Eterno Retorno

Friday, May 02, 2003


Mi nombre es exceso. Mi nombre es vicio. Mi nombre es búsqueda infructuosa del nirvana. Una historia muchas, muchísimas veces escrita a lo largo de mi vida. Mi cuerpo cobrándome altas facturas luego de de ser zarandeado sin piedad.
Esta mañana siento que un tren pasó encima de mis neuronas y mi estómago. Baños de alcohol, sol, hierba, desvelo, duermevelas pesadillentas, alucinajes insurrectos. Perdí la cuenta del dinero gastado, de las cervezas y vodkas bebidos, del desfile de ideas y palabras desbocadas. Miércoles por la noche a un lugar común: Sótano Suizo, obviamente a sugerencia de César para quien ese sitio es el no va más del planeta y no iba a perder la oportunidad de enseñarlo a Hugo Sotelo, quien por cierto se quedará aquí hasta el lunes. No me gusta demasiado la música que pasan, pero en realidad no le pongo atención. La cerveza oscura es buena para ser de jarra y la comida, eso sí, es deliciosa. Dado que estaba en la terraza puede ver la pasarela de la Plaza Fiesta, incluidas broncas y borrachazos. Dos tres politiquillos y grillos cantores de baja estofa se acercaron a saludar. Recuerdo haber platicado con un argentino oriundo de Tucumán. La reelección de Menem, Charly y Calamaro, Boca Juniors, River, Maradona, Borges, Sabato y Piglia (el amigo no conoce a su paisano, el tucumano Tomás Eloy Martínez). Salimos de ahí a las 2:00 de la mañana. El carro estaba estacionado en Plaza Río. Para salir de ahí hicimos una fila más larga que la de la Garita. En el carro íbamos Carolina, Hugo y yo. Todos tus muertos a todo volumen. Dionisio bien colocado en nuestras cabezas. Todavía llegamos al faro de Playas como a las 3:00: “Mira, aquí estás en la esquina de Latinoamérica”, pronuncio orgulloso. Dos tres pollos dormían a la intemperie. Llegamos a casa a sacar a Morris. A una patrulla le resultó sospechoso ver a tres alegres borrachos paseando un perrito en la madrugada, pero no nos dijeron nada.
Al otro día, apenas despertamos por ahí de las 11:00, nos fuimos a la Playa. Terrazas Vallarta. Un campechano con hartos ostiones y un desfile de cervezas Modelo. Perdí la cuenta. Después al Pescadito a tomar el sol como lagartijos de cara al mar, una cerveza tras otra.
Nos dieron las 19:00. Atardecía. Mi amigo Hugo, pacheco consumado de nivel rastafari, empezó a sentir urgencia de mota. Aquí en Tijuana nunca me he dedicado a hacer conectes callejeros ni a buscar dealers. Le dije que yo suponía que en la Revolución o la Zona Norte se podría hacer algo. Fuimos pues a la Revo y empezamos a caminar como viles gabachos desorientados. Con mis bermudas, mis chanclas y mi pelo suelto, yo no batallo demasiado para representar ese papel. Supuse que no sería tan complicado conseguir mota en la Revo, pero jamás imaginé que sería tan extremadamente fácil. Al primer jalador que nos ofreció naked girls y margarita 2x1 le dijimos que se nos ofrecía un gallo. El negocio se arregló en menos de tres minutos. El jalador nos subió al Pussy Cat y por 100 pesos nos dio una caciqueada bolsita de un material que a la postre resulto ser muy bueno.
Hace muchos años, cuando yo vivía en el DF y las drogas ilegales me emocionaban demasiado, era un experto buscador de dealers y jamás batallé para comprar lo que deseaba. Ya de regreso a Monterrey, se daba la casualidad de que en todos mis trabajos encontraba yo un compañero que le hacía al chiquinarco. Por alguna razón, siempre había en este mundo alguien que me surtiera de material bélico. Hace muchos años que mi única droga constante es el alcohol. La mota la dejé por la paz hace ya un buen rato por puro y simple aburrimiento. Las últimas grandes pachequizas de mi vida fueron en Amsterdam en 1999 y en Tijuana no me había adentrado al universo de los nectes.
Ya me imagino lo que sugeriría RR: “Ahí está la nota, aviéntate un reportaje”. Venden droga en antros, titularía mi periódico. O gran descubrimiento- Por ahora baste saber que me siento mal, que ansío el término de este día para estar en cama. Hoy no beberé una gota de alcohol y espero dormir deliciosamente. ¿Se me concederá ese deseo?


