Eterno Retorno

Monday, February 10, 2003

Caigo en la cuenta de que yo rara vez escribo mi nombre y no mucha gente me llama por él. En el medio periodístico se estila más el apellido y los que no me dicen Salinas (en Monterrey me decían Basave), se refieren a mi con el ordinario y genérico “güero”.
Yo mismo no pienso en mí con mi nombre. Tal vez porque en hebreo significa Dios es mi juzgador. ¿Hay una mayor mentada de madre para un ateo como yo? En el nombre llevo mi lastre. Dios me juzga y me juzgará por siempre. ¿Y por que crimen he de ser juzgado yo por Diosito? Muy fácil. Estoy acusado de ser un deicida.