Eterno Retorno

Thursday, March 13, 2003



Por el bulevar de la narrativa no nata

No podría determinar que hay más en mi canasta: Reportajes inconclusos o novelas comenzadas. A lo largo de mi vida he producido infinidad de proyectos narrativos, principalmente cuentos y novelas que nacen en medio de la euforia e irremediablemente se van sumiendo en el desencanto.
Estos son los que recuerdo en ese momento o los que han sido más constantes

Donde es el reventón------ Novela de incurable corte joséagustiniano que empecé a escribir en el ya lejano 1994. La tengo escrita a mano en un cuaderno verde. Recientemente se me ocurrió empezar a pasarla a máquina. Aunque quiera, ya no puedo escribir como antes. Todo es por etapas y la etapa de ese texto, que pulí hasta la saciedad en el taller de Ramírez Heredia, parece haber quedado muy atrás. Lástima, pues me llegué a encariñar con ella.
El año pasado, estando en Los Cabos, empecé involuntariamente algo que podría ser una segunda parte.

Odiando a Dios en Tijuana—Fue inevitable. Cuando llegué a vivir a Tijuana en 1999 la ciudad me inspiró demencialmente y empecé a escribir una serie de cuentos sobre ella. Nada nuevo bajo el sol para los tijuanenses, pero los recién llegados no podemos evitar sorprendernos por las historias de migrantes, polleros, narcotraficantes y de más linduras prototípicas. De vez en cuando aún me salen cuentos de esa serie que me sabe a un intento matrimonio de José Revueltas con Elmer Mendoza. Los más recientes: La cobija y La princesa rusa.

La sociedad (¿o la secta?) de la cimitarra --- Alucine fantasmagórico. Un hombre colecciona cuchillos, una secta se dedica a practicarse incisiones en la piel. Un puerto abandonado y devastado por una epidemia va muriendo poco a poco. Investigaciones y teorías científicas se alternan en la narrativa.

Ipanema cumple años----- Quise hacer una serie de cuentos sobre uno de mis alter egos. Varios cuentos distintos sobre una mujer que en todos los casos se llama Ipanema y ese día cumple años en circunstancias por supuesto contrastantes. Su autora es Ipanema Dávila. Uno de los cuentos lo incluí al iniciar este blog.


Antología heterónima—Esta antología, compilada por Encarnación Ley del Monte, incluye textos de los estilos más diversos. Todas aquellas formas en que siempre he querido escribir pero no me atrevo. Textos de Ipanema Dávila, Lluvia Salguero, Galaor Zuazua y el propio Encarnación. En este blog incluí hace tiempo Día del cartero de la inocente Lluvia Salguero. Cuando leí Si una noche de invierno un viajero... de Italo Calvino, me di cuenta que me habían robado la idea con muchos años de anticipación.

Novela sin nombre---Empecé hace un tiempo un proyecto de novela que se desarrolla en tiempo presente en un solo día y pretende mezclar la pasión por el graffiti con las intrigas de un círculo político. Ayer mismo incluí unos párrafos en este blog.


Shutgun Tlacuache, Sauce alegre, Crónicas de la Ragua son otros textos inconclusos que ahora recuerdo. Mis cuadernos están atiborrados de ellos.

Lo que yace en el Culo de Amber Aravena—Desde que empecé este espacio cibernético, se me ocurrió la idea de iniciar otro blog con una personalidad alterna e iniciar la narración de un alter ego en tiempo real. Por ahí de enero, me sentía más identificado a escribir como Amber Aravena que como Daniel Salinas, pero fue inevitable, Amber se fue debilitando poco a poco hasta que la euforia se me apagó. Aún no la doy por muerta.

Sobriedad a fuerzas

He tomado la decisión. Este fin de semana limpiaré mi organismo. Ya le he metido demasiada carrilla. De jueves a domingo me dedico a machacarlo y he decidido decir ya basta. A partir de este día y hasta el lunes he decidido sobrevivir con agua y fruta. Nada más. Algo he traído en mi estómago esta semana que simplemente no me estoy. Anoche tomé dos cervezas y mi organismo dijo NO. Basta ya de alcohol. Basta de picantes, basta de grasas. Comprendí que me lo estaba pidiendo a gritos y decidí darle un descanso.
Sí, lo reconozco, lo más difícil va a ser no beber una gota de alcohol. Hace muchos, muchísimos fines de semana que eso no ocurre. Pero este fin de semana deberé ponerme en plan de Minor Threat. Ahora sí que no hay de otra.