Por Daniel Salinas Basave

Pasos de Gutenberg

Donde no estén ustedes
Horacio Castellanos Moya
Tusquets editores

Llevaba leídas apenas 62 páginas de Donde no estén ustedes de Horacio Castellanos Moya y ya entonces me quedaba claro el hecho de estar viviendo una de esas raras ocasiones en que puedo afirmar, despojado de toda pretensión, que estoy ante un gran escritor. Una pluma demencialmente maliciosa. Un narrador oscuro como el solo, profundo como un pantano de arenas movedizas. Luego de enmelcocharme con La materia del deseo, vuelvo a sentir lo que se siente estar ante una obra tatuaje.
A este autor salvadoreño lo descubrí por casualidad. No mediaba recomendación, comentario o reseña alguna sobre su obra cuando en una de tantas excursiones divagantes en busca de presas literarias, ví en la sección de novedades de la Librería El Día Arma en el hombre, título de por sí seductor cuya contraportada revelaba una obra antojable.
No me equivoqué. Con Arma en el hombre (Tusquets 2000), Castellanos retrató la imagen del criminal como un recurso u objeto siempre reciclable. El crimen organizado visto como una empresa capaz de mutar su giro de un día para otro, en busca siempre de mayor rentabilidad. El resultado es una novela que tiene más muertos que páginas y en donde en cada párrafo parece haber lugar para un arma distinta.
Novela precisa, fría y contundente como el disparo de una pistola automática, Arma en el hombre expone con crudeza el submundo del crimen organizado.
Un año después cayó en mis manos Baile con serpientes, un libro tan ágil como el movimiento de una víbora al ataque y cuyas frases acaban por inyectar veneno en el ánimo de aquel lector que tiene el valor de adentrarse a sus páginas.
Ahora recién concluyo Donde no estén ustedes y ya me atrevo a decir que la obra de este salvadoreño ya reservó un sitio entre los libros de cabecera que merecen relectura.
Pocos logran bucear en aguas tan profundas del lado oscuro de la mente humana. Donde no estén ustedes narra el último día en la vida de un ex embajador salvadoreño en Nicaragua cuya decadente existencia va descendiendo entre infiernos alu-cinantes.
En medio de escenarios deprimentes y narrado en riguroso presente, el lector debe adentrarse en la estructura lógica de un alcohólico, cuya mente oscila entre la depresión absoluta, el coraje, la euforia, el miedo y la constante alucinación. Una pesa-dilla atiborrada de recuerdos idílicos y monstruosas incoherencias propias de una mala borrachera. Por momentos es imposible no recordar la mezcalera estructura de Bajo el Volcán de Malcolm Lowry.
Pero justo cuando el lector va tomado de la mano del ex embajador Alberto Aragón acompañándolo en su descenso hacia sus propios círculos infernales, Castellanos Moya corta de tajo la narración y nos coloca de pronto en los ojos del detective José Pindonga. Solo entonces se cae en la cuenta de que el autor repite la estructura de Baile con serpientes. Una historia que se revela cuando es vista a través de distintos ojos. Una mente que indaga misterios que el lector ya cree conocer y acaban sorprendiéndolo.
Nacido en El Salvador en 1957, el narrador ensayista y periodista Horacio Castellanos Moya ha vivido en carne propia los horrores de la guerrilla centroamericana y no han sido pocas las amenazas de muerte que he recibido a consecuencia de las revelaciones que como comunicador ha hecho.
Además de ser un buceador de la oscuridad humana, Castellanos es un fiel retratista de las miserias, bajezas y contradicciones de la política latinoamericana. Es entonces cuando uno se pregunta: ¿Como cabe tanta oscuridad en unas cuantas hojas de papel ?


