Eterno Retorno

Monday, January 20, 2003


Cuentos no nacidos

Es lo bueno de hacer reportajes especiales. Uno no está con el cronómetro del cierre en la mano y me he puesto a escribir las primeras líneas de La princesa rusa, un texto que se había negado a nacer y que concebí desde el momento en que acudí al desayuno en el que anunciaron la campaña de canje de armas de fuego por vales de despensa. El texto es un monólogo y es-pero que no resulte demasiado cansado. Por lo demás ojalá que lo termine pronto. Es mejor terminar pronto y después acuchi-llar que no terminar nunca por pasarme la vida acuchillando. Después nacerá otro cuentucho para incluirse en la inagotable serie de Odiando a Dios en Tijuana. El cuento en cuestión se llama La cobija y aúno no me decido entre la primera persona o el narrador todo poderoso y balzaquiano que tanto odia Vallejo. DSB