Eterno Retorno

Wednesday, April 23, 2003


Historia del cumpleaños

Virginia Woolf me dejó pensando: ¿Como recordar lo que hiciste en un día X en la vida? ¿Como reconstruirlo? Un día ocupa en algún momento la absoluta universalidad del presente y con extrema facilidad se vuelve olvido. Pero nuestra cultura de consumo nos ha enseñado a maximizar el día en que cumplimos 365 días más en este Mundo. E indagando un poco en mi mente, me doy cuenta que recuerdo lo que he hecho en casi todos los abriles 21 de la historia. No importa si fueron reventones memorables o días de extrema tranquilidad. Uno, quiera o no, tiene extrema conciencia de su cumpleaños.
Aquí una pequeña bitácora histórica-

21 abril 1988- Una tregua de felicidad en medio de una difícil primavera. 41 días antes había sido expulsado del Liceo Anglo Francés. Festejé en el patio de la casa en turno (en ese entonces ubicada en Avenida Vasconcelos) con los fresiamigochos de la escuela de donde recién me habían corrido. Ya era entonces un adolescente problema y nada me hacía parecer un prototípico catorceañero regio.


21 de abril de 1989- Cinco meses antes me había ido a radicar a la Gran Tenochtitlán con mi familia. La idea me era repugnante. Luego entonces, mi regalo fue poder ir a Monterrey a celebrar con los chicos fresas del Liceo. Por la mañana me hice el primer hoyo de arete de mi vida que causó un escándalo en la familia. Por la noche fiesta en el jardín de casa de mi abuelo. Mi amigo Jordi se agarró a putazos con el novio en turno de mi prima. El viaje tan solo sirvió para sumar más puntos negros en mi ya de por sí oscura reputación.

21 de abril de 1990- Un año después, ya era feliz en la Gran Tenochtitlán. Pasé el día con mi amigo Carlos Macías y por la noche una pedilla adolescente en casa de Gaby Menéndez que fue rematada con un delicioso churro a la madrugada


21 abril 1991- Primavera del amor la de 1991. Una semana antes había empezado de novio con Carime. El día anterior Eskorbuto en Tlalnepantla. Mi camiseta de Suicidal Tendencies quedó en girones luego de slam con Cerebros destruidos. Al otro día a comer huitlacoche y carne tártara al Tras Lomita de Cuajimalpa. Un cumpleaños feliz


21de abril 1992- Sex, drugs, rock and roll. El primer semestre del 92 ha sido la época más atascada de mi vida. Nunca antes ni después emulé tanto a Sid Vicios como en esos meses. Luego entonces mi fiesta debía ser un ritual de atasque. Trabajaba entonces en discos Zorba Interlomas (mi primer trabajo en nómina) Fiesta en mi casa de Lomas del Olivo con los compañebrios del trabajo. Acabé peleando con mi amigo Federico por una putilla intrascendente. Mucho alcohol, mucha mota, mucho metal, mucho sexo. Eso fueron mis dulces 18.


21 de abril 1993- Guerra fría y recesión en mi retorno a Monterrey. Mi propósito de quedarme en México a estudiar en la UNAM había fracasado por falta de fondos. Me resignaba a volver a una aburrida y provinciana regiolandia. Un cumpleaños austero e insustancial, sobrio como pocos. Nada para recordar. Un 0-0 total.

21 de abril 1994- Examen final de Procesal Civil. Una sobredósis de café negro y catovit me mantuvo sin pegar un ojo la noche anterior. Por la mañana me vino a visitar Patricia y por consiguiente recibí mis 20 con delicioso maratoncito sexual. Por la tarde al examen que pasé sin problemas.

21 de abril 1995- Tengo idea que por la mañana acompañé a mis padres a un Club Hípico donde bebí unas cervezas. Por la noche en la alberca de casa de Patricia. Bebidas preparadas del Chez, unos tenis nuevos y mucho calor.

21 de abril 1996- La última fiesta en grande. El día coincidió con mi último examen de la carrera. Una sana fiesta políticamente correcta en el Deportivo Cemex con todos los recién graduados abogangsters. Aunque usted no lo crea, en ese entonces era amigo de mis compañebrios de escuela (siete años después no se nada de sus vidas) Incumplí mi promesa de cortarme el pelo al terminar la carrera y recibí cantidad de regalos. Dulces recuerdos de un gran año.


21 de abril 1997- Otra vez de regreso en Monterrey tras una temporada en Nueva Inglaterra y un ya emblemático mochilazo a Europa. Por la madrugada un ritual baño en las aguas azufrosas de Icamole. Los místicos y aletórios meses en que mis días transcurrían a lado de Jopy y Del Bosque. Por la noche una sencilla fiesta en casa y el primer orgasmo después de un ayuno de meses.

21 de abril 1998- Tener dinero en la tarjeta y cero responsabilidades, puede derivar en un pandemonio de excesos. No fue el caso de de este sano cumpleaños en que todo quedó en una sencilla cena nocturna. Por lo demás, fue significativo por ser el último cumpleaños que pasaría en la casa de mis padres y en la ciudad que me vio nacer. Mi hermano me regaló la camisa del Boca.

21 de abril 1999- La Ciudad de la Luz iluminó mi cuarto de siglo. Carolina y yo aterrizamos en París en la mañana del 21 de abril. Dos días antes me había despedido para siempre de Monterrey. Tiempo de cambios y decisiones. La Torre Eifel marcaba una cuenta regresiva de 455 días para llegar al cambio de milenio. Por la noche al Barrio Latino. Mucho vino y queso brie. Primer cumpleaños a lado de Carolina que por cierto me regaló la camiseta del Arsenal.

21 de abril 2000- Escapamos en improvisado y matadísimo viaje a San Francisco. Todo sea por celebrar de forma original. Caldo de almejas, panes deliciosos y un hotel de chinos un tanto tenebroso. Paseo por el Castro y Golden Gate Park, un vestido chino para Carolina y un paseo en bote a Alcatraz. También, de pilón, un corte de pelo.

21 de abril 2001- Primer cumpleaños que celebré en Tijuana. Ese día amanecí en San Diego a donde acudí a participar como ponente en un panel sobre narcotráfico con huéspedes colombianos de lujo. De regreso a casa por la noche, un pozole y buenos tragos de Jack Daniels. Carolina me regaló la camisa de Lazio.

21 de abril 2002- Una carne asada en la playa en pleno medio día de domingo. Deliciosas Heineken y mucha arena en los píes. Carolina me regaló la camisa de Leeds United.

21 de abril 2003- La noche anterior como un borracho de cantina cantando Piporro y Chavela Vargas en casa de mis suegros en Rosarito. Pese a mi notorio estado, me empeñé en volver manejando a Tijuana en la madrugada (confieso que nunca antes había manejado tan hasta la madre) Por la mañana a desayunar caldo de pescado al Terrazas Vallarta. Nueva rocola. A nadie más que a mi se me ocurre amenizar una palapa marisquera con música de Black Sabbath y Scorpions. Tres coronitas fueron mi primera bebida de los 29.Por la tarde a la playa el Vigía. Friazo absoluto y perritos juguetones. Carolina me regaló la nueva camisa del mejor equipo del mundo: Tigres Vengan los 30, no le stengo miedo-