Noticias headbangueras

Un festival de auténtico y verdadero metal europeo está pateando culos en Norteamérica. Se trata del Metal Gods Tour, algo así como un Ozz Fest pero de metal en su estado más puro.
Ante él, el Ozz Fest y su basura nü metal alternativa se queda muy pequeño.
El Metal Gods tour lo encabeza un personaje que al igual que Ozzy Osbourne es natural de Birmingham pero que en vez de prostituirse como un mal bufón de la pantalla, se ha dedicado a cultivar el buen metal alrededor del mundo. Se trata de Rob Halford, el emblemático metal god, puro acero británico que desde su lamentable salida de Judas Priest sigue gritando por venganza.
El Metal Gods presenta una alineación más que apetitosa. Un par de deathmetaleros suecos de primer nivel como son Car-nal Forge y Amon Amarth se darán cita en el escenario. Los legendarios blackmetaleros noruegos de Immortal, sobrevivientes del célebre círculo negro que se dedicó a quemar iglesias en todo Noruega, serán los terceros del cartel. Immortal es un black metal ortodoxo que vale la pena apreciar. Los segundos del cartel serán los célebres thrasheros de Testament, sobrevivientes de aquella headbanguera generación de la bay area
Cierra obviamente Rob Halford con su más que aceptable nuevo material de Crucible y Resurection y una buena dosis, me imagino yo, de temas de Priest.
Pero al último dejo a una bada que por si sola hace valer todo el festival: Los alemanes de Primal Fear, un demoledor heavy que recuerda los mejores años de Priest. Pero he aquí que los heraldos de lo infausto me persiguen cual personaje de tragedia griega. Primal Fear solo cubrirá la mitad del tour y se marchará a proseguir sus compromisos europeos entre lsoq ue está el Blind Guardian Festival en Alemania. Esto significa que en el show de Los Ángeles el 6 de junio no estarán. La ausencia del miedo primario y el hecho de que en esas fechas me estaré cambiando de casa y estaré muy gastado, hacen factible mi ausencia de tan esperado evento. La tragedia me persigue-


Por si algún buen samaritano se apiada de un hombre que debe destinar a su nueva casa los recursos que antes destinaba a la industria discográfica, estos son los títulos que hoy en día mueven el tapete de mis deseos.

El disco Echoes de los alemanes de Lacrimosa es un disco del mejor estilo gótico atmosférico que por estos rumbos no he podido conseguir. En verdad creo que vale la pena.

El disco Damage Done de los suecos Dark Tranquility es un manjar de death metal melódico. Puro sonido Gotenburgo. Estos escandinavos tocaron en Monterrey la noche del 10 de enero. Como hubiera deseado estar ahí.

El Crucible o el Live Insurrection de Halford son excelentes piezas que cuando los tenga harán pedazos los tímpanos de mis nuevos vecinos en Hacienda del Mar. La voz del auténtico Metal God parece ser como los buenos vinos.

Los finlandeses Sinergy son una banda tan fría como brutal. Últimamente los grupos death metal apuestan por mujeres en la voz que cantan aún más agresivamente que los hombres. El disco Suicide by my side es una excelente prueba de ello.


La orgía de los posers

El reportero de la Crónica que reseñó el festival Coachella se atrevió a decir que fue un manjar para todos aquellos que go-zan de la música pesada en sus más diversas acepciones. ¿Música pesada? ¿Pues a donde chingados fue? Fuera de Sonic Youth e Iggy Pop por los cuales siento cierto respeto, todo el cartel era una absoluta mierda propia de un gringuito puñetero al que Sams Goddy es capaz de orgasmearlo. En que poca mierda se ahogan esos que se autodefinen como alternativos.



