Eterno Retorno

Friday, June 27, 2003

Paty Boo y Angel Ruiz ya conocen el gran secreto de los alquimistas. Ellos ya saben como poner acentos en el nuevo blogger. Yo aun no lo se. Tendran que revelarme la formula pronto, pues aunque no soy un purista de la lengua, tengo un minimo de respeto por el castellano y me desespera escribir de esta horrible manera.



Hace un rato, mientras sufria con el trafico y el sol del mediodia, venía escuchando el Stained class de Judas Priest. Hacia un buen rato que no escuchaba la rola Better by you, better than me, que supuestamente motivo al suicidio a un par de mocosos en Estados Unidos lo que provocó que los integrantes de Judas tuvieran que ir a corte por ahí de 1987.
A los grupos metaleros siempre les pasan las facturas de los suicidios de adolescentes chaquetos. A Ozzy le paso lo mismo con Suicide solution. Un puberto se disparó un plomazo mientras escuchaba la rola en los audifonos. Por supuesto demandaron a Mister Osbourne y su fama crecio. A Slayer tambien le quisieron echar la culpa por el un asesinato de un quinceañero a manos de unos compañeritos de escuela, solo porque media hora antes de cometer el crimen estaban oyendo Angel of death.
Me quede pensando en aquello que escribio Angel sobre su amigo metalero el Cabage, quien se aventó a las ruedas de una troca, llevándose consigo a los Infiernos a un par de gemelitas.
Me imagino que si algun periodista mojigato se hubiera enterado de los discos que tenia el Cabage en su casa, sin duda le hubiera echado la culpa de su muerte al metal. Ahi estarian los pavos de Dios diciendo que el Beyond the gates de Possesed
o el Megatherion de Celtic Frost (por cierto excelentes discos) ordenaron al Cabage tirarse bajos las ruedas de la troca.
No creo que una combinacion de notas musciales tenga el poder para llevarte a al suicidio, aunque el poder de autosugestion puede ser enorme. No hay que olvidar que muchos jovenes romanticos alemanes del Siglo XVIII se quitaron la vida luego de leer al Joven Werther. Goethe, al igual que los metaleros, orillo a los adolescentes de su tiempo a darse matarile. No sería descartable que alguien considere la posibilidad de ahorcarse o darse un tiro despues de leer El Desbarrancadero o Rambla paralela de Fernando Vallejo o acaso Extincion de Thomas Bernhard. Aun asi creo que un libro o una cancion no seran quienes te empujen a quitarte la vida. La vena suicida es algo que se tiene de nacimiento y se lleva siempre como un tatuaje. No tienes que estar deprimido ni padecer un gran problema para ser un suicida. Tu vida no necesariamente debe ser infeliz ni significa que pases las horas ahogado en un mar de lagrimas. Y sin embargo eres un suicida en potencia como Harry Haller, que por cierto nunca se suicido. Pienso en el personaje principal de Tren nocturno de Martin Amis, una chica bella y feliz que un día, sin decir agua va, decide suicidarse. O en Alejandra Olmos de Héroes y Tumbas de Sabato, quien al igual que los iranies de Paris decidio morir inmolada. Que huevos para quemarse vivo.

Por lo pronto, aqui les va algo mas de suicidios...sin acentos



Pasos de Gutenberg
Suicidios ejemplares
Enrique Vila Matas
Editorial Anagrama
Por Daniel Salinas Basave


“Plantearse escribir es adentrarse en un espacio peligroso, porque se entra en un oscuro tunel sin final, porque jamás se llega a la satisfaccion plena, nunca se llega a escribir la obra perfecta o genial, y eso produce la más grande de las desazones. Antes se aprende a morir que a escribir”, afirma el narrador catalan Enrique Vila Matas.
Encasillar en un genero a este amante de la literatura sería una tarea dificil por no decir un sacrilegio. ¿Que escribe Vila Matas? ¿Cuentos? ¿Testimonios autobiograficos? ¿Novelas en clave? Vila Matas es en si mismo un acertijo.
Su libro Suicidios ejemplares no es su trabajo más conocido, aunque representa una piedra angular para comprender la obra de este narrador nacido en Barcelona en 1948.
Suicidios ejemplares está constituido por una serie de relatos o pasajes que giran en torno a un mismo tema: el misterio o el viaje interior de un hombre que decide quitarse la vida.
Aunque el título puede echar a volar la imaginación, el lector en ningún momento encontrará en estas páginas una condena o apología del suicidio.
Tampoco es una antología de suicidios célebres. En algunos casos el suicido es metafórico. En otros casos un simple misterio.
Un niño se entera un día de la muerte de padre de su compañero de escuela, quien a su vez pertenece a una familia de suicidas por vocación.
Un actor cómico que emula al Gordo y el Flaco busca en los escombros de su vieja residencia al fantasma de su alma gemela. Un campesino marroquí traza extraños grafitis por las ciudades como una forma de orientación en las calles.
Enrique Vila-Matas es autor de una extensa obra narrativa que ha sido traducida a once idiomas y que se ha situado en los últimos años entre los más importantes y originales escritores españoles. Entre sus creaciones literarias podemos citar Una casa para siempre (1988), Hijos sin hijos (1993), Lejos de Veracruz (1995), Extraña forma de vida (1997), El viaje vertical (1999) y Bartleby y compañía (2000). Entre sus artículos y ensayos literarios destacan El viajero más lento (1992), El traje de los domingos (1995) y Para acabar con los números redondos (1997).
En su libro “El viaje vertical”, que obtuvo el Premio Rómulo Gallegos, Vila Matas vuelve a profundizar en el hombre que al desplazarse de un lugar a otro, intenta desplazarse al interior de si mismo.
“Cuando se viaja con alguien siempre tiendes a mirar lo que te rodea con extrañeza, mientras que, cuando viajas solo, el ex-traño siempre eres tú”…, dice Vila Matas al empezar a contarnos la historia de Mayol.
Vila Matas se apoya en aquellas palabras del escritor argentino Adolfo Bioy Casares, cuando señala que “la inteligencia sirve para descubrir un agujerito para salir de una situación que nos tiene atrapados, saber salir de ese trance es la mayor utilidad de la inteligencia que se refleja en la literatura”.
Algo así nos refleja en El Mal de Montano, donde habla del el triunfo de la literatura, como si sólo a través de ella nos fuese posible pensar en la supervivencia o crear un sentido nuevo para la existencia propia.
Quien padece el Mal de Montano, “está tan enfermo de literatura que la ficción inicial acaba transformándose en una realidad cuando el autor decide convertirse en carne y hueso en la literatura misma, encarnarse en ella, transformarse en la memoria de la Biblioteca universal, entrar a formar parte de una sociedad secreta de conjurados contra los enemigos de lo literario”.
Definitivamente, hace mucho que Vila Matas padece este “mal” y desde su trinchera se ha transformado un defensor a ultranza de la de la literatura en su estado más puro.