimen los jóvenes que no sienten curiosidad por abandonar su lugar de origen y prefieren estar abonados en casa de sus padres echando novio y pasando el rato con los amigos disfrutando de su condición parasitaria. No concibo que haya gente de mi edad que aún vive con sus padres (puedo dar muchos ejemplos de parásitos pe-ro no se trata de herir) y que nunca en su vida se ha largado, al menos por curiosidad, a ver como sopla el aire en la otra esquina. Por ello me da tanto gusto que mi hermana se haya ido, pues se que esto es mejor que cualquier cátedra universitaria. Ojalá que mis hermanos más pequeños sigan ese camino cuando lleguen a su mayoría de edad. A trancazos y sin dinero, pero toda mi adolescencia me las arreglé para rolar, desde aquel mítico 1988 en que acompañado de mi amigo el Jordi Ferrer nos fuimos desde Monterrey a Chiapas, aunque mi primer rol europeo fue hasta 1996. De hecho el fin de semana de Todos los Santos y Día de Muertos lo pasé en Madrid.
La cuestión es que la he cagado terriblemente, pues al pendejo de mí se me ocurrió encargarle a Ana que me consiga el disco de Saratoga, una excelente banda española de heavy metal y de pronto caí en le cuenta que cuando uno viaja de esa manera, 10 o 15 euros de un pinche cd pueden ser la diferencia entre dormir bajo techo o en la calle. Yo muchas veces estuve en el dilema de comprarme discos o acudir a partidos de futbol a cambio de sacrificar el dinero destinado al youth hostel esa noche. Casi siempre elegía dormir en la calle. Pero yo no quiero que Ana sacrifique nada por satisfacer mi incurable afición metalera, que a diferencia del alcohol, no conoce rehabilitación alguna.