Wednesday, April 30, 2003


Noticias headbangueras

Un festival de auténtico y verdadero metal europeo está pateando culos en Norteamérica. Se trata del Metal Gods Tour, algo así como un Ozz Fest pero de metal en su estado más puro.
Ante él, Ozz Fest y su basura nü metal alternativa se queda muy pequeño.
El Metal Gods tour lo encabeza un personaje que al igual que Ozzy Osbourne es natural de Birmingham pero que en vez de prostituirse como un mal bufón de la pantalla, se ha dedicado a cultivar el buen metal alrededor del mundo. Se trata de Rob Halford, el emblemático metal god, puro acero británico que desde su lamentable salida de Judas Priest sigue gritando por venganza.
El Metal Gods presenta una alineación más que apetitosa. Un par de deathmetaleros suecos de primer nivel como son Carnal Forge y Amon Amarth se darán cita en el escenario. Los legendarios blackmetaleros noruegos de Immortal, sobrevivientes del célebre círculo negro que se dedicó a quemar iglesias en todo Noruega, serán los terceros del cartel. Immortal es un black metal ortodoxo que vale la pena apreciar. Los segundos del cartel serán los célebres thrasheros de Testament, sobrevivientes de aquella headbanguera generación de la bay area que practica lo que predica. La herencia thrasher tatuada en el Testamento.
Cierra obviamente Rob Halford con su más que aceptable nuevo material de Crucible y Resurection y una buena dosis, me imagino yo, de temas de Priest.
Pero al último dejo a una bada que por si sola hace valer todo el festival: Los alemanes de Primal Fear, un demoledor heavy que recuerda los mejores años de Priest. Yo viajaría muchos kilómetros con tal de escuchar en vivo una rola como Angel in black. Pero he aquí que los heraldos de lo infausto me persiguen cual personaje de tragedia griega. Primal Fear solo cubrirá la mitad del tour y se marchará a proseguir sus compromisos europeos entre los que está el Blind Guardian Festival en Alemania. Esto significa que en el show de Los Ángeles el 6 de junio no estarán. La ausencia del miedo primario y el hecho de que en esas fechas me estaré cambiando de casa y estaré muy gastado, hacen factible mi ausencia de tan esperado evento. La tragedia me persigue-


Por si algún buen samaritano se apiada de un hombre que debe destinar a su nueva casa los recursos que antes destinaba a la industria discográfica, estos son los títulos que hoy en día mueven el tapete de mis deseos.

El disco Echoes de los alemanes de Lacrimosa es un trabajo del mejor estilo gótico atmosférico que por estos rumbos no he podido conseguir. En verdad creo que vale la pena.

El disco Damage Done de los suecos Dark Tranquility es un manjar de death metal melódico. Puro sonido Gotenburgo. Estos escandinavos tocaron en Monterrey la noche del 10 de enero. Como hubiera deseado estar ahí.

El Crucible o el Live Insurrection de Halford son excelentes piezas que cuando los tenga harán pedazos los tímpanos de mis nuevos vecinos en Hacienda del Mar. La voz del auténtico Metal God parece ser como los buenos vinos.

Los finlandeses Sinergy son una banda tan fría como brutal. Últimamente los grupos death metal apuestan por mujeres en la voz que cantan aún más agresivamente que los hombres. El disco Suicide by my side es una excelente prueba de ello.


La orgía de los posers

El reportero de la Crónica que reseñó el festival Coachella se atrevió a decir que fue un manjar para todos aquellos que gozan de la música pesada en sus más diversas acepciones. ¿Música pesada? ¿Pues a donde chingados fue? Fuera de Sonic Youth e Iggy Pop por los cuales siento cierto respeto, todo el cartel era una absoluta mierda propia de un gringuito puñetero al que Sams Goddy es capaz de orgasmearlo. En que poca mierda se ahogan esos que se autodefinen como alternativos.


