Eterno Retorno

Wednesday, July 23, 2003

El Instituto Nacional de Migración realizó una visita esta mañana a las instalaciones de Alternativa II, pero no pudo encontrar a los psíquicos. Seguirán intentando. Los ?hermanos? colombianos no están en Tijuana, pero su secretaria afirma que seguirán con sus citas.
Los charlatanes colombianos han desaparecido- La secretaria sigue despachando en el consultorio, pero ellos se han largado. ¿Cuál será su reacción? ¿En que basarán su contraofensiva? Las más de las veces, la gente saca provecho del efímero periodo de vida de una nota periodística y el tortuguismo burocrático, pero los rencorosos suelen tomar venganza. ¿Debo atribuir el surgimiento de ratones en mi casa a un hechizo de los colombianos? Tendría que escuchar hablar a los roedores y si pronuncian expresiones como ?vaina?, ?parcero? o dicen ?le provoca un tinto? en vez de le apetece un café , entonces no habría duda. Habrá que ver también si sienten un respeto sacramental por García Márquez. Si resulta que empiezan a roer las páginas de Vivir para contarla, entonces habré obtenido la respuesta. Por la noche pondré un disco de los Corraleros del Majagual, concretamente la Gota fría o Alicia querida y si los ratoncitos se ponen a bailar vallenato entonces ya sabré quien los envía.
Por cierto, nada tengo en contra de los colombianos. Al contrario, es un país que siempre he deseado conocer, su gente es simpática y amable, sus mujeres me parecen bellas y la música vallenata, aunque usted no lo crea, me gusta mucho. También Fernando Vallejo, Franco Ramos, Álvaro Mutis y el Pibe Valderrama son gente que merece toda mi admiración- El problema es que la única forma legal de patearles el culo a los charlatanes es con su irregular situación migratoria.
Yo sé que ellos no le han puesto una fusca en la cabeza a nadie para que acuda a su consultorio, pero el poder de la sugestión es enorme y si a un pueblo de por si ignorante como el nuestro le machacas todos los días en televisión que en tus manos está solucionar sus problemas, hacerlo rico y sanarle males físicos, es casi el equivalente.

Cero y van seis

Esta mañana he encontrado el cadáver del sexto ratón, destrozado bajo el fierro de la trampa. Tal como en ocasiones anteriores he hecho, le di cristiana sepultura en una bolsa de basura y elevé una plegaria a alguna pagana deidad-
Hoy al medio día leía un libro sobre fauna urbana en donde venía una simpática foto de dos ratoncitos cogiendo deliciosamente. Los ratones no son precisamente gladiadores porno. ¿Saben en cuanto tiempo se viene un ratón según el libro? En dos segundos y antes de 24 días la ratoncita puede parir a más de 10 crías. Y no se si serán militantes del Opus Dei, pero hasta donde sé no les agradan los métodos de planificación familiar, argumentan que con condón no se siente lo mismo y además están en contra del aborto, pues son miembros honorarios de Pro Vida- O sea que tienen todo para poblar nuestra casa en cuestión de días. Hace poco leía en el blog de Perrita del Mal sobre sus pesadillas acerca de las ratas blancas que invadían su hogar. Caray, pues está cordialmente invitada a nuestra casa para que su sueño se haga realidad.
Eso sí, un ratón difícilmente vive más de un año, pero ese les basta para dejar harta descendencia en la Tierra con sus espectaculares cogidas de dos segundos. Live fast, die young, just like a mouse.


Tentación, divina y maldita tentación. Esta mañana he comprado un libro que no estaba presupuestado ni estaba entre los más deseados, pero que parece, nada más a ojo de buen bibliófilo, que está chingón. Se llama Sueños de sueño y es de Antonio Tabucchi. De pilón incluye Los tres últimos días de Fernando Pessoa, que fue el gancho final que me orilló al desembolso. En honor a la verdad, Pessoa me puede-

Pero la lista de mis deseos crece. Husmeando en El Día he dado con Lágrimas de Eros del buen amigo George Bataille. No mucho texto, pero demasiadas y muy buenas ilustraciones artísticas que evocan esa sutil sábana que divide al erotismo y la muerte, al placer y el dolor. Desde jarrones griegos, hasta Goya, pasando por Bosco y Durero. En un acto de continencia, decidí esperar hasta el viernes para comprarlo. Es el único ejemplar, así que puto el que lo compre antes que yo.