El Capote de Gogol

Hoy por la mañana leí el cuento El capote de Nicolás Gogol. Este autor describe como pocos las bajas pasiones humanas que rondan en los empolvados escritorios de siniestras oficinas burocráticas. Me sorprende como desmenuza la soberbia del superior, los sueños ridículos del eterno esclavo y la transformación etílica del alma. El capote es un cuento que llega a ser cómico y hasta tierno. Su personaje me resulta familiar, pues tiene demasiados descendientes en la literatura del Siglo XX.
La novela cumbre de Gogol es Almas muertas. Mi canción favorita de Joy Division se llama Dead souls. Ignoró si Ian Curtis basó la rola en dicha novela.

Un cuadrangular literario

La única forma de de soportar la insoportable sobriedad que me aguarda será con una muy buena novela que tenga el efecto de un alucinante. Le tengo mi velita prendida a Castellanos Moya. Sus novelas nunca me defraudan. También tengo ahí El vendedor de viajes de Jaime Moreno, Donde habita el deseo del boliviano paz y mañana estoy decidido a comprar Los perros de Riga. Armaré un torneo cuadrangular entre las cuatro en base a volados para definir a la ganadora que me acompañará en el abstemio fin de semana que me aguarda.
Claro, no hay quinto malo. El cuadrangular podría ser pentagonal. Desde hace un buen rato tengo en mi librero Son de mar de Manuel Vicent. Mi madre me regaló el libro en mi último viaje a Monterrey. Como buen premio Alfaguara, viene en pasta dura. El problema es que su alfaguariana naturaleza premiada es un mal antecedente para mí. Ninguno de los dos premios Alfaguara que he leído ha sido capaz de sorprenderme. El vuelo de la Reina de Tomás Eloy tiene graves altibajos y cosas predecibles por no decir risibles. Últimas noticias del paraíso de Clara Sánchez me aburrió soberanamente. Claro, Vicent se presenta con buen currículum. Leí La novia de Matisse y me agradó bastante sin ser excelsa. El reportaje Cuaderno de Buenos Aires es exquisito y sus columnas en El País revelan una pluma con mucho oficio. Bruno Ruiz lo recomendó en su columna anterior y tal vez me anime a leer Son de mar de una buena vez por todas este fin de semana.

Wednesday, March 12, 2003

Suecede siempre lo mismo. Me doy cuenta de los errores de dedo una vez publicados. Ahora resulta que un blackmetaler como yo pone blak. así sucede

No puedo evitar incluir fragmentos de mis incursiones a esas eternas novelas que nunca acabo

Pero últimamente es a esas alturas de la tarde al regresar a la oficina cuando empieza a perder control sobre si mismo. Para empezar, siente ganas de más cocaína cuando no ha pasado ni media hora de la aspiración de la segunda raya del día. El tercer pase, que entra en su nariz cuando la mirada está colocada nuevamente sobre la estructura triangular de la incompleta Pirámide Monumental, empieza a romper cadenas. Ni siquiera es entonces obsesivo con la manera de servir el Blak Label que guarda en el refrigerador de su privado. Incluso se dio el caso, otrora impensable, de que ante la urgencia bebiera el whysky al tiempo en una tarde en que su secretaria había olvidado colocar hielos. En las más recientes semanas, ha concluído la mayoría de sus días jugando arrancones sobre el Bulevar Padre Kino. Cuando hace la primera apuesta de la noche y se dispone a pisar a fondo el acelerador del Thunderbird modelo clásico que acondicionó especialmente para los arrancones, Ariel ha consumido entre cinco o seis rayas de coca, pero aún así, jamás ha dejado de lado la precaución de llamar al Comandante de la Municipal para pedirle que cierre el Bulevar a la circulación normal. Todavía no se da el caso que pierda el control de su auto, aunque empieza a odiar esos arrebatos de lujuria obsesiva que lo han llevado incluso a terminar la jornada masturbándose cuando maneja de regreso a casa.