Por Daniel Salinas Basave

Pasos de Gutenberg

Donde no estén ustedes
Horacio Castellanos Moya
Tusquets editores

Llevaba leídas apenas 62 páginas de Donde no estén ustedes de Horacio Castellanos Moya y ya entonces me quedaba claro el hecho de estar viviendo una de esas raras ocasiones en que puedo afirmar, despojado de toda pretensión, que estoy ante un gran escritor. Una pluma demencialmente maliciosa. Un narrador oscuro como el solo, profundo como un pantano de arenas movedizas. Luego de enmelcocharme con La materia del deseo, vuelvo a sentir lo que se siente estar ante una obra tatuaje.
A este autor salvadoreño lo descubrí por casualidad. No mediaba recomendación, comentario o reseña alguna sobre su obra cuando en una de tantas excursiones divagantes en busca de presas literarias, ví en la sección de novedades de la Librería El Día Arma en el hombre, título de por sí seductor cuya contraportada revelaba una obra antojable.
No me equivoqué. Con Arma en el hombre (Tusquets 2000), Castellanos retrató la imagen del criminal como un recurso u objeto siempre reciclable. El crimen organizado visto como una empresa capaz de mutar su giro de un día para otro, en busca siempre de mayor rentabilidad. El resultado es una novela que tiene más muertos que páginas y en donde en cada párrafo parece haber lugar para un arma distinta.
Novela precisa, fría y contundente como el disparo de una pistola automática, Arma en el hombre expone con crudeza el submundo del crimen organizado.
Un año después cayó en mis manos Baile con serpientes, un libro tan ágil como el movimiento de una víbora al ataque y cuyas frases acaban por inyectar veneno en el ánimo de aquel lector que tiene el valor de adentrarse a sus páginas.
Ahora recién concluyo Donde no estén ustedes y ya me atrevo a decir que la obra de este salvadoreño ya reservó un sitio entre los libros de cabecera que merecen relectura.
Pocos logran bucear en aguas tan profundas del lado oscuro de la mente humana. Donde no estén ustedes narra el último día en la vida de un ex embajador salvadoreño en Nicaragua cuya decadente existencia va descendiendo entre infiernos alucinantes.
En medio de escenarios deprimentes y narrado en riguroso presente, el lector debe adentrarse en la estructura lógica de un alcohólico, cuya mente oscila entre la depresión absoluta, el coraje, la euforia, el miedo y la constante alucinación. Una pesadilla atiborrada de recuerdos idílicos y monstruosas incoherencias propias de una mala borrachera. Por momentos es imposible no recordar la mezcalera estructura de Bajo el Volcán de Malcolm Lowry.
Pero justo cuando el lector va tomado de la mano del ex embajador Alberto Aragón acompañándolo en su descenso hacia sus propios círculos infernales, Castellanos Moya corta de tajo la narración y nos coloca de pronto en los ojos del detective José Pindonga. Solo entonces se cae en la cuenta de que el autor repite la estructura de Baile con serpientes. Una historia que se revela cuando es vista a través de distintos ojos. Una mente que indaga misterios que el lector ya cree conocer y acaban sorprendiéndolo.
Nacido en El Salvador en 1957, el narrador ensayista y periodista Horacio Castellanos Moya ha vivido en carne propia los horrores de la guerrilla centroamericana y no han sido pocas las amenazas de muerte que he recibido a consecuencia de las revelaciones que como comunicador ha hecho.
Además de ser un buceador de la oscuridad humana, Castellanos es un fiel retratista de las miserias, bajezas y contradic-ciones de la política latinoamericana. Es entonces cuando uno se pregunta: ¿Como cabe tanta oscuridad en unas cuantas hojas de papel ?

Vida normal RIP

Los espacios editoriales de los periódicos son cementerios a donde una piara de palabras ahuevadas y moribundas acuden a regodearse chapoteando en sus narcicísticos meados. Pocos, muy pocos, son los que tienen la capacidad de transformar en algo el rancio sabor de esta vasta estepa de papel, a menudo desperdiciada. Hoy, uno de esos pocos dice adiós a nuestro periódico.
Con tristeza me entero que la columna de Bruno Ruiz se despide de Frontera. Vida normal le puso una dosis de originalidad y fino humor a ese cementerio de página. Bruno tiene el mérito de no habernos recetado nunca verdades absolutas sobre el Presidente Fox, la inseguridad, las elecciones, el acuerdo para el campo, el Pemexgate y de más monstruosidades, actoras estelares en el teatro de las redundancias periodísticas.
En fin. Me gustaría ser yo quien definiera los contenidos y las plumas de las páginas editoriales. Pero uno no es lo que quiere, sino lo que puede ser. Descanse en paz vida normal.