También les ha llegado un clásico erótico que en su momento me agradó y me calentó bastante. Se trata de ?¿Que es Teresa? Es...los castaños en flor? del francés José Pierre. Lo leí por ahí de 1994 cuando trabajaba en la Librería Castillo y fue uno de los tantos libros que le regalé a una ex novia en aquel entonces- En la más pura tradición de Sade, el libro es abundante en escenas de sodomía, aunque peca de ser por momentos en extremo idílico. ¿Valdrá la pena incurrir en el vicio de la reelectura? Yo creo que sí.



Tuesday, July 22, 2003

Algunas frases subrayadas de Soldados de Salamina-


Una verdad absoluta pronunciada por Javier Cercas acerca de Sánchez Mazas: "Nunca se molestó en hacer carrera literaria (un ejercicio que, como el de hacer carrera política , siempre le pareció indigno de caballeros)
Absolutamente cierto, lo que aún no sé es que cosa es más indigna de caballeros-

Lo primero que advirtió en secreto al llegar al paraíso, fue que ahí se podía vivir, pero no escribir, porque la escritura y la plenitud son incompatibles.

Dice Cercas que lo platicó con el buen Bolaño

“Y porque pensé que como para todo el Mundo, para Bolaño escribir en los periódicos no es escribir, añadí: Ya no escribo novelas”-

“Para escribir novelas no hace falta imaginación, dijo Bolaño, sólo memoria. Las novelas se escriben combinando recuerdos”.

“Además, no es lo mismo un periodista que un escritor.
- En eso tienes razón- concedió-. Un buen periodista es siempre un buen escritor, pero un buen escritor casi nunca es buen periodista”- Gracias Roberto por las porras-

San Pedro Mártir se viste de cenizas

El viernes agarramos camino rumbo a Ensenada. La consigna era sobrevolar la Sierra de San Pedro Mártir y tomar fotos de los devastadores incendios que la consumieron. El día anterior contacté telefónicamente a un piloto sinaloense. Pactamos un precio de 230 dólares la hora. Yo quería volar ese mismo día, pero el piloto me advirtió que la niebla estaba bajísima y sería difícil realizar el trabajo.
Tizoc y yo salimos por la mañana. Los pronósticos no podían ser más desalentadores. A la altura de Puerto Nuevo la carretera estaba absolutamente cubierta de una neblina que conforme avanzábamos parecía cerrarse cada vez más. El día menos apropiado para volar. Llegamos a la base aérea del Ciprés. El piloto, Abelardo Villavicencio nos aguardaba. Tal como lo imaginé, consideró poco apropiado volar, pero ya habíamos hecho el viaje. Propuso que esperáramos un poco. Fuimos a tomar café a un restaurante todo pintado de rosa en un hotel ubicado frente al Ciprés. Una hora más tarde el cielo se había despejado. Decidimos volar. Mire al piloto. Treintañero, barba de candado, típico acento sinaloense (y lo imaginé cantando que en dos y trescientos metros levanto las avionetas) La avioneta era pequeñita, vieja, apenas cuatro asientos. Tomamos pista y el despegue fue casi imperceptible. Tomamos rumbo a la sierra. Recordé una anterior experiencia en avioneta, una helada mañana de 1995, cuando un grupo de compañeros volamos de Parral Chihuahua al pueblito de Baborigame, ubicado en plena sierra, en el Municipio de Guadalupe Icalvo, en donde pasé una temporada habitando en una misión (sí, aunque no lo crean, este ateo come curas tiene algunos amigos sacerdotes) Aquella experiencia había sido algo terrible por los fuertes vientos, pero esta, contrario a lo que imaginé, fue muy llevadera. No había corrientes de aire, aunque sí una ligera lluvia. Al llegar a la sierra no vimos las enormes flamas rojas ni las humaderas que imaginé. El incendio estaba apagado, pero el paisaje era más que desolador. Toda la zona aledaña al Observatorio, más de 3 mil 500 hectáreas, estaban absolutamente chamuscadas. Pensé que ahí abajo estaría mi amigo Hugo Sotelo con sus cóndores de California y lamenté la suerte de tantas especies animales que se quedaron sin habitad. Sobrevolamos la sierra más de una hora y sin sobresaltos retornamos a Ensenada y posteriormente por tierra a Tijuana, previo stop en un puesto de tacos de pescado (ir a la Cenicienta del Pacífico y no saborear taquitos de pescado, camarón o caguamanta es pecado mortal, lo dice la Biblia)