Uno de esos arrebatos calientes fue el que lo atacó anoche, cuando con tal de llevarse a la morenita de la pañoleta empezó a vomitar incoherencias.
En realidad, medita Ariel, el problema empezó desde el medio día. Supone que debe haber sido ese pinche pase tan duro que se atacó al servirse el segundo Black Label. Es cierto que la culebra blanca sobre el espejo estaba excepcionalmente gorda para la hora, pero lo cierto es que el pase lo enloqueció como nunca. Era una coca ruda, áspera y picante que calaba duro en las fosas nasales. Miró a la ventana y trató de concentrar su vista en la maldita Pirámide Monumental, pero no conseguía estarse quieto y sus pensamientos eran como una bestia rejega, desbocada, incapaz de entender órdenes. Lo único que le quedó claro en ese momento, es que no le sería dado negociar con nadie por la tarde. También se le hizo insufrible la idea de acompañar al Alcalde a dar el Grito de Independencia. Que se jodiera Paco, carajo, por una noche al menos tenía que poder prescindir de él. Había grillado lo suficiente durante la semana como para poderle asegurar que le tenía el camino allanado. Había asegurado que tanto El Patriota como El Alba llevarían en portada una foto del Alcalde agitando la bandera a lado de su esposa y resaltarían como titular alguna frase rimbombante y patriotera del discurso que él mismo se había encargado de corregir.
La instrucción para los dos directores editoriales había sido de lo más clara: Resaltar fotos del Alcalde abrazando a la señora Zara y de ser posible incluir alguna frase de la primera dama. Había que tapar a como diera lugar los rumores sobre el inminente divorcio del Paco que se habían convertido en el tema de sobremesa de todos los grillos.
Debían aparecer en las fotos como una pareja sólida y aunque fuera mucho pedir, enamorada... Sería mucho pedir?

Tuesday, March 11, 2003


Historia de mi lectura

Objetos contrafóbicos

Los libros son mis objetos contrafóbicos. Son algo así como el muñequito de peluche que jamás sueltas de niño. Cuando salgo a algún lugar y no llevo conmigo un libro, tengo accesos de inestabilidad. La posibilidad de enfrentar un largo trayecto, una tediosa espera o un día incierto sin un libro en la mano, me hace sentir como un soldado sin su rifle en un campo de batalla. El spleen siempre está al acecho y la única forma de conjurarlo es con un libro.
Mi vida diaria está amenazada constantemente por tiempos muertos en medio de la nada. El libro es siempre la medicina perfecta.
De esta manera, desarrollo el hábito de la lectura en los sitios más improbables. Salas de espera en oficinas de funcionarios públicos, taxis, camiones, restaurantes, cantinas, bancas.

Leer viajando

Pero nada se compara a leer viajando. Leer y viajar, dos de los placeres por los que esta vida merece la pena ser vivida, son perfectamente compatibles. Nunca leo tanto ni tan a gusto como cuando voy en un avión o cuando aguardo en la sala de un aeropuerto.
Cuando leo en los trayectos de un viaje me sucede lo mismo que al oír una canción de otro tiempo que recuerda cierta época, cierto día o cierta persona. El viaje se eterniza en el libro. Las páginas guardan para siempre la esencia del lugar donde fueron leídas.
Podría empezar a escribir una historia de mi lectura. Narrar las circunstancias en que leí cada libro de mi biblioteca. Y es que la lectura de una obra son muchas, muchísimas cosas.
La lectura es ante todo un romance o acaso un amor furtivo. Un idilio entre el autor de la obra con ese ente anónimo im-prescindible que toma en sus manos el libro y dentro de cuya alma volverá a consumarse infinitamente el milagro literario.
Cito uno de los últimos párrafos de Los impacientes de Gonzalo Garcés: “Toda historia escrita, encuentra su lector. El tercero, el lector, es quien hace la diferencia. Que sean millones o uno solo da exactamente lo mismo”.
El milagro literario se consuma de esta manera, pero el fenómeno de la lectura es una obra en sí. El Quijote vuelve a reinventarse una y otra vez en la imaginación de cada uno de sus lectores, dice ¿Borges? Y si a eso le agregamos las circunstancias emocionales, geográficas y sociales en que el lector tomó en sus manos dicha obra, la reinvención es infinita.
Hay libros que se leen en el momento adecuado. En mi adolescencia, por ejemplo, leí a Hesse con devoción. Algunas veces lo he releído y no ha vuelto a ser lo mismo. Me ha sucedido con otros autores. El efecto de una lectura depende de demasiadas cosas. Un mismo libro puede ser leído por una, dos o mil personas en lugares, épocas, idiomas, circunstancias radicalmente distintas. Sobra decir que su efecto, no será el mismo.