Sobre Agua Caliente

Desde hace tres años la columna Agua Caliente se ha transformado en el lastre de mi vida. Esa pequeña condenilla cotidiana que debo purgar todos los días. Si yo fuese creyente, diría que es la cruz que me tocó cargar en este mundo.
En realidad desprecio la columna Agua Caliente y sus contenidos. Debo confesar que yo, en mi sano juicio, jamás la leería.
Chismes, intriga, cizaña y eventuales chascarrillos sobre una piara de de cerdos mediocres del mundo político y empresarial de nuestra ciudad.
En los días en que cierto espíritu lúdico se apodera de mis ideas, llego a divertirme con mis propios comentarios. Cierto afán chingativo me genear un morboso placer al imaginar que un par de párrafos escritos al garete pueden indigestarle el desayuno a un bastardo.
Lo peor de todo es que los políticos, por insignificantes que sean, se sienten importantes. Ellos aman, por sobre todas las cosas aparecer en las columnas. No importa si hablo pestes de ellos. Me he dado cuenta que su peor pesadilla es el ser olímpicamente ignorados.
Entre las 17:00 y las 20:00 suelo recibir llamadas de los chismosos profesionales. Unos lo hacen para enaltecer sus propias virtudes o las de su aborrecible patrón. Otros, los más, pretenden sembrar intrigas contra sus rivales políticos, los mismos a los que mañana darán un abrazo, a quienes adjudican las peores bajezas humanas. En un buen día, me dan risa. En un día normal, me generan un pavoroso tedio. Lo más chistoso es que hay gente que piensa que a mi en verdad me interesa la política. Imaginan que soy un hombre que pasa horas lucubrando acciones maquiavélicas frente a un ejército de tasas de desabrido café. Creen los pobres que yo tengo mis gallos, mis favoritos y por ende mis intereses. No saben que a todos sin excepción los considero un atajo de bodrios aburridos e ignorantes.
Alguien me llegó a preguntar si no pensaba escribir sobre política en mi blog ¿Se imaginan? La única razón por la que yo debo dedicar mi tiempo a escribir sobre tan soporíferos temas es porque aquí hacen como que me pagan por ello. Lo hago de la misma forma y con el mismo ánimo con que picaría piedra o cargaría ladrillos si por ello me pagaran mejor. Aunque pensándolo bien, bastaría con que en los corrales donde retozan los cerdos, yo difundiera el rumor de que tengo un blog donde revelo las más mórbidas cizañas de la política bajacaliforniana. En cuestión de días, lograría que todos los marranos de la ciudad impusieran a sus achichincles de incomunicación social la obligación de de revisar diariamente mi blog y elaborar una bitácora del mismo.

Pasos solitarios

Cosa contraria me sucede con espacio Pasos de Gutenberg en el suplemento cultural Minarete, en donde cada domingo comento mi lectura de la semana. Ese es quizá el único rincón de mi vida laboral que siempre desempeño con gusto. Los libros, sean buenos o malos, ejercen tremenda influencia sobre mi estado de ánimo. Luego entonces me gusta hablar de ellos. Pero mientras Agua Caliente suma cientos de lectores, Pasos de Gutenberg tiene seguramente uno solo que soy yo mismo.
Dos de mis grandes pasiones, la literatura y el metal, han sido a lo largo de mi vida delirios de autista que me ha sido imposible compartir.

Tuesday, April 29, 2003


De la nada apareció ayer mi amigo Hugo Sotelo. Carga consigo un acento regio feroz. Si el Cerro de la Silla hablara sin duda tendría el acento de Hugo Sotelo. Hugo pidió posada en nuestra casa por una noche. Desde hace tres semanas trabaja en el Proyecto Cóndor, en la sierra de San Pedro Mártir. Por su descripción, deduzco que habita en el mismísimo Corazón de las Tinieblas, a muchas horas de terraceria de la civilización. Está absolutamente convencido de que se quedará a vivir ahí. No viene de paso, no viene por mientras, no viene a ver que pedo. Viene a vivir a la sierra y está feliz. Su vida está consagrada al estudio, cuidado y futura liberación de unos cuantos zopilotes californianos en peligro de extinción. Hacía mucho que no hablaba con alguien que tuviese tantas certezas acerca del sentido de su vida.

La actual etapa de mi vida comenzó en abril de 1999 con mi arribo definitivo a Tijuana. La mayoría de las personas que dejé atrás en esa época no han vuelto a verme. Las pocas que me ven me recuerdan que he cambiado.
Sí, lo se, soy la viva imagen de un animal doméstico. Un ente sedentario que ha desterrado los sobresaltos.
Un abrazo sella el encuentro con aquel al que hace años no veías. Los reencuentros te traen retazos de otras épocas. “No has cambiado nada, pero se ve que te ha sentado bien el matrimonio. Los kilitos te delatan”.
Por la noche unas responsables cervezas de entre semana. Anécdotas prófugas, chismografía inevitable, ¿te acuerdas de...? César, por supuesto, hizo acto de presencia. Enganchado como vive a un idílico 1993, no iba a perder la oportunidad de ver a uno de los más significativos personajes de aquella época. A diferencia de Hugo, César no encuentra el sentido de su vida. Hace tiempo que se aburre horriblemente y busca en el Sótano Suizo una revelación astral que cambie su existencia.
Dos horas de recuerdos, punk rock a bajo volumen, paseo nocturno a mirar el mar, cama en el suelo y despedida hoy por la mañana en la caseta de cobro de Playas de Tijuana.