Parte de guerra en torno a una masacre ratonil

La noche del viernes, al terminar de escribir mis crónicas aéreas de la Sierra, hice una parada en el super antes de ir a casa. La idea era surtirme de trampas para ratones. Como he narrado en días anteriores, los roedores han invadido nuestro nuevo hogar. Piso nuevo, alfombra nueva, electrodomésticos recién estrenados y ya debemos compartirlos con visitantes no invitados. Intenté llegar a un acuerdo con ellos, exhortarlos a un exilio voluntario. Compramos incluso un supuesto repelente sónico que en honor a la verdad no sirvió de una chingada. Por el contrario, lejos de firmar un armisticio, los ratones se volvieron más descarados e intensificaron sus incursiones en la cocina. Colmada nuestra paciencia, decidimos declarar la guerra con métodos ortodoxos. Antes de llegar al área de ferretería, descubrí que la Comercial tuvo a bien poner suculentas ofertas en el departamento de libros. Unas bonitas ediciones de Emece a 19 pesos. ¿Lo pueden creer? Compré un libro de cuentos de Bryce Echenique y uno más de Onetti (A la salud de Trenza de Arena) Había libros de Mutis, de Cela y otros autores al mismo precio, pero me limité. El propósito de mi visita era bélico y no cultural. En la ferretería había cualquier cantidad de trampas para ratones consistentes en pegamento, pero me pareció despiadado condenar al roedor a una muerte tan lenta, pegado a una melcocha. Tampoco me agradó la idea envenenarlos y darles la oportunidad de ir a agonizar lentamente en algún rincón de la casa. No. Opté por una muerte convencional, rápida y contundente, así que compré seis trampitas de madera marca Victor y me dirigí al hogar con mi respectivo six de Modelo. Una vez ahí, Carolina y yo nos dimos a la tarea de fraguar los asesinatos. Poner las trampas tiene su chiste. Hay un alto riesgo de que se dispare y tu dedo corra la suerte del ratón. Nos preguntamos acerca de los procesos evolutivos de los roedores. Acaso, luego de miles y miles de generaciones de ratones exterminados por un método tan ancestral y convencional, los ejemplares modernos nacerían con una inteligencia capaz de burlar a una máquina de guerra tan antigua. Las trampas Víctor son igualitas. La única diferencia con las que usaron nuestros abuelos, es que sobre la tabla donde quedará despanzurrado el roedor, viene una dirección de correo electrónico. Quien quiera que sea ese Víctor, puede ser juzgado como un genocida ratonil, si es que existe algún Tribunal de La Haya para los roedores- Las seis trampas fueron colocadas. Solo era cosa de esperar. Nos sentamos en la sala. Fui al refri saludar a mi Tío Jack, serví ritualmente mi vasito en las rocas y me puse a escuchar metal para esperar el comienzo de la masacre. Sonaba Angel in Black de Primal Fear cuando el primer golpe de ratonera irrumpió en la noche. La ratonera quedó en posición vertical. El ratón fue atrapado exactamente por la cabeza. Sus ojos quedaron abiertos y parecía mirarme como quien admite su derrota en una batalla, pero no en la guerra. Después de todo, millones de los suyos sobrevivirán a la humanidad cuando las bombas nucleares de la paranoia neo conservadora destruya la Tierra en nombre de la sacrosanta lucha antiterrorista.
El primer cadáver fue sacado de casa en la madrugada. Después el sueño nos venció. Al amanecer encontramos otro par de trampas y vaya sorpresa: una fue capaz de asesinar a una pareja. Dentro de una sola ratonera había un par de roedores muertos, colocados en posición inversa. En otra trampa había uno más. Saqué los cadáveres y les di cristiana sepultura en el contenedor de basura. La noche del Sabbath Bloddy Sabbath cayó uno más. Cinco ratones masacrados es el saldo del fin de semana, pero aún no concluimos. Anoche vimos a un sobreviviente rondando por la cocina, y el muy pérfido, como todo buen héroe de guerra, logró burlar la trampa. Cenó un delicioso queso y la ratonera no se disparó. Suelo sentir cierto respeto por un enemigo astuto, pero en esta guerra no hay cuartel, así que esta noche compraré más trampas.