Libros en ruta

Hay libros que los recuerdo por pasajes específicos de mi vida en el momento en que estaban siendo leídos.
Empecé a leer El Evangelio según Jesucristo de Saramago a bordo de un taxi amarillo que me llevaba de Rosarito a Tijuana un 25 de diciembre.
Recuerdo una fría noche tijuanense en que leía Andamios de Benedetti en el último asiento de un camión en la ruta Centro- Playas.
La línea de sombra de Conrad, fue leída en la Playa El Vigía sentado sobre una piedra que al llegar la ola quedaba rodeada de agua.
Imposible olvidar la novela negra Entre hombres del argentino Germán ¿Margiori? que comencé a leer el 15 de septiembre de 2001 cuando volaba de San Diego a Nueva York. El viaje y las esperas en aeropuerto fueron tan largos, que casi acabo el libro ese mismo día. Por ello Entre hombres tiene para mi todo el sabor de esa mezcla de emoción y angustia que sentí cuando hice ese viaje que sin duda me marcó para toda la vida.
En esa misma estancia nezayorquence, comencé la lectura de una compilación de cuentos iberoamericanos. Me viene a la memoria una noche en un desolado andén de metro en Queens en el cual yo era la única persona. Leía un cuento de Pablo Soler Frost mientras aguardaba el tren y escuchaba a lo lejos el monótono hip hop que escupía alguna grabadora ambulante.
Antes del fin de Sabato, me recuerda el trayecto en camión de Hamburgo a Amsterdam. Por razones de espacio en la mochila, fue el único libro que llevé a ese viaje y me arrepentí. Nada que ver con Héroes y tumbas.
Dos años después, el trayecto en tren de Florencia a Roma estuvo inundado no por metáforas de Dante y Petrarca sino por el desamparo ontológico de Dios en la tierra de José Revueltas.
En una librería de Madrid compré Futbol a sol y sombra de Galeano y empecé a leerlo el día de nuestro regreso a América, un día de San Isidro. La noche anterior, Carolina y yo agarramos en la Plaza Mayor la mayor de todas las juergas de nuestra larga historia juerguística y al empezar a leer a Galeano no podía con la cruda.
Por su nombre de Álvaro Uribe fue leída en un trayecto de Varadero a La Habana y auque la trama se desarrolla en la Ciudad de México y París, para mi tiene un sabor cubano.
En fin, definitivamente son minoría los libros que he leído sentado en la sala de mi casa con una copa de Casillero en la mano.