En Tijuana he recibido poquísimas visitas de gente de Monterrey. Me bastan y sobran los dedos de una mano para contarlas. Es bueno platicar con viejas amistades de la Sultana del Norte. De pronto sirve para mirarme de cuerpo completo en un espejo y darme cuenta de lo lejos que está Monterrey de mi. No pienso y no quiero volver a esa ciudad. Me da mucho gusto haberme autoexiliado. Sin rencores, sin odios, sin amores ni círculos inconclusos. Yo ya no pertenezco a esa ciudad. ¿Alguna vez pertenecí?

Mi existencia entera, la crónica del autoexilio, bitácora del no pertenecer, del soy de aquí pero no parezco. Arrastro la consigna hasta en el fenotipo. “Yo pensaba que no hablabas español”, “yo pensaba que eras gringo”. He escuchado infinitas veces esa expresión. Sé que la seguiré escuchando mientras viva. “Usted no es de aquí ¿verdad?” Cuantas veces me han preguntado eso aquí y en mi tierra natal. ¿Influye psicológicamente el que todo mundo te mire como un foráneo perpetuo cuya vida está en otra parte? La historia de mi vida, es la de un eterno entre paréntesis.


La cara de Kafka me sonríe desde la portada de la revista La Tempestad. Todo hace presagiar que voy a comprarla. La hojeo brevemente. Ensayos sobre Conrad, el propio Franz y Nabokov. Temas de lo más apetecibles deambulando entre sus páginas. De pronto me digo que ya basta de lugares comunes. Otra revista de literatura destinada a arrancarme dos días de atención para después amontonarse sobre mi librero. Decido cambiar mis hábitos y sorprenderme a mi mismo. Dejo La Tempestad y compro la National Geographic. La primera gran pasión de mi vida, siendo un niño de preescolar, fueron los animales. Desde entonces mantengo cierto interés por la zoología. Bitácora final: Hoy Shere Khan derrotó a Gregorio Samsa.

Husmeando en las cajas de la Ciruela Eléctrica lo descubro: El Crimson thunder de Hamerfall. Estos suecos son una banda que practica un heavy de lo más ortodoxo y convencional. Algunos le llaman power metal. Para mi es simple y llanamente heavy. Las apuestas lógicas apuntan a que abra mi cartera, pague a Sergio los 100 pesos y corra en busca del primer aparato de sonido que me permita escuchar el trabajo de estos cruzados de Escandinavia. Decido seguirme sorprendiendo. Hoy no es un buen día para comprar el primer disco de mis 29 años. Pese a que traigo efectivo más que suficiente en la cartera, le doy 10 pesos a Sergio y le pido que me lo aparte. Dentro de algunos días, cuando sienta la necesidad, iré por él. Así lo disfrutaré más.

Dice Federico Campbell que decía Pascal: “Hay pensamientos que se van y retornan, pero también los hay que vienen y se van para nunca más volver”. Es cierto. Hay una parvada de pensamientos prófugos de la cárcel de mi imaginación revoloteando en el cielo de Tijuana. Ideas que alguna vez hicieron guiños seductores, se largaron a la chingada con actitud de la puta que ha cobrado su cuota. He buscado aprehenderlos para traerlos a este calabozo bloguero, pero es inútil. Las ideas prófugas se han esfumado. Nunca llegarán al blog. Algún día, soñaré con el blog que pudo haber sido.