Bueno, esto es cosa hecha. Mi reportaje sobre los charlatanes se ha publicado hoy. Como suele sucederme, al ver el trabajo tatuado en la cárcel del papel siento irremediablemente algo de inconformidad. Pude haber hecho esto, pude haber hecho lo otro. Al carajo. Ahora habrá que esperar la reacción de los psíquicos. ¿ Arrojarán un hechizo sobre mí? ¿Me harán un muñequito vudú y le pincharán los huevos? ¿O recurrirán a unos terrenales, humanos e infalibles botellazos? Yo estoy preparado para todo. Lo que es un hecho es que estos pinches colombianos no van a quedarse cruzados de brazos- Lo mejor, las ilustraciones de mi tocayo Acuña. La figura de Baphomet en el centro es por demás sugestiva. Lástima que la mayoría de los charlatanes, por no decir todos, se definen como pavos de Dios temerosos de su ira. Maguitos blancos, budistas, guadalupanos, quintopatieros El día en que encuentre uno con auténtica vocación pagana o con deliberado aprecio por los secretos de las negras artes, será digno de mi respeto. Ese día aún no ha llegado.


Travesías matutinas

Hoy Tijuana amaneció azul oscuro. Una suerte de manto de tintes metálicos cubría el Centro. ¿La mística huella de la contaminación? ¿O el reino celestial descendiendo a redimir nuestras pordioseras calles?
Lo cierto es que Tijuana está hecha de umbrales. Traspasarlos significa penetrar a otra dimensión. Nuestro litoral suele ser un planeta aparte. Lo común es que en Tijuana brille el Sol y Playas luzca su traje de niebla. Al abandonar Hacienda del Mar, el Pacífico nos saluda, a menudo gris y espectral, ocultando el rostro bajo el velo de neblina. Nos esperan 14 kilómetros de carretera escénica y al final un zarpazo de 23 pesos por el placer de correr a 75 millas sin que un bache se interponga en el camino (Con la lana que se paga un domingo, en las carreteras de cuota, se podría pagar la deuda y comprar muchos kilos de mota, suelo chiflar al llegar ahí) El primer gran umbral es el Cañón del Matadero. Al cruzarlo, uno ha salido de la castanediana realidad aparte del Litoral Pacífico para entrar a los carnales de dominios de la Tía Juana. Uno desafiara entonces a los conductores infernales de la Avenida Internacional y a los tecatos suicidas que se arrojan a la calle inmersos en su sueño opiáceo. Después el semáforo y una coalición de tecatos en pleno proceso de aterrizaje, buscan conjurar la malilla limpiando parabrisas. Los voceadores naranjas enseñan al Mundo el glorioso producto de nuestro trabajo.
Superado el nudo que generan los esclavos de la Línea, entramos a la Vía Rápida. Entonces es inevitable sentirme como en video juego de pool position. La carrera termina cuando doy vuelta en el caracol y una suerte de fuerza centrífuga me hace sentir la inminencia de la volcadura. Nada sucede. Lo que pasa es que estoy traspasando el otro umbral. De pronto, estoy en el Planeta Este. El centro neurálgico del místico umbral es el crucero de la 5 y 10, aunque he de decir que la desaparición de sus legendarios puentes peatonales en forma de cuadrado han acabado con la esencia de dicho centro ceremonial. Por lo demás, el umbral que marca mi entrada al Planeta Este, es el caracol de Insurgentes. Hemos llegado al reino de la calafia y el carro chocolate. Rampa Cetys, Bulevar Cucapah y después, a saborear los manjares de los dioses: Unos deliciosos tacos de birria ubicados en el cruce de Guaycura y Cucapah. Mmmm. Aderezados con el humito de taxis y calafias. Suculentos. Con la panza llena y el corazón más que contento, dejo a Carolina en su trabajo y emprendo el retorno a la no menos castanediana realidad aparte de esta redacción, desde cuya ventana el Universo se suele ver pintado de raros colores.