Sueños lectófilos

De la misma forma que practico el turismo futbolístico y al lugar que viajo acudo a ver al equipo de casa, debo empezar a concretar mis sueños de turismo lectófilo. Desde hace un buen rato sueño con estar en una taberna de Dublín bebiendo una cerveza Guiness con el Ulises de Joyce sobre la barra.
Sueño con estar en la Avenida Nevski de San Petersburgo leyendo el cuento de Gogol del mismo nombre, ir a la Rambla de Montevideo con la Tregua de Benedetti o sentarme a orillas del Sena y leer Rayuela (he estado un par de veces en París y no fui para llevarme a Cortazar. Leí Rayuela en un entorno harto distinto, la diminuta población de Zaragoza Nuevo León)
Leer El extranjero en una playa de Argelia o el Quijote en Albacete y Argamacilla. Sentarme en una banca de Praga con La vida está en otra parte o La broma del buen Milan o en un Pub de Edimburgo leyendo a Welsh (cuando fui a Edimburgo todavía no descubría al autor de Trainspotting)
Sí, para que no se me ofendan mis compañeros sinaloenses voy a leer a Elmer Mendoza algún día en una cantina de Culiacán mientras bebo una Pacífico aunque Pérez Reverte lo hizo, se inspiró y le salió un bodrio de novela.
En fin, si hay algo que hace que la vida valga la pena ser vivida es la certeza de que siempre habrá un nuevo libro para leer y una ciudad desconocida para visitar.


Novela negra azabache

Compré la nueva novela del escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya. Una pluma perturbadora la suya. Leer a Cas-tellanos te pone, ¿como diablos decirlo? Muy acá es la palabra indicada.
Al salvadoreño lo encontré al azar. Adquirí Arma en el hombre por pura intuición y el libro me pasó de sobre manera. Una novela negra azabache. Después leí Baile con serpientes, que en realidad es anterior al Arma, pero en México se publicó des-pués. Tampoco me defraudó. También leí su célebre cuento El gran masturbador. Esta nueva entrega, que aún se encuentra envuelta en plástico, pinta de lo más hard core. Tengo la intuición de que no me defraudará.


Idus de marzo

Hay frases, símbolos, figuras que me gustan. Idus de marzo es una de ellas. Cuídate de las Idus de marzo le dijo el oráculo a Julio César. En la calenda greco- romana, las Idus eran la mitad de ciertos meses del año, no recuerdco cuales (en mi Diccionario de Mitología viene) El caso es que el 15 de marzo del año 44 antes de Jesucristo, Cayo Julio César fue apuñalado en la sede del Senado.
Idus de marzo es un título muy socorrido. Hasta Iron Maiden tiene una rola instrumental con ese título en el álbum Killers y el pedante de Enrique Krauze tituló así un artículo sobre la muerte de Colosio. Idus de marzo ha sido un título copmpulsivo para mi. No les extrañe que el sábado arroje algún aborto literario con ese nombre.

Juntitis aguda

En mi trabajo siempre estamos en junta. Desde que este periódico era solo un proyecto sin nombre hasta esta mañana nos la hemos pasado “juntos”. Viéndonos las caras, generando tormentas de ideas sobre reportajes, temas, entrevistas y pociones mágicas que nos harán circular más que el Ne York Times. Dedicamos unas cuatro horas para planear, tres minutos para eje-cutar los planes y luego reservamos otras cuatro horas para echarnos en cara los planes no cumplidos. El resto del tiempo, si es que queda algo, es para bloguear. Así es esto, así ha sido y así será. Los martes, los malditos martes son la absoluta alta mar de entre semana.

Monday, March 10, 2003


De las últimas cosas

Ayer terminé la lectura de El país de las últimas cosas de Paul Auster. Un libro angustiante, capaz de crear atmósfera. Imagi-naba que Auster era solo novela negra, pero este libro por momentos tiene hasta ciertos toques, muy leves, que me recuerdan a Bellatin.
Como concepto, la ciudad sin nombre de Auster me encanta. La idea de ciudades caos, que yacen al borde el abismo siempre me seduce. Me gusta la idea de una ciudad como enfermo terminal. Algunas veces la he manejado. Una ciudad extinción, como lo es cualquier ciudad del mundo para determinados seres.