Monday, April 28, 2003



Estoy crudo. Pronunciar esta oración en lunes vendría a ser un pleonasmo. La cruda es el estado natural de los lunes. Un ate-rrizaje forzoso al áspero mundo de mis responsabilidades. Beber los domingos por la noche es tan delicioso. Pero despertar el lunes es la crucifixión de la cotidianidad.
El domingo Carolina y yo salimos de casa a ver el atardecer al malecón. Habíamos pasado en la cama todo el domingo y el cuerpo ya reclamaba paseo. Llegando al malecón Nos sentamos en la terraza de El Pescadito con nuestras respectivas cervezas. El sol se puso, pero la llegada de la noche y el aire gélido no impidió que bebiésemos dos cervezas más. Nos retiramos de la playa con noche cerrada y cagándonos de frío. Fuimos entonces al Giuseppis. Los meseros ya nos conocen. Botella de tinto, pizza rústica y ensalada de espinacas. Suculento. De regreso a casa y con el vino ya bien asentado, mi tercera persona dionisiaca exigió música. Luego entonces puse un buen rock. Mötorhead para empezar, luego Rolling Stones, Blackshine, Strokes y hasta la versión de sweet dreams en voz en Marilyn Manson. Ahora que reconstruyo los hechos caigo en al cuenta de que me cargaba una peda rica, muy agradable. Cuando Dionisio me empieza a bailar en la cabeza mi primera reacción es poner música. Mucha música y a muy alto volumen. Mis vecinos lo saben y deben de odiarme.
El fin de semana transcurrió apacible. El viernes compré una botella de vodka y ya casi le doy piso. Donde no estén ustedes de Castellanos Moya está reverendamente chingón. Palabras mayores. Tigres me robó dos horas de mi vida y a cambio me dio un soporífero 0-0 con Atlas. Luego de ver Manchester vs Madrid y el Ajax vs Milán , empecé a caer en una terrible depresión al ver el mediocre nivel futbolístico mostrado por mi equipo. Fuimos el sábado por la tarde a la que será nuestra casa en Hacienda del Mar. Ahí va, poco a poco.

Por la mañana, desperté diciéndome a mi mismo: “No, no estoy crudo”. Pero era inocultable. Yo estaba. irremediablemente crudo. Para colmo, en las calles me aguardaba un tráfico de la ostia. 7:45 de la mañana. Yo y mi cruda dentro del carro. Yo con unos lentes que quien sabe de donde salieron. Mi cruda martirizando mi cabeza con un tridente de demonio. Carros por aquí, carros por acá. Semáforos anudados, agentes de tránsito estorbando divinamente. Por la ventana la voceadora toda vestida de naranja ofrece Frontera. En la portada mi “novedoso” reportaje: “Ahoga tráfico a los tijuanenses”. La voceadora alza el ejemplar y desde la ventana miro la frase suspendida en el aire en medio de la sinfonía del claxon en caos mayor. “Ahoga el tráfico a los tijuaneses” leemos todos, ahogados en ese río de desesperación y estrés. Más que una cuestión informativa, me resulta una sentencia infernal. Avanzo lentamente. Llegar a la Vía Lenta es un suplicio. Subo el stereo a todo lo que mis bocinas lo permiten. Escucho Accept, Balls to the wall. Un heavy metal absolutamente ortodoxo. Pienso en mi reportaje. La cuestión del tráfico es una condena que debemos admitir con resignación. Podría publicar mil reportajes sobre el tráfico. Las calles jamás se vaciarán. El infierno nos aguarda cada mañana. Debí mejor escribir la historia de este hombre crudo, desvelado y encabronado, que hace esfuerzos por moverse en las calles de Tijuana para llegar a su trabajo y que encomienda su salvación a las descargas decibélicas de un buen heavy metal. Pero no hay rescate alguno a la vista. Ahora solo me queda encomendarle al blog la tarea de liberarme de este lunes.



Jorge Morales ha ganado con toda justicia el premio nacional de periodismo por la entrevista a Ramón Arellano. Me da mucho gusto, sobre todo por él y también por el periódico. Este es el primer premio que obtiene Frontera en materia informativa. Había obtenido un par de premios de diseño, pero ni uno de reportaje. El premio me recuerda una vez más que Frontera no ha sabido valorar a sus periodistas. Los mejores reporteros que han pisado esta redacción han emigrado, como fue el caso de Jorge. A otros los han reventado o les han puesto la mesa para que se vayan. Y a aquel que tiene mucho más de empleado de oficina que de periodista es transformado de la noche a la mañana en pivote de la redacción. Así de injusta suele ser la vida. Por lo demás, debo confesar que algo que me proporciona especial regocijo es imaginar el intestino de Blancornelas retorcido de envidia. Lo siento viejito, pero no solo de leyendas viven los lectores.