Eterno Retorno

Monday, January 20, 2003


Pensamientos lodosos

Tal vez a Yepez le interese este pensamiento del insigne filósofo Benito Torrentera: “Al ensayo le sucede lo que al sexo en estos tiempos: le resulta imposible quedarse quieto en su cama. Resbaladizos ambos, ensayo y sexo, son inmunes al género. Ya no vemos lesbianas ni maricones, ni machos ni hembras, sino todo a la vez, el sexo se cae de la cama todas las noches, cambia con el clima, la velocidad de la licuadora o la intensidad de la noche. El ensayo es por antonomasia un transgresor de género”.
Este Don Benito es un antihéroe de aquellos. Sería el superlativo de lo que la cultura gringa considera un loser. Una prototípica aberración de surgida y enquistada en las abruptas profundidades de la burocracia universitaria. Uno de los personajes más logrados de Fandanelli. Por lo menos más crudo, realista, simpático y menos pretencioso que los personajes de Clarisa ya tiene un muerto. Apenas llevo una cuarta parte de Lodo y ya me atrevo a recomendar el libro. Fandanelli nunca me decepciona, aunque su nivel es muy oscilante.
La semana pasada me fleté un librito llamado Habana Club del tapatío Eugenio Partida. Un relato de viaje que fue de más a menos. Un librito de prototípicos y a medias autobiográficos viajes a cinco lugares distintos del mundo. Las historias sobre Cuba y sobre todo la de Tijuana, son pésimas, pero con Alaska se recuperó un poco, con Lisboa empató el marcador y con Marruecos, sin duda la mejor historia, acabó con saldo a favor, sin llegar a ser tampoco un librazo de cepa.
Por cierto que el texto sobre Tijuana ya lo había leído en una Tierra Adentro bajo el título de Sinaloa Cowboys, con ciertas modificaciones de estructura que lo hacían un poco menos malo que el publicado en el libro. Por lo demás, me parece el típico puetastro con ambiciones de maldito para quien Tijuana es solo Coahuila y la Revolución y muy mal observador por cierto, pues el pobre ubica la Calle Ocho en la Zona Norte. De cualquier manera, no es mal libro.
Definitivo. Los fines de semana no son para escribir bloggs. Los fines de semana son para un titipuchal de cosas, pero to-das aquellas que tienen que ver con esta suerte de confesionario voyerista se van a la mierda. Ya habrá tiempo.