Boda relámpago

Mi compañera Karina Paredes ha dado un par de grandes sorpresas en los últimos días. La primera, su regreso a Tijuana y a su puesto en Frontera. La segunda, el abandono de su soltería. Karina se casó el miércoles sin decir agua va, frente la barda de Playas de Tijuana. En verdad me dio mucho gusto saberlo.
Lo espontáneo ha muerto en las bodas. La planeación y el exceso de invitados matan cualquier resquicio sentimental. Hoy en día, las únicas bodas relámpago son por embarazo. Las demás representan una de las ceremonias sociales más ahuevantes de la clase media. Carolina y yo también nos casamos muy rápidamente y nuestra boda sorprendió a muchos. Por fortuna nos ca-samos en Tijuana y poca, muy poca gente de Monterrey acudió a la fiesta. Mucho mejor. Ninguno de los dos somos devotos de los compromisos multifamiliares. Por eso me gustan las bodas sorpresa. Que mierda es planear un evento durante años, tirar la casa por la ventana y poner la mejor sonrisa para la foto de Sociales. Las bodas relámpago aseguran matrimonios prósperos. Lo dice la voz de la experiencia.


Cine argentino

Anoche vimos una traumante película argentina llamada Perros de la noche. Por el vestuario y los escenarios deduzco que debe ser de principios de los 80. Contemporánea del Milusos y Adiós Lagunilla. Aún así su temática era fuerte. Ello me hace pensar que necesariamente debe haberse realizado después de la caída de la dictadura en 1983.
El tema es crudo y aunque muchas actuaciones y locaciones son malas, es una película psicológicamente fuerte que conteine demasiadas escenas de desnudos y violencia sexual explícita, muy cruda para la época en que fue filmada.
Hace 10 años, vi una película argentina llamada simplemente Sur. Aunque no soy afecto al cine, es de las películas que más me ha impactado.


Siguen las kunderencias

La inmortalidad

"La inmortalidad es una ilusión ridícula, una palabra vacía, un viento atrapado en una red de mariposas, si la comparamos con la belleza del álamo al que el hombre cansado mira desde la ventana. Al cansado anciano la inmortalidad ya no le interesa en absoluto"

Arte e historia

"A mi entender, las grandes obras sólo pueden nacer dentro de la historia de su arte y participando dentro de esta historia. En el interior de la historia es donde puede captarse lo que es nuevo y lo que es repetitivo, lo que es descubrimiento y lo que es imitación, dicho de otra manera, en el interior de la historia es donde una obra puede existir como valor que puede discernirse y apreciarse. Nada me parece, pues, más espantoso para el arte que la caída fuera de su historia, porque es la caída en un caos en el que los valores estéticos ya no son perceptibles"

De secretos y escatología

¿Qué es un secreto íntimo? ¿Será ahí donde reside lo más individual, lo más original, lo más misterioso de un ser humano?"..."No. Es secreto lo más corriente, lo más trivial, lo más repetitivo y común a todos: el cuerpo y sus necesidades, sus enfermedades, sus manías, el estreñimiento, por ejemplo, o la menstruación. Si ocultamos púdicamente esas intimidades no es porque sean tan personales , sino, por el contrario, porque son lamentablemente impersonales."


Sobre Kundera, Nietzsche y el Eterno retorno

Que conste: La conciencia del Etreno retorno me llegó por vía kunderiana y no nietzschiana. No hay que olvidar que el primer párrafo de una obra como La Insoportable levedad del ser comienza refiriéndose a este concepto.

""Einmal ist keinmal". Lo que solo ocurre una vez es como si no ocurriera nunca. Si el hombre solo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto."

"Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht). Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad."


Dice Milan Kundera que...

Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. Luchar por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se reescriben las biografías y la historia-

Escribimos libros porque nuestros hijos no se interesan por nosotros. Nos dirigimos a un mundo anónimo porque nuestra mujer se tapa los oídos cuando le hablamos"

Para liquidar a las naciones -decía Hübl-, lo primero que se hace es quitarles la memoria. Se destruyen sus libros, su cultura, su historia. Y luego viene alguien y les escribe otros libros, les da otra cultura y les inventa otra historia. Entonces la nación comienza lentamente a olvidar lo que es y lo que ha sido. y el mundo circundante lo olvida aún mucho antes."


Suecia y Finlandia
Alguna vez he dicho que Suecia es por mucho el país cuyo censo arroja más bandas de metal por habitante. Desde princi-pios de los 90, con el nacimiento de la gran familia del sonido Gothenbörgh y sus primos de Estocolmo, Suecia se transformó en tierra fértil de bandas de lo más innovadoras. De los legendarios At the Gates y Entombed nacieron miles de hijitos. Desde los grandes guardianes de la escena como In Flames y Dark Tranquility, hasta un opus como Therion, una caja de sorpresas como Tiamat, un culto al heavy en su estado más puro como Hamerfall, Nocturnal Rites y DreamEvil, un black brutal como Dark Funeral y Dissection. Cada día que abro las páginas de Century Media y Nuclear Blast hay nuevos lanzamientos de Suecia.
Pero Finlandia le está haciendo la competencia. En los últimos tres años los fineses (o finlandeses, según prefiera) pueden presumir ser el semillero de bandas y proyectos revolucionarios muy interesantes.
A principios de la pasada década, bandas ultrabrutales y blasfemas como Beherit, Impaled Nazarene ( a esos los vi en Monterrey) y Lord Belial pusieron en alto el nombre de Finlandia. Al mismo tiempo maestros de la guitarra como Stratova-rius (posiblemente la banda más conocida de esas tierras) empezaban a girar por todo el mundo, mientras los ya legendarios Sentenced apostaban por mejorar el sonido sueco, los melódicos Amorphis ponían un toque de dulzura y unos músicos de conservatorio, llamados Apolayptica, demostraban lo bien que saben tocar himnos metaleros con violines y cellos.
De los últimos cinco años para atrás las bandas siguen brotando como hongos: La soprano de Nightwish, los rocanroleros de Lullacry, los heavys de Sonata Ártica, los blackmetaleros industrializados de And Ocenas, los mega chingones Children of Bodom y Sinergy. En fin. Helsinky es al metal lo que Tijuana a Nortec y lo que Monterrey a la malograda avanzada regia. ¿Porque chingados está tan lejos?


Reflexiones en torno a un Cerote que abandonó la izquierda

Es muy sano llegar a los conciertos con expectativas bajas. De esta manera, se obtiene por lo menos un antídoto contra la absoluta decepción y en algunos casos el saldo es favorable. Ese fue mi caso al salir del Auditorio Tijuana el sábado por la noche. Pese a mis críticas previas, el concierto de Cerati me gustó.
Carolina y yo llegamos por ahí de las 7:15 inmersos en un crepuscular estado oscilante entre la cruda que no se decidía a abandonarnos y las nuevas chelas que no acertaban a colocarse en el sistema neurotransmisor. Preferimos verlo sentados y agarramos un buen sitio.
Anticipaba que el músico argentino nos iba a recetar completito su nuevo disco y efectivamente así lo hizo. Cayó en el pecado de creer que la tortilla de más arriba es la más sabrosa, cuando las de en medio suelen estar más calientitas. Antes del concierto yo solo había escuchado Cosas imposibles y no se me hacía ninguna maravilla.
Pero hay que reconocerlo, las rolas me empezaron a agradar bastante. Me hicieron click y dije, “bueno pues no es tan Cerote a la izquierda su nuevo disco”. Esperaba más bocanadas, pero el Cerote fue tacaño. Solo Engaña y el imprescindible Puente. En contra parte, recompensó con cuatro sodazos, más de lo que yo esperaba, dos de ellos de viejísima escuela como Danza Rota y Sobredósis de Tv.
Lo mejor de todo fue que el buen Cerote tuvo a bien despedirse con Colores santos, tal vez mi rola preferida de su carrera como solista. Eso contribuyó a que al final mi sabor de boca fuera bueno.
La gente me había hablado del malísimo sonido del Auditorio y efectivamente, los rebotazos de la bocina me sonaban como pelota de basquet arrojada con fuerza contra una pared. Pero yo no soy un maniaco del sonido y pa que es más que la pura verdad, me valió un carajo la ausencia de alta fidelidad que por lo demás ni siquiera esperaba.
No hubo reventón after concert para nosotros. Traíamos mucha resaca del viernes así que apenas concluyó Colores santos, corrimos escaleras arriba y salimos por un lado del auditorio rumbo al estacionamiento. Pensé que la salida iba a ser un atas-cadero, pero antes de 20 minutos ya estábamos en casa.
Además en lo que respecta a mi, el Cerote cumplió su objetivo comercial. Su estrategia de mercadotecnia determinó que debía ir a Tijuana a promocionar su nuevo álbum, porque ahí se venderían boletos como pan caliente, promocionaría su nue-vo disco y lograría que la gente lo escuchara y lo comprara.
Visto de esa forma, el Cerote puede presumir misión cumplida con el ciudadano Daniel Salinas. Consiguió ser un gancho suficiente para motivarlo a comprar dos boletos y que acudiera al concierto, se tomara cuatro chelas, medio cantara las can-ciones que se sabía y por si fuera poco, ahí va el consumista Daniel al otro día, tarjeta en mano a la Comercial de Playas para comprarse el Siempre es hoy. Cerote puede estar bien contento. Me vendió el paquete completito. Sin ser fan, fui un cliente modelo.
Además, debo reconocer que el disco me agradó bastante. Las críticas malas que he escuchado me parecen infundadas. No podría decir que es inferior a Bocanada, simplemente es diferente. Bastante agradable. Pasamos la tarde en Rosarito en casa de mis suegros entre carne asada, cervezas frías y más de tres horas rolas ceratianas que se combinaron con el gran triunfo de mis Tigres contra los Rayos hidrocálidos. Al final de las cosas, debo decirle con toda honestidad al Cerote:_ “Gracias por venir” .


Tristes aniversarios

Hoy, hace 15 años, fui expulsado del Liceo Anglo Francés de Monterrey. Yo tenía 13 años y cursaba segundo de secunda-ria.
Decían que mi mala conducta era incurable, que era un reincidente compulsivo y me echaron fuera, así como así. Les valió madre que llevara siete años estudiando en esa escuela y que haya sido uno de los alumnos de la generación fundadora en 1981. Fue un golpe duro. Si todavía no era un adolescente problema, la expulsión me dio el empujón definitivo para serlo.
Casi todos los amigos de mi infancia y temprana adolescencia fueron compañeros del Liceo. Por lo tanto sería un pleonas-mo afirmar que casi todos los amigos de mi infancia y temprana adolescencia son un atajo de regios burgueses espantosamen-te aburridos y mojigatos.
En su momento eran mis únicos amigos y la pasaba bien con ellos, pero hoy a la distancia puedo asegurar que de haber po-dido escoger, me hubiera gustado mucho más crecer en otro ambiente. Por fortuna me exorcicé a tiempo. En parte la expulsión me ayudó. También la emigración a la Ciudad de México ese mismo año. Inicio un proceso intensivo de desaburgesamiento que me fue de mucho provecho. Pero la expulsión del Liceo fue una maldita injusticia. Y no, aún no la he perdonado. STILL SCREAMING FOR VENGANCE-

Un 9 de marzo de 1985 murió mi abuela. Hasta la fecha, es la única muerte que he llorado en mi vida. En verdad me dio tristeza. A lo largo de mi vida, en mi núcleo familiar y entre los distintos grupos de amigos ha habido muy pocas muertes que lamentar. De cualquier manera, la de mi abuela es la única que recuerdo y la única que me hizo llorar en serio. Las demás me han dejado indiferente.
Ella nació en Malaga en 1926, pasó los tres años de la Guerra Civil del 36 oculta en un cerro y en los últimos años de su vida hizo feliz mi infancia.
Y sí, el Eterno Retorno existe. Ahora mi familia busca retornar a la Madre Patria y hacer la ruta inversa de mi abuela. Mi madre y cuatro de mis tíos han obtenido la nacionalidad española. Yo no puedo. Debo por lo menos trabajar un año allá, pero eso es un círculo vicioso. Lo más fácil del mundo sería ir a estudiar una maestría en lo que sea y pasar un año comiendo jamón serrano mientras aguardo mi pasaporte comunitario, pero el tiempo como estudiante no cuenta. Mi primo Héctor ya estuvo y no se lo valieron
Yo he estado un par de veces en España, pero nunca he ido a Malaga a visitar la que fue la casa de mi abuela. Me gustaría ir, siento la necesidad de ir.