Eterno Retorno

Friday, November 14, 2003

Sobre putas y barras libres

Nunca en mi vida he cogido con una puta y como dijo Don Teofilito...ni cogeré. Las putas son un producto necesario para los seres poco agraciados físicamente o carentes de auto estima y seguridad. Seres tan jodidos que no son capaces de tener sexo con alguien por sus propios méritos y recurren a su cartera para pagar por un cuerpo que sin duda sentirá asco por ellos. Las putas y su ambiente me desagradan. Rara vez he ido a un table.
En Tijuana concretamente solo una y fue para hacer un reportaje. Pero ello no implica que yo esté en contra de la existencia de casas de masaje o tugurios coahuileros. Al contrario, toda sociedad ne-cesita de ellos. Queramos o no, toda ciudad tiene que tener un elevado porcentaje poblacional de feos y acomplejados que necesitan saciarse con putas. Claro, me gustaría que la Coahuila fuera tan creativa como las calles aledañas a la Damrack de Amsterdam o al Reperbham de Hamburgo. Me gustaría que hubiera tiendas de sado y teatros. Eso es creatividad, no la monotonía del table. Pero bueno, si a los jodidos caballeros les gustan gordas, allá ellos. Yo sí puedo decir de esta agua o beberé. Jamás he pagado ni pagaré por sexo.
Pero por mí que broten las salas de masaje, no me estorban en lo más mínimo. Escribo esto solo para expiarme por la nota de típico corte moralista que firmo hoy en la portada de este periódico. A mi no me importa que pululen congales y tampoco me importa que los antros tengan barra libre las 24 horas y que le pongan alcohol del 96 a las bebidas en lugar de Absolut. Que brote el alcohol y la pute-ría. Son necesarios para mantener la psyque de la ciudad ¿Qué sería Tijuana sin ellos? A mi no me es-torban en nada. Por lo demás, le doy toda la razón a PG Beas en su crítica contra nuestras mojigatas notas anti alcohol. Y aprovecho este espacio para lavar públicamente mis culpas y reiterar que por mis venas no corre sangre mojigata ni retrógrada.