Eterno Retorno

Monday, April 14, 2003


Citas de Vila Matas

Rara vez pongo palabras ajenas en Eterno retorno, pero estas reflexiones del catalán Enrique Vila- Matas están para saborearlas un rato y luego discutirlas.

“Me interesa un tipo de novela literaria que sea como un tapiz que se dispara en muchas direcciones y que elimina muchas fronteras entre los géneros y muchas fronteras entre la realidad y la ficción. Sólo me encuentro cómodo para narrar dentro de estas estructuras libres, estos artefactos conspiradores que me voy montando, como en el caso de Historia abreviada de la lite-ratura portátil, El mal de Montano, Bartleby y compañía... En esos espacios de libertad narrativa dentro de un orden (que yo mismo me impongo, inventando mis propios códigos, organizando mis propias reglas), soy capaz de cualquier cosa. Soy peligroso de verdad, ya ve. De todos modos, la literatura tiene, por motivos obvios, más futuro que yo”.

“Me quedo con esta definición de Marguerite Duras sobre la escritura (una cita que hará bien en sospechar que puede ser fal-sa, como gran parte de mis citas, pues muchas veces por timidez pongo, en nombre de otros, frases de las que no me atrevo a responsabilizar): "Escribir es tratar de saber qué escribiríamos si escribiéramos". Esta frase delata la fragilidad de todo escritor, pero también la fuerza, porque por muy débiles que parezcamos podemos ser peligrosos, si queremos”.


“No invento nada cuando digo que hay enemigos de lo literario, emisarios de la Nada. Todos están al servicio de las que son nuestra tiranías cotidianas: el trabajo, la familia, la política. Las tres, con sus tres lenguajes muy definidos, supervisadas por la inefable televisión. Los únicos mundos alternativos los ofrece la lectura de literatura, que es la única posibilidad que tenemos de acceder a mundos y lenguajes distintos de los que tratan de imponernos. No pienso que la literatura no pueda resultar peligrosa, todo lo contrario, aunque tampoco es cuestión ahora de vocearlo demasiado y que se den cuenta los cabrones que andan sueltos. Y en fin, en cualquier caso, hay que creer en la realidad de nuestra propia imaginación. Y también en nuestra pequeña locura de bolsillo en estos momentos de locura universal. Tratar de mantener abiertos los canales de comunicación entre los hombres. Frente a los que creen que la política sólo la pueden hacer ellos, creo que nuestro deber es hablar y escribir, pedir la palabra a cada minuto de nuestra vida. No me diga que esto no es algo peligroso”.

“Por otra parte, detesto a todos los que imitan o copian a la realidad empobreciéndola. Y por encima de todo amo la ficción. Tengo siempre muy en cuenta que la literatura es invención. Como decía Nabokov, "la ficción es ficción. Calificar un relato de historia verídica es un insulto al arte y la verdad. Todo gran escritor es un gran embaucador".


Lo que dice el autor de este blog sobre las teorías de Vila Matas:

¿Sabrá Vila Matas de la existencia del fenómeno blog? ¿Como juzgará a esta nueva forma de desafiar el espectro ágrafo?
Deduzco que le interesaría. El blog si que es un desafío a los convencionalismos de la literatura.
Por otra parte, esta moda (porque estoy convencido que toda vanguardia o tendencia es una vil moda) de la sopa autobiográfi-ca, ensayística, reflexiva, pachequil y ( si sobra espacio en el papel) ficticia, puede dar lugar a bodrios egocéntricos o abortos megalómanos. No es el caso de Vila Matas por supuesto, un escritor al que respeto en demasía. El problema es que la muerte de la novela convencional, en el sentido en que la entendían Dumas, Balzac y Flaubert, puede dar lugar al engendro sistemático de productos con una fecha de caducidad inmediata. Como ya he mencionado en anteriores posts, es manía común de vanguardistas y teorréicos otorgar certificados de defunción o de caducidad a ciertas formas de hacer literatura. Formas breves de Ricardo Piglia, Negra espalda del tiempo de Javier Marías o Llamadas telefónicas de Roberto Bolaño, son ejemplos excelentes de esta forma de ensayo autobiográfico tan en boga. Aunque en otro estilo, las irreverentes novelas de Fernando Vallejo respetan el canon. Nada nuevo bajo el sol por cierto. Sergio Pitol ya había hecho lo propio años antes. Por lo demás, aunque Formas breves me parece un gran texto, de Piglia me quedo con Plata quemada, una novela fuera de serie, que sin ser convencionalmente policíaca o periodística, no puede inscribirse en estos géneros de manía autobiográfica. De Marías, un escritor a mi juicio sobrevalorado, me quedo con Todas las almas (novela a la que está dedicado el ensayo Negra espalda del tiempo). En resumen: Están bien estos experimentos de ensayo autobiográfico y si son tratado con maestría, como lo hace Piglia, el resultado es exquisito. Pero de ahí a decir que son el futuro de la literatura, hay un largo trecho.
Por lo demás, me parece loable la cruzada de Vila Matas contra la mentalidad alfaguariana de las letras y contra el contagio del efecto Pérez Reverte. También es de aplaudir su reconocimiento a la horda de los Bartlebys que infestamos el